Nada es seguro

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—P... Persona, ¿no crees que es demasiado para su primera misión? —cuestionó Nobara, algo preocupada por los chicos.

—Tranquila, princesa, no es para tanto. —Mun le sonrió con despreocupación, restándole importancia al asunto.

—Además, nosotros tenemos un as bajo la manga. —El tono arrogante de Yami y su sonrisa un tanto maniática provocaron desconfianza en sus compañeros.

—¿De qué hablan?

—A esto. —Una vez la "emo" dijo esas palabras, dio media vuelta, corriendo a la ventana y saltando por ella.

Los demás se exaltaron por ello, siendo que era un tercer piso y, por la forma en que se tiró, bueno sería que no se hubiese matado. Sin embargo, a los pocos segundos apareció la chica volando con ayuda de dos alas negras.

—¿Qué...?

Los demás la comenzaron a imitar, lanzándose por la ventana.

La siguiente en saltar fue Hikari, la cual obtuvo un par de alas color blancas con la parte superior azul cielo, la katana que antes había sacado permanecía en su mano derecha. Por parte de Mun, a ella le salieron unas alas plateadas con detalles azul oscuro, en su mano apareció un látigo. Taiyo tenía unas color anaranjado, además de que su cabello atado quedó suelto, dejando que ondeara libremente, a su espalda apareció un carcaj con varias flechas y en su mano un arco de gran tamaño.

Kuro dudó un poco, pero finalmente se lanzó mientras le salían unas alas rojas con negro. En su caso no apareció un arma, pues ella desde antes tenía un cinturón repleto de bolsillos con contenido misterioso.

Las siguientes fueron Nathali, Mikan y Natsuki. A la primera le salieron dos alas rosadas y un par de hachas en cada una de sus manos. A la tercera alas negras con morado. La castaña obtuvo alas de un tono marrón oscuro.

—¡Oh may fakin gay! —exclamó Hayate con impresión.

—No jodan, sólo faltó la musiquita, que nos pusiéramos a hacer pasos improvisados de baile y esto ya podría ser un anime de chicas mágicas —se quejó Natsuki, bufando al final.

—Vamos, tengo sueño —ordenó Hikari, ella estaba cerca de la ventana ya que Nobara quería acariciar sus alas y, por alguna razón que ni ella entendía, decidió cumplirle el capricho.

—¿Y tú qué haces? —preguntó, nuevamente, Hayate al albino, quien estaba cómodamente recostado en una pared.

—Desear que todos ardan en el infierno. —Del mismo modo que las chicas, el joven se lanzó por la ventana, a cada centímetro que estaba cerca de estrellarse contra el suelo, se iba transformando. Primero sus orejas se volvieron largas y llenas de pelo, sus uñas se alargaban y volvían filosas, sus manos se llenaban de pelos, sus dientes se hacían más grandes y sus ojos se volvían feroces.

Cayó al piso, golpeando su puño contra el mismo. Poco después, el chico albino dejó de verse, dando paso a un gran e imponente lobo blanco con fieros ojos azules. Este se sacudió tratando de quitarse la ropa que tenía encima.

Kuro se acercó a él y lo ayudó a quitarse las prendas, luego comenzó a doblar las prendas para llevárselas.

—Terminemos esto rápido —murmuró Mun mientras bostezaba, los demás asintieron, dirigiéndose a la entrada.

—¿Estarán bien? —preguntó Youichi colocándose al lado de Persona.

—Me preocupan más los de la AAO —admitió—. Pobres almas.

—¿Vas con la maestra Serina, no es así? —El mayor asintió apenas—. Te acompaño, quiero ver que tal les va.

—Entonces yo también voy —anunció Natsume, ganando la mirada de su profesor y "kohai".

Cuando los ángeles se vuelven diablos. [Gakuen Alice]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora