¡Vivo estoy!

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Un nuevo y normal día iniciaba en la academia, sobre todo en la clase E.

—¡Jin, dame ese maldito panqué! —ordenó Yami, apuntándole con un tubo.

—¡Nunca! —Se negó el chico, dándole una gran mordida al postre, provocando que Yami se lanzara contra él.

—¡Recen, hijos de puta! —exclamó Sumire, montada en el escritorio, apunto de tirarse sobre Kokoroyomi y Kitsuneme.

—¡Ayuda! —suplicó el par, que se abrazaban, mientras veían con terror a la chica.

—¡Candy, candy~! Candy, candy, candy~. Sweetie, sweetie~, girls love~. —Por su parte, Kobato cantaba saltando entre mesas, siendo coreada por varios de sus compañeros—. Chewing, chewing~, chewing, chewing, chewing~.

—¡Natsume, maldito pervertido! —gritó Mikan, lanzándole sus bolígrafos y libretas al mencionado, mientras Natsuki, Ruka y Usagi jugaban cartas resguardados bajo la mesa.

¿Por qué eres tan escandalosa? —Se quejó el agredido.

Sí, esas mañanas normales, pensó Jinno, que recién llegaba al aula E para dar su clase.

—¡Todos callénse y siéntense! —gritó, consiguiendo que el desorden parara y que todos volvieran a sus lugares como si nada—. Antes de empezar, me gustaría informarles que hoy no van a tener clase con Narumi.

Hubo un breve silencio en el grupo, mirándose unos a otros con cierta duda, al menos hasta que la voz de Natsuki resonó en el fondo.

—Desde que empezó esta historia no hemos tenido clases con él.

Aunque todos estaban confundidos por la parte de: "Desde que empezó esta historia...", asintieron de acuerdo a sus palabras. Las constantes ausencias de su profesor de lengua eran una característica distintiva de Narumi Anjou.

—Además, debido a los sucesos ocurridos con el ataque de la AAO, habrán algunas medidas de seguridad temporales hasta que se refuerce la barrera —informó, revisando en su tablero el acta que hace poco les hicieron llegar a los profesores—. Central town cerrará a las diez de la noche, se pondrán algunos vigilantes a los alrededores para asegurarse de que los alumnos no quieran pasarse de listos y escabullirse en la madrugada. Habrá severas sanciones a quienes estén luego de la medianoche fuera de los dormitorios —advirtió con una expresión severa, los chicos sonrieron tensos—. También se restringirá el acceso a la entrada de la academia, a menos que vayas acompañado de un docente.

Aunque todas esas restricciones sólo sirven para alumnos normales. Los de habilidad peligrosa nos jodemos —pensó Yami, que parecía no atender por estar con la consola.

—De momento esas son todas las importantes a destacar, Narumi deberá encargarse de informar el resto. —Una vez dicho, sacó su varita para darle una descarga a Yami, quien se quejó por haber perdido la partida.

—Entendido, profesor —respondió la clase, poco interesados en el tema.

Fuera de eso, el resto del día fue tranquilo para los alumnos... para ellos...

. . .

Mientras los chicos seguían con sus actividades académicas rutinarias, el director Yukihara permanecía en su oscura oficina, parado frente a la ventana mientras observaba hacia el exterior.

El cielo se hallaba nublado y la lluvia se precipitaba contra el suelo, algunas gotas chocaban contra el vidrio de la ventana, trayendo un sonido molesto.

Para muchos ese sería un día apagado en comparación al resto, pero para Kazumi era un día como cualquier otro, no había mucha diferencia entre un día soleado de uno lluvioso, no para alguien que vive encerrado todo el tiempo.

Cuando los ángeles se vuelven diablos. [Gakuen Alice]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora