Aguardaba sentada en nuestra cafetería favorita, en Londres. Cruzada de piernas y moviendo la pajilla del batido ansiosamente. Estaba completamente sola, a excepción de una muchacha que atendía el mostrador principal. Mire otra vez mi reloj, ya era media hora tarde.
¿Dónde estaba?
¿A caso se había olvidado de mí?
¿O simplemente no tuvo cojones para cancelar la cita y decidió dejarme olvidada?
Tome el batido y di un largo sorbo, intentando concentrarme en la fría sustancia chocolatosa.
Mire mi móvil esta vez; ningún mensaje nuevo, ninguna llamada nueva; me informo el sistema operativo. Suspire, ¿qué rayos sucedía? Seguí mirando mi batido y viendo como poco a poco me bajaba todo el gran vaso de malteada de chocolate. Decidí pararme y ordenar otro, esperaría lo que fuera por él.
-Otro batido de chocolate, por favor- Le ordene a la muchacha sacando dinero de mi bolso.
-Lo lamento pero ya hemos cerrado- Me informo, mirándome fijo.
-¿Cómo que han cerrado?- Pregunte confundida- Aun es media tarde...
-No, señorita, son las nueve de la noche- Me dijo, mirándome fijo.
La hora me sobresalto completamente, eso significa que había pasado seis horas aguardando por alguien que nunca había llegado.
-¿Se encuentra bien?- Pregunto la rubia detrás del mostrador.
-Sí, solo...- Me limite a contestar y salí de la cafetería a gran velocidad. Ya en las húmedas calles de Londres busque con la mirada ambos costados en busca de él, quería verlo, ¿dónde estaba? Era la primera vez que me dejaba olvidada sin ningún aviso.
Seguí caminando hasta nuestra plaza favorita, fue entonces cuando lo vi sentando en una banca, solo.
-Me dejaste- Le chille, con algunas lágrimas en mis ojos.
El se sobresalto y me miro, su cara expresaba tristeza.
-Lo lamento tanto, Heilyng- Contesto con su voz cortada- Pero me arrepentí, no podía decírtelo cara a cara.
-¿Y me dejas olvidada, así sin más?- Le pregunto, confundida. El no es de hacer esas cosas. Pero sin embargo me cargue el bolso al hombro y me di la vuelta, dispuesta a irme y no llorar delante de él. Ya era suficiente que me haya dejado olvidada.
-Espera, debo decirte algo- Me tomo el brazo con fuerza, yo me volví a verlo a sus ojos verdes- Me vino a visitar, _______- Los dos sabíamos perfectamente que habla de él, de él ángel que lo había visitado los últimos días.
Mi corazón comenzó a latir con fuerza, no quería oír la frase, no podía salir esa palabra de sus labios.
-¡No!- Chille levándome las manos a los oídos.
El me las quito y me miro fijo, su cara expresaba dolor y angustia.
-Es la hora, debo marcharme- Me dijo, mi mundo se detuvo.
-No, Juan, por favor- Chille, tirándome de rodillas y abrazando sus piernas como una niña pequeña. Un viento comenzó a soplar, haciendo un torbellino a nuestros costados. Juan se convirtió en arena y el viento comenzó a llevarse su cara, justo antes de que pueda hablar.
-¡No, por favor Juan se desasieron en mis brazos, el viento llevándose cada granito de arena. Todo el viento llevándose cada parte de Juan, dejándome sola, de rodillas en nuestra plaza favorita. Entres los oscuros arboles que ahora comenzaban a asfixiarme.
"Te amare"-resonó una voz del cielo- "Para siempre"
Y esa fue su despedida, un simple te amare para siempre.
Me despierto gritando y llorando con todas mis fuerzas, miro para todos lados, intentando despertarme de la pesadilla.
Pero al verme tirada, en el frió suelo del hospital, me doy cuenta que he salido de una pesadilla para meterme en otra.
Unos brazos me rodean y me susurran algo que no llego a entender, creo que es Arthur pero mi vista está demasiado borrosa para distinguir a las personas. El cuerpo me duele como si un tren me hubiese arroyado.
Suspiro hondo y logro sentarme apoyándome contra la pared con mi espalda.
-¿Te sientes bien?- Me pregunta, ahora con mi vista más clara logro distinguir que es Arthur.
Asiento levemente, intentando no causar más dolor.
Han pasado ya cuarenta y ocho horas desde que el accidente tomo lugar en mi vida, solo he visto a Juan una sola vez y eso me basto como para llorar por seis horas más.
Su cuerpo magullado y lastimado, conectado a distintos aparatos y anestesias, sin contar que no responde a ninguno de los tratamientos. Esta en un estado de coma, del que nadie sabe cuando despertara.
Ojala fuera yo, pienso, ojala yo estaría sumergida en ese estado.
Una gran herida se ha formado en mi pecho y no tengo intenciones de cerrarla, me recuerda que el no está junto a mí.
Que se ha marchado por un largo tiempo y hay muy pocas posibilidades que regrese. Me lo recuerdo a cada minuto, me recuerdo todas aquellas cosas terribles que dije cuando estuve enfadada y cuento la cantidad de minutos que no aproveche para recordarle cuanto lo amaba. Y el resultado son mas minutos perdidos, que ganados.
-Deberías irte a dormir a tu casa...- Me susurra Arthur frotándome el brazo- Te llamare si algo sucede.
Niego con la cabeza, incapaz de hablar.
-Marlly y Manuela han llamado y tomaran el primer vuelo, llegaran en menos de dos horas, ¿verdaderamente quieres que te encuentren en este estado? Solo vete a casa a descansar unas horas, han sido dos días muy largos.
Hago un esfuerzo sobrenatural y me trago el nudo de la garganta.
-No lo dejare- Susurro, con la voz cortada por el llanto- Me quedare aquí hasta que despierte.
...Hasta que despierte...¿Cuánto tiempo podre soportar sentada en un frió suelo de hospital, durmiendo solo pocas horas y esperando que un milagro tome lugar frente a nosotros? Sé que la culpa y la angustia me mantendrán despierta por un largo rato, pero no para siempre, llegara un momento en que mis ojos cerraran y me veré obligada a volver a dormir y ver como Juan se despide de mí.
¿Y qué sucederá cuando los años pasen y Juan no despierte? ¿Seguiré sentada en el mismo lugar, esperando que tan solo mueva por un segundo su dedo y eso me dé la esperanza para continuar? ¿Qué un ángel me visite en los sueños y me diga que todo estará bien, que siga junto Juan esperando que despierte? ¿O simplemente me olvido de él y sigo con mi "perfecta" vida?
Por el momento, solo tengo una respuesta y me aferrare a ella hasta que algo cambie dramáticamente la situación. Y mi única respuesta es: mantenerme junto a Juan, como él lo hubiese hecho.
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Cambios (Maluma & Tu) *Terminada*
Jugendliteratur(tn) vivas rondón es la típica chica popular de diecisiete años que tiene todo lo que cualquier chica quisiera; ropa, autos, dinero, novio, belleza y un gran cuerpo que mostrar. Junto a su grupo de amigo se encarga de hacer miserable el resto de los...