Capítulo 31: Propuesta apresurada

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Mateo hizo lo que Lucía le pedía. Que se convirtiera en su mensajero, y le contara a Miguel y a Mercedes sobre el error que se había cometido. También le había dejado un celular para que se mantuviera en contacto con ella sin enfrentarse al miedo de que los descubrieran.

-¿Cómo está?- preguntó Mercedes desesperada por noticias.

-A ver señora- intentó calmarla Mateo- cálmese ya le voy a contar.

-¿Quieres que nos mantengamos con calma y con la cabeza fría después de enterarnos que nuestra hija no está muerta?¿quién crees que somos?- reclamó Miguel.

-Les voy a contar pero esperen un momento ¿si?- preguntó Mateo exasperado. Ellos asintieron- Lucía no murió en ese incidente, pero igual intentaron matarla. Cuando llevaba dos semanas en ese barrio de mala muerte donde estaba el hotel en que se hospedaba, la golpearon y le dispararon. Afortunadamente tenía encima el chaleco antibalas y fue lo que evitó su muerte.

-¿Por eso no regresó?- preguntó su padre angustiado.

-Por eso y por otras razones- inhaló y exhaló- los golpes que recibió fueron en la cabeza y sufrió una parálisis muscular leve y no le permitieron regresar hasta que estuviera completamente reestablecida.

Mercedes no pudo ocultar su preocupación pero cuando fue a hablar Mateo la detuvo.

-Para el señor Miguel le dejó esto...- sacó un sobre con dinero y se lo entregó.

-Nunca se olvida- comentó su madre con pesar.

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Lucía llegó a la casa de Jéssica. Ahí estaba viviendo Santiago porque había comenzado una relación con ella. Suena irónico pero es así. Antes de irse le había encargado que la protegiera de cualquier persona que le hiciera daño y esa persona era Raúl, además a Alina le caía muy bien Santiago, y no le tendría esa desconfianza. El caso es que una cosa llevó a la otra y terminaron los dos juntos.

Tocó el timbre de la casa de Jéssica y esperó un momento hasta que alguien saliera.

Jéssica se le quedó mirando durante unos segundos pero aunque lo intentaba no entendía de quien se trataba.

-Estoy buscando a Santiago Carvajal- imitó una voz para que Jéssica no la descubriera en plena calle.

-¿Para qué lo busca?- preguntó a la defensiva. Algo le decía a Lucía que Jéssica lo estaba celando. Eso quería decir que él le importaba.

-Necesito hablar con él sobre una cosa referente al juicio de Velásquez.

-¿Usted es la abogada?- Lucía asintió. Jéssica la miró de arriba a bajo- Luce muy... distinguida- comentó al fin. Lucía llevaba puesta una peluca roja como la que tenía cuando visitó a Mateo, unos shorts negros y una camisa blanca  un poco transparente dentro de ellos. Unos lentes negros de sol que olcutaban sus ojos, unos tacones color marfil y una cartera del mismo color.

-Si, una abogada debe lucir muy... distinguida. ¿Puedo pasar?- preguntó con una sonrisa inocente.

-Sssssi- respondió ella insegura.

Lucía la siguió hasta el interior de la casa. Y lo primero que vió fue a Santiago con Alina en brazos haciendo la tarea.

-La abogada dice que te vino a ver- le informó Jéssica.

-Ella no es la abogada- dijo Santiago nada mas verla.

-Si lo soy- respondió Lucía hablando con su verdera voz impactando a todos los presentes en esa casa, hasta Santiago que sabía que estaba viva, y que al parecer no le había contado nada a Jéssica.

Amor a prueba de balasWhere stories live. Discover now