Capítulo #46: "Te cuidara cuando yo no este."

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  La fría mano derecha de Juan se poso en mi cadera al abrirse la puerta del elevador en el piso 10. 

Mi cabello iba recogido en un rodete, salvo por unos mechones cortos que caían a los lados de mi cara. La fiesta de gala se celebra en último piso del hotel donde todos los diseñadores que se encuentren en Santorini esta invitados junto a su pareja. Claramente Juan y yo estábamos invitados. El viste un elegante traje negro y yo un largo vestido blanco, con los tacones llego casi hacia su altura pero él sigue siendo extremadamente alto.

Era la última noche que estábamos juntos, mañana iríamos al aeropuerto para separarnos en caminos distintos. Dos semanas después Juan volvería a New York. La semana había pasado con una rapidez casi increíble, el reencuentro fue perfecto. Pasar tardes completas en la playa junto a Juan reponiendo el tiempo perdido, era el plan perfecto para mí.

Estaba, obviamente, nerviosa por volver a abandonarlo. Pero esta vez, no había otra opción. Yo no podía volver a Londres, mis padres me castigarían de por vida si llegaran a enterarse. En dos semanas cumpliría dieciocho años y todo seria legalmente más fácil, podría salir del país cada vez que deseara y mis padres dejarían de decidir sobre mí. Aunque aun así, quería quedarme en New York, tenía una excelente universidad y amigos, y ahora también a Juan. Londres era mi pasado, donde había sufrido horrores, prometí volver y lo haría. Pero mi nueva vida era en Estados Unidos, con Juan.

-¿Debo hablar como todo un señor adinerado de Estados Unidos?- Susurro Juan imitando un extraño y gracioso acento.

Solté una leve risita, sin perder mi elegante postura.

-No- Dije aun riendo- Todos saben que somos Ingleses y que aun somos jóvenes para ser adinerados. Además, aquí a nadie le importa la fortuna, solo tus buenos modales y cuantos desfiles has hecho.
Sonrió, acercándome más a él.

-Sabes que hago todo esto por ti, ¿cierto?- Pregunto sonriendo.

Asentí levemente.

-Si te consuela, a mí tampoco me gustan estas fiestas- Susurro.

Caminamos unos pasos más y nos encontramos con un hombre extremadamente grande, vestido de negro y con un auricular color blanco. No cabe dudas, es la estricta seguridad que han encontrado para la fiesta privada.

-Nombres- Ordena el hombre fríamente.

-_______ Vivas y Juan Londoño- Contesto en un hilo de voz.

El hombre levanta la mirada y echa una mirada de pies a cabeza a Juan.

-¿Su acompañante?- Pregunta, anotando algo en su planilla.

-Mi novio- Hablo firme, Juan sonríe al escuchar la palabra.

-Oh- El hombre abre los ojos sorprendido- Lo lamento, no lo sabía, adelante.

Toma el cordón rojo y lo abre para dejarnos pasar, yo asiento levemente dando las gracias y tomo la mano de Juan fuerte. Sé que entrar a estas fiestas es como entrar a una nueva manada de leones hambrientos, si sirves para casar te querrán y si no, te comerán vivo. 

Las puertas doradas de abren de par en par y Juan y yo nos adentramos a la gran fiesta de gala donde todos visten de traje y las muchachas largos vestidos. Gracias a Dios, todas las personas que están presentes las conozco. Se quienes son diseñadores o grandes fotógrafos, algunas modelos y con todos he conversado al menos una vez.

-¡_______! ¡Juan!- Chilla una voz detrás nuestros, ambos volteamos y nos encontramos con Arthur.
Viste un traje color dorado y su pelo perfectamente peinado con gel. Una copa de champagne en su mano. 

Yo lo saludo con besos en las mejillas, mientras que Juan solo estrecha la mano cortésmente.

-Estas hermosa- Me alaga sonriente.

-Perfecta, diría yo- Dice Juan curvando una leve sonriente y acercándome más a él.

Yo miro a sus ojos verdes, apoyo mi mano derecha en su mejilla delicadamente y le doy un besito.

-Tomen una de estas, los hace ver más elegantes- Dice Arthur entregándonos a cada uno una gran copa de champagne.

-Oh, burbujeante- Bromea Juan sonriente, le da un pequeño sorbo. Yo y Arthur lo imitamos.

La noche paso con una rapidez sorprendente, la música lenta tomo lugar y Juan me llevo a bailar. Arthur encontró a una vieja amiga y se mantuvo entretenida con ella. Todos la pasamos divertimos y yo pude disfrutar mi última noche junto a Juan. Decidimos no hablar del acontecimiento que tomaría lugar mañana a las tres de la tarde, no queríamos empezar tan temprano con las despedidas, sería peor.

-Quiero llevarte a un lugar especial, acompáñame- Susurro en mi oído Juan tomándome la mano.

Casi a escapadas salimos de la fiesta, corriendo por los largos pasillos del hotel. Juan sostenía mi mano con fuerza, ayudándome a no perder el equilibrio sobre los tacones. Subimos por una larga escalera hasta llegar a una terraza privada, mis ojos se abrieron de par en par, maravillados. Desde la terraza se podía ver toda la cuidad y al frente el mar, todo iluminado con luces brillantes, era realmente bello.

-Oh Juan, esto es bellísimo...- Susurro con una gran sonrisa.

El se coloca delante de mí y me eleva la mirada con el dedo índice. Nuestras miradas conectadas, casi sin pestañear. Sonríe y con ambas manos se quita su colgante de plata, que tiene un pequeño avión de hierro como si fuera de papel. Desde que conozco a Juan lo lleva puesto y jamás se lo ha quitado, hasta hoy.

Delicadamente, me lo pasa por la cabeza hasta colgarlo en mi cuello.

-Juan, y-o- Tartamudeo, enternecida.

-Quiero que lo lleves contigo- Me interrumpe- Quiero que una parte de mi, siempre este contigo, protegiéndote. Estas dos semanas estaremos alejados y no quiero llegar a pensar en que algo te suceda, solo llévalo y yo siempre estaré contigo.

Asiento levemente, conteniendo las lágrimas.

-Te amo tanto- Hablo con la voz quebrada. Tomo mi muñeca y quito mi pulsera de oro que siempre me ha quedado grande, tiene mi nombre, fue el regalo de mis padres cuando cumplí diez- Póntela y así jamás te dejare, estaré para siempre contigo.

El asiente y se pone la pulsera de oro, que le prende perfectamente y hasta le queda un poco grande.

-Gracias por elegirme...- Susurra acercándose nuestras caras.

-Gracias por ser tú...

Nuestros labios se unen en un último beso, un beso que dice que estamos unidos a pesar de todo. Yo con el colgante y Juan con la pulsera, ambos tenemos una parte del otro. 

Y nada me hace más feliz que saber que Juan me protege, y yo a él.  

Cambios (Maluma & Tu) *Terminada*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora