Capítulo 31

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Anthony:

Al sumergirme dentro de las inquietantes aguas, el collar se activó como si se tratase de una especie de talismán. Mi cuerpo se rodeó de una ligera luz violeta que me permitía ver en aquella alarmante oscuridad.

No podía divisar a Lysander, así que comencé a descender en la oscuridad. ‹‹ Lysander, ¿dónde estás?›› me pregunté desesperado. Luego de un tiempo, el agua extrañamente volvió a aclararse. Asimismo, comencé a escuchar leves susurros y gemidos. Preocupado, nadé con más fuerza, hasta finamente encontrar a Lysander. Lucía tan pálido, tan marchito... Se hallaba a menos de 5 metros, así que no quise suponer nada hasta verlo de cerca.

Me acerqué a él, y pude ver con más detalle la escalofriante escena. Alrededor de Lysander, diez espectros consumían su vida lentamente. Enojado, me dirigí hacia ellos con intenciones hostiles, sin embargo estos huyeron rápidamente al percibir el brillo morado. Miré mis manos sorprendido, aquel collar era sumamente poderoso.

Lysander emergía con divinidad. Incluso bajo el agua, no perdía su elegancia y esplendor. Seguía siendo "Su majestad". Toqué su cuello, y encontré su inconstante pulso. Débil, pero existente.

Sonreí para mis adentros y tomé sus mejillas.

—Lo siento—Dije acercándome a él—Sé que lo harás mejor que yo. Layla y Celine te necesitan, así que tienes que volver—El pulso de Lysander comenzó a frenarse y me percaté, de que Lysander había acabado sus reservas de oxígeno. Así que, acerqué mis labios a los suyos y le di mis pocas burbujas de oxigeno que me mantenían con vida—.

Luego, me quité el collar y lo puse alrededor de su cuello. Mi cuerpo dejó de resplandecer y sentí los efectos de la linfa: Mi cuerpo se adormeció de inmediato, y mis oídos atendían a amargos chillidos, que provocaban torturas en mi cerebro. Eran los espectros que venían a por mí. Así mismo, el efecto de la curación de Celine se había desvanecido, y tal como lo había advertido, mi herida sangró el doble de la original. Percibí el dolor en su mayor perfección. No obstante, me sentía satisfecho.

Por último, me entregué a la muerte, no sin antes ver la resplandeciente figura de Lysander surgir hacia la superficie.


Celine:

Esperaba impacientemente a orillas de la laguna, o como esos estúpidos la habían nombrado "Linfa de las Almas". Sus aguas me tentaron en distintas ocasiones para ingresar en ellas, no obstante las palabras de Anthony me detenían.

Anthony tenía razón, esperaba su regreso con impaciencia. A pesar de que Oraculum me hubiese recordado que las posibilidades eran mínimas. Anthony había dicho que Layla me necesitaba, pero él no sabía que todos lo necesitábamos a él.

Oraculum me acompañó durante un rato, pero su hermano se liberó y tuvieron que reanudar su batalla. El hermano de Oraculum me hizo pensar en mi enemiga, así que la miré de reojo: Seguía en la misma posición que la había dejado, pues aún seguía inconsciente. Pude matarla en aquel mismo instante, pero eso hubiese sido un acto de cobardía. Además, quería que ella me mirase a los ojos cuando le arrebatara su vida. Tal y como ella había me arrebatado la a mí.

Continué esperando en la orilla, hasta que finalmente surgió un cuerpo hasta la superficie. Era Lysander, que aun parecía estar desvanecido. Acerqué a Lysander hasta la superficie, con mucho cuidado de no tocar el agua y me recosté en su pecho.

Tendido en el piso, tomé su tensión y confirmé que aún seguía con vida. Suspiré aliviado, y las lágrimas amenazaron con caer de nuevo. Estaba tan contento de que Lysander hubiese regresado. Miré a la laguna con ilusión de ver a Anthony, pero Anthony nunca salió de allí.

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