Me quede inmóvil, temiendo despertar el sueño y que Juan desaparezca.
Era la primera vez en meses que volvía a sentir su tacto, era tan real. Sus ojos brillaban de felicidad, como si hubieses movido cielo y tierra para encontrarme, cosa que claramente no comprendía. ¿Cómo rayos había llegado Juan a Santorini? ¿Cómo sabía que estaba aquí? Pero recordé que en los sueños todo es posible.
Sus grandes y cálidas manos se acercan a mi cara, delicadamente sacan mi antifaz, dejando a la vista mis ojos.
Su mano derecha se apoya en mi mejilla, su piel en contacto con la mía me produce un cosquilleo en el interior tan fuerte que siento que mi estomago estallara. Nos miramos a los ojos por varios segundos, yo aun sin poder creérmelo.
-No sabes lo mucho que te he extrañado...- Susurra.
Y es cuando me toma la mejilla y lentamente junta nuestros labios. Una ola de excitación y felicidad me invade, bajando mis defensas. Ya casi había olvidado el sabor de los besos mojados de Juan, volver a sentirlos me hacía más feliz que nunca. Volver a sentir nuestros pechos juntos y sus rizos, ¡como lo había extrañado! Era indescriptible la felicidad que sentía en el momento, de volver a sentirlo, de volver a besarlo. Todo volvía a ser perfecto, la felicidad parecía regresar a mi cuerpo.
-Yo lo lamento...- Hable con la voz quebrada- No tenía otra opción.
El me mira fijo por varios segundos, luego sonríe.
-Lo sé- Contesta abrazándome- Y estas perdonada.
Lo miro fijo, conteniendo las lágrimas.
-Te extrañe tanto... fueron dos meses casi eternos...- Hable tocándole suavemente la mejilla con la yema de mis dedos.
Su piel esta helada como el hielo y puedo notar sus grandes ojeras por la falta de sueño pero la gran sonrisa que alumbra su cara me basta como para saber que el verdadero Juan ha regresado.
El baja sus manos hasta mi cintura y me aprieta contra él.
-Me has hecho tanta falta estos meses...- Dice corriendo un mechón de cabello de mi cuello- Pero por fin te he vuelto a encontrar.
Me beso directamente en el cuello, muy suavemente. Trate de no gemir, pero fracase miserablemente. Enrendo mis dedos en el cuello de Juan, acercándolo más a mí, pegándolo a mi cuerpo.
El calor que sale de su cuerpo me produce un cosquilleo de pies a cabeza, erizándome la piel.
Sus besos suben hasta mis labios, haciendo que el tiempo se detenga, devolviendo mi felicidad que ya creía. Era real, Juan me había encontrado- aun no sabía cómo- pero el ahí estaba, besándome como nunca antes. ¿Y que mas podía pedir? Los últimos meses habían sido aterradores para mí y ahora todo sería feliz, por más que no estemos en Londres y que las cosas aun no estén claras del todo. El y yo volvíamos a estar juntos, y esta vez seria para siempre.
-Ahora sí, Londoño, dime como llegaste aquí- Le dije mientras nos mecíamos por la pista de baile al compas de la música.
Sonrie de la manera que amo verlo sonreir.
-Tú amigo, Arthur, me contacto y dijo dónde estabas- Antes que pudiera decir algo, Juan me interrumpió- Explico todo lo sucedido y las razones por las que tuviste que irte, yo comprendí que no era algo conmigo, si no con tus padres y tú tan anhelado futuro. Así que al entrar en razón, tome el primer vuelvo a Santorini y aquí me tienes, preciosa.
Resultaba tan extraño que Arthur hiciera algo así por mí, por la chica que había conocido hacía dos meses. Tal vez, después de todo tenía un ángel de la guardia, en la tierra y hasta con gustos de modas. Era gracioso e ilógico pero por ahora, me guiaría por ese pensamiento.
-Después de esta semana, ¿volverás a vivir conmigo a Londres?- Pregunto mordiéndose el labio.
-No lo sé, Juan, mi vida ahora está en New York- Conteste con la voz quebrada.
Guardamos silencio por un largo rato, cada uno sumergidos en nuestros pensamientos.
-Iré a vivir New York contigo- Dijo firme- Ya sabré como convencer a mi madre de que es lo mejor, además podemos volver a Londres cada vez que queramos. Y los chicos estarán encantadnos de venir a visitarnos de vez en cuando, ¿no lo crees?
Parecía un gran plan, yo y Juan viviendo solos en New York. Alejados de mi familia y de todo, viviendo una nueva y acogedora vida. Podíamos volver a Londres cuando querremos y Tania prometió ir a visitarme. Por lo que pasaríamos estas semanas juntos, en Santorini y luego nos separaríamos, otra vez, para reencontrarnos semanas después en New York y vivir para siempre juntos. Era perfecto.
-Te amo y por siempre lo hare- Dije sonriente- Jamás lo olvides.
Me volvió a besar, y luego otra vez. Así hasta quedarnos casi sin aire. Disfrutando del uno al otro, recuperando el tiempo perdido. Nadie podía separarnos ahora, éramos solo él y yo viviendo la mejor de las aventuras. Lo que significaba que volvíamos a ser novios, volvíamos a compartir amor y a hacer el amor. A besarnos y demostrarnos lo mucho que nos queríamos día a día.
-Prométeme que no te volverás a apartar de mi- Me ruega- No podre volver a pensar en que te alejes de mi para siempre.
-Lo prometo- Le doy un cálido beso- Jamás volveré a apartarme de ti... soy toda tuya.
-No vuelvas a decir eso o no me controlare y no creo que este sea el mejor lugar para que te desvistas- Bromea.
-Mejor dicho, este no es el mejor lugar para que esas perras miren el hermoso cuerpo de MI- remarco la palabra- novio.
-Oh, preciosa, no te preocupes, soy completamente tuyo y solo te quiero a ti.
Y nos volvemos a besar.
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Cambios (Maluma & Tu) *Terminada*
Ficção Adolescente(tn) vivas rondón es la típica chica popular de diecisiete años que tiene todo lo que cualquier chica quisiera; ropa, autos, dinero, novio, belleza y un gran cuerpo que mostrar. Junto a su grupo de amigo se encarga de hacer miserable el resto de los...