Un hospital

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Los primeros rayos del sol se colaban por las pocas ventanas de la recepción, apuntando directamente a los rostros del grupo de chicos que se habían quedado toda la noche en el hospital en espera de noticias sobre sus amigos. Al principio Ruka se sentía un poco fuera de lugar rodeado de gente desconocida, pero debía admitir que si no fuese por ellos ahora estaría en su habitación muriendo de angustia. 

Poco después de que Natsuki le explicara sobre la misión a la que habían ido, pues Ruka ya sabía gracias a Natsume que Sakura y Akarui también eran de habilidad peligrosa, llegó toda la "pandilla" queriendo saber qué había pasado con la "estúpida impertinente de Mikan". 

Al inició se había sentido muy intimidado, después de todo estas personas eran gente fuerte y de cuidado como para estar en la misma clase que su amigo, pero en su mayoría actuaban demasiado despreocupados. Era obvio que estaban acostumbrados a un estilo de vida que no se podía imaginar.

—Oh, es Ruka-pyon —observó Yami, mirándolo con ese penetrante ojo fucsia—. ¿Qué hace el pequeño aquí?

Era verdad que era más alta, pero ser llamado "Pequeño" cuando se supone tienen la misma edad era raro.

—Fue una triste casualidad, Hyuuga también está hospitalizado —explicó Natsuki alejando a la del flequillo emo al notar la incomodidad de su compañero.

—¿El señor Hyuuga también? Qué infortunio —susurró Taiyo llevando una mano a su mejilla—. Espero que pronto se recupere.

—¿Qué hay de Mikan? ¿Qué tan grave es? —preguntó Kuro con angustia.

—Bueno... no estoy segura —admitió con un rostro frustrado—. Aún no nos dicen nada... Nathali, aún debemos ir con Persona a... —Cuando volteó a ver a la mencionada, se quedó congelada al verla sentada en una de las sillas con la mirada agachada y sollozando.

—Nath... —susurró Taiyo sentándose a su lado y abrazándola por los hombros.

Ruka no perdía ningún detalle de la situación: Pudo notar como Okami Shiro hablaba con la recepcionista, se veía hasta cierto punto tranquilo en comparación con las demás, que estaban muy inquietas; incluso en momentos como estos no perdía el temple, era realmente algo fuera de este mundo. Por otro lado estaba Kurosaki Nathali, con las no tan pocas ocasiones que la ha visto siempre pensó que era el tipo de persona que nada en la vida le importaba, siempre sonriendo y teniendo una actitud confiada y segura, haciendo bromas o molestando amistosamente a otros, pero ahora la veía teniendo un ataque de ansiedad intentando ser inútilmente consolada por sus amigas. 

Por otro lado, estaban ese par de chicas con las que no había tenido oportunidad de hablar, sabía que eran de un grado mayor y siempre las veía comer junto a sus nuevos compañeros, pero no sabía ni sus nombres.

—Buru Mun y Suta Hikari. —Se giró para ver al albino, quien venía de regreso—. Chicas, este es Ruka-pyon.

—Oh, la pareja de Tsuki —recordó la de pelo plateado analizando al joven—. Una duda, ¿por qué Ruka-pyon?

—Por esto. —Yami sacó del bolsillo de su pantalón un par de fotos del rubio en su escenita con el pollo gigante, aquello dejó a ambas chicas desconcertadas.

—¡Y... Yoru!, ¿¡de dónde sacaste eso!? —exigió saber el chico, su rostro se había puesto completamente rojo y ya salía humo de sus orejas.

—¿Qué no es obvio? Me las vendió Mini-genio.

—Maldita Imai...

—Eso no es lo importante —La emo se guardó las fotos en el bolsillo de su pantalón—. ¿Qué pasó? —preguntó al albino.

Cuando los ángeles se vuelven diablos. [Gakuen Alice]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora