Apoyo su mano en mi espalda y sentí un escalofrío recorrer mi cuerpo.
Pero no quería que la quite, por alguna razón su mano en mi espalda me daba seguridad.
Me sentía protegida.
- Explícame porque te dejo ayudarme, debería odiarte.- Le dije sin pensar cuando subimos al auto.
De hecho, hacia tres horas atrás que había dejado de pensar lo que hacia.
- ¿En donde vives?- Pregunto encendiendo el coche.
- Eres un afortunado por subirte a mi auto, nadie lo hace.
- ¿En donde vives?- Insistió.
Sabia que Juan Luis no quería hablar, solo quería dejarme en mi casa y largarse.
- En Walwerry Street, en el barrio privado.- Dije sin darle importancia y me recosté en el asiento.
Juan puso el auto en marcha y comenzamos el camino hasta mi casa. Mi vista se había nublado completamente y ya había olvidado por completo donde estaba y que sucedía.
- Llegamos.- Me informa Juan aparcando el auto frente a la gran mansión. Cerré los ojos con fuerza y me obligue a reincorporarme pero todo daba vueltas y dudaba si estaba despierta.
Abrí la puerta del auto y me lance hacia el camino de piedritas blancas.
Hice al menos diez pasos pero trastrabille y caí en falso. Golpee mi cabeza contra el suelo y mi vista se cegó completamente.
- ¿______? ¡Puedes oírme?.- Pregunto Juan pero sus preguntas retumbaban en mi cabeza. No podía moverme, ni pronunciar nada, estaba en un estado de coma consiente. Podía ver la imagen distorsionada de Juan desesperado tocándome y con la esperanza de hacer algo pero de a poco la imagen se iba borrando y a los segundos caí en un profundo sueño.
Cuando abro los ojos mi cabeza me duele y siento que un tren me arroyó. Casi no tengo parte del cuerpo que no me duela y la cabeza me da una y mil vueltas.
Parpadeo varias veces hasta que recupero la vista.
Entonces comprendo que estoy en una habitación completamente desconocida, intento recordar lo que sucedió anoche pero no obtengo repuesta. Mi cerebro está en blanco.
Me destapo rápidamente y noto que solo llevo una remera de hombre que me llega a los muslos. Debajo mi ropa interior. Salgo de la cama aún más confundida y abro la puerta de la habitación. El olor de las tostadas que proviene de la cocina me llega a la nariz al igual que un silbido de hombre también. Camino por el living de paredes blancas y un sillón color azul marino. Sigo el silbido y doblo a la izquierda, entrando a una pequeña cocina.
Mi corazón comienza a latir con fuerza al ver al "cocinero".
Juan Luis gira su vista y se encuentra con mi miserable cuerpo. No sonríe.
- Creí que no despertarías nunca más.- Silvió en su tasa café y se sentó en la mesa. Hizo un gesto con la mirada indicándome que me sentara. Corrí en puntitas hasta la mesa.
- ¿Qué hago aquí?.- Pregunte. Mire el desayuno y sentí como las nauseas aumentaban, estaba descompuesta y dolorida. No podía pensar en desayunar.
- Supuse que no recordarías nada.- Coloco azúcar a su café.- Principalmente, estas en mi casa, _______
- ¿Cómo llegue aquí?.- Seguí rápidamente.
- Anoche hubo una fiesta en casa de Amanda, eso fue lo que tú dijiste. Luego te encontré borracha vagando en la puerta de mi edificio, te pregunte que hacías aquí pero no supiste responder. Estabas borracha y no pude dejarte en la calle sola. Te hice pasar al departamento pero te desmayaste en el ascensor. Creí que lo correcto era que pasaras la noche aquí y que cuando te sientas bien te vayas.- Lo mire sorprendida.- No mal pienses te sigo detestando.
- ¿Qué día es?.- Pregunte tratando de recordar todo lo que había sucedido. Pero mi mente estaba en blanco, tenía una gran pared que no me dejaba avanzar hacia mis recuerdos.
- Martes y son las.- Miro su reloj.- 10:06 A.M.
- Básicamente me encontraste borracha en la calle sola y me hiciste pasar a tu apartamento. Me desmaye en el ascensor y me dejaste pasar la noche aquí.- Pase por alto el hecho de que me había cambiado de ropa.- He faltado al colegio y creo que me he dado un golpe en la cabeza.- Pase mi mano por donde tenía la herida.
- Te has golpeado en el ascensor.- Informo.
Había algo que no concordaba, sabía que Juan estaba omitiendo una parte de la historia.
cuarenta y cinco minutos después me encontraba estacionando mi auto en la puerta de mi mansión. Gracias a Dios aun no había nadie y no debía dar explicaciones.
Por alguna razón la mitad de mi cerebro me decía que Juan Luis mentía, que había sucedido otra cosa. Pero la otra mitad me decía que dejara de darle vueltas a un estúpido asunto, había dormido en casa de Juan. Solo eso.
Me obligue a dejar de pensar en Juan y en la fiesta. Y la mejor manera de hacer eso era darme un baño de inversión, un momento para relajarme. Algo que no hacia hace mucho tiempo.
Me sumergí en el agua tibia y me calme, cerré los ojos y me quede una hora allí.
Dudo que no me haya quedado dormida en la misma agua.
Salí del baño y me puse mi pijama, mientras me desenredaba el cabello mi teléfono fijo de la habitación comenzó a sonar.
- Diga.
- ¡_______! ¡Al fin contestas!.- Supe al instante que era Tania, era la única que tenía mi numero de teléfono fijo. Que era solo para emergencias.
- Lo lamento, creo que perdí mi móvil.
- ¿Cómo que perdiste tú celular?.- Pregunto alterada.
- ¡No recuerdo nada después de la fiesta! ¡Olvide donde deje mi móvil!.- Chille histérica.
- Estas bromeando, ¿Cierto?
- ¡No, Tania!.- Tome aire.- Lo único que se es que estaba con Steve y luego aparecí en la casa de Juan.
- ¿Juan? ¿Juan Luis Londoño?.- Grito estupefacta.- ¿Te acostaste con Juan Luis...? Oh por Dios.
- ¡No! ¡Absolutamente no! ¡No me acosté con Juan Luis!
- ¿Entonces?
- No lo sé, todo es muy confuso. Juan dijo que me encontró vagueando en la puerta de su apartamento y me invito a pasar, estaba muy borracha. Me desmaye en el ascensor y él, como un caballero, me dejo pasar la noche en su apartamento.- Largue un suspiro.- Pero no te alarmes, dijo que me seguía detestando.
- Yo... creo... que nada tiene sentido.
- Ya lo sé pero ¿Qué voy a hacer? No sucedió nada, nada que valga la pena recordar. Y por ahora debo seguir mi vida y Juan no esta en ella.
- Bien dicho _____, debo colgar.
- Adiós.
Me metí en mi cama y abrase mi almohada, protegiéndome de todo. Pero por alguna extraña razón tenia la imagen de Juan Luis sonriéndome y abrazándome y eso me hacia sentir bien.
Muy bien. Y no entendía porque, no entendía porque me atraía o me hacia sentir segura.
Juan era todo lo contrario a lo que siempre había buscado en un chico; era egocéntrico, cruel, malhumorado y totalmente sincero.
Pero por alguna razón, todo eso me atraía...
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Cambios (Maluma & Tu) *Terminada*
Teen Fiction(tn) vivas rondón es la típica chica popular de diecisiete años que tiene todo lo que cualquier chica quisiera; ropa, autos, dinero, novio, belleza y un gran cuerpo que mostrar. Junto a su grupo de amigo se encarga de hacer miserable el resto de los...