¿Qué diablos esta pasando?

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Ese día empezó con el desorden habitual de la clase E, con el único detalle de que esperaban ansiosos la llegada de Iinchou. ¿Porque extrañaban mucho a su presidente? Bueno, hay algo de eso, pero era más que nada porque traía regalos.

—¡Estoy harta! —exclamó Yami repentinamente, captando la atención de algunos—. ¿Cómo haces para ganar esta mierda? —preguntó a Jin, acercándose a él con consola en mano.

—Sólo usa alguna trampilla. —Le contesta algo aburrido.

La joven simplemente gimió con indignación.— ¡Yo soy una persona con honor! Nunca haría algo tan bajo, tan ilegal...

—Quemaste un bosque. —Le recordó Taiyo.

—Tiraste por las escaleras a una persona en silla de ruedas —rememoró Anna, todos asintieron con lástima.

—Mataste a una familia de patos. —Le recrimina Ruka con rencor.

—Casi matas a un bebé. —Esta vez fue Mikan, aún traumada por los recuerdos de ese día.

—Tienes el reconocimiento a la peor ciudadana —señaló Kitsuneme.

—Ignoras las reglas y las usas de papel higiénico —dijo Sumire.

—Pateaste al maestro de educación física... y tiene setenta y cinco años —balbuceó Nonoko.

—A tu lado Hitler parece una nenaza —molestó Jin, riendo.

—Al año eres la causa del veinticinco por ciento de las muertes de animales —comenta Kokoroyomi...

—Y causante del sesenta y cinco por ciento de extinción de especies. —Le sigue Hotaru, ambos señalando unas gráficas.

—Probablemente Satanás te tiene miedo —mencionó Natsume.

—En resumen...

—Eres la peor escoria —dijeron varios de la clase.

—Bien, bien, entendí el punto, soy un asco de ser humano y una criminal en potencia. —Todos asienten—. ¡Pero como gamer soy honrada y es por eso que haré trampa! —Luego de tanta diatriba, ella regresó a su juego para hacer lo dicho.

—Eres despreciable —recalcó Mikan.

De repente, el sonido de trompetas llamó la atención de todos, que notaron como una alfombra roja se expandía por el suelo, para su perplejidad. Yuu finalmente apareció por la puerta, algo confundido por la exagerada entrada.

A pesar de su desconcierto inicial, pronto se alegraron al ver de regreso a su compañero, sano y salvo.

—Hola de nuevo.

—¡Iinchou! —saludaron, acercándose a él.

—Me alegra que estés de nuevo con nosotros —exclamó Mikan, abrazándolo.

—¿Qué tal te fue? —preguntó Taiyo.

—Muy bien, y como prometí, traje algunos presentes —dijo, trayendo emoción entre sus compañeros.

—¡Cómo amo estos bombonetes! —chilló Mikan, probando los dulces que Iinchou le trajo.

—Por cierto, ¿dónde está Natsuki? —pregunta al no ver a la pelinegra, en sus manos tenía una caja de chocolates destinados a la joven.

Su pregunta fue como un balde de agua fría cayendo sobre todos, fue un momento bastante incómodo, para su confusión. Taiyo pronto le explicó la situación y sobre el estado actual desconocido de la chica.

—Ay no, ¿estará bien? —dudó, angustiado por su compañera.

—Ay, no jodan —se burló Yami luego de un rato—. Una vez se cayó de un quinto piso y estuvo tres días inconsciente, esto no es nada, estará bien y probablemente nos de un golpe a todos por estar de preocupones —aseguró, aunque lejos de calmar al grupo, provocó que todos la miren con sospecha—. ¡Yo no la tiré, idiotas!

Cuando los ángeles se vuelven diablos. [Gakuen Alice]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora