"Mi corazón latía con fuerza mientras caminaba por el frió pasillo del Hospital, intentaba hacer oídos sordos a los pitidos que emitían las maquinas cardíacas de los pacientes. La soledad me acompañaba, ilógicamente hablando. Deje mi mirada al frente, intentando no mirar todas las personas dañadas que pasaban por mis costados. Yo era una completa afortunada, en comparación con ellos. Podía caminar, hablar, sentir y expresarme sin ninguna dificultad. Por más que mentalmente me encontrara dañada, no podía quejarme al ver sus estados, al ver como ellos estaban en la delgada línea de la vida y la muerte. Los llantos ahogados de las personas se escuchaban con claridad, el aire cargado de sueños y esperanzas rotas. Los médicos intentando ocultar el dolor que sentían al diagnosticar enfermedades terminales o informar que otra muerte había tomado lugar en el hospital. ¿Y qué me hacia diferente de todas esas personas que lloraban, sin más remedio que esperar sentados la muerte? Tenía que aceptar que el tiempo corría rápido y que no sería joven para siempre pero estaba dispuesta a aprovechar cada minuto de mi vida y de la vida de él. Cueste lo que cueste. Me di cuenta que había corrido hasta su puerta cuando mi respiración jadeante comenzó a retumbar contra mi pecho.De pie frente a su puerta, a tan pocos metros de él, mi corazón latía a mil por segundo. Contuve las lagrimas, no podía hablarle si lloraba, eso no beneficiaria en absoluto la oportunidad de que el reaccione. Apoye mi mano en el frio picaporte y abrí la puerta, dejando atrás los tres oscuros meses de mi vida, intentando por primera vez hacerme cargo de mi vida. Crear mi propio destino. Levante mi mirada y lo vi; su piel pálida como la nieve, sus grandes moratones violetas por todo su cuerpo y bajo sus perfectas pestañas, grandes ojeras como pozos yacían. Respiraba lentamente, con ayuda del gran respirador puesto en su boca. Una maquina sobre su cabeza controlaba la frecuencia cardíaca, que también se encontraba tranquila. A diferencia mía, los tres meses no habían alterado ni un poco el físico; seguía alto y musculoso como siempre, ahora con sus costillas enyesadas pero aun así muy marcadas. Me obligue a tranquilizarme, debía ir lento como los médicos habían ordenado.
Habían colocado un pequeño banquito junto a su cama, su mano estaba abierta apoyada a un lado de su cuerpo. Camine lentamente, obligándome a dejar de pensar en que él se encontraba en ese estado. Solo imagine que era como otro día normal, un día en el que aun no había despertado de sus largas siestas.Tome asiento con el corazón latiéndome descontroladamente. Mire su cara, parecía tan tranquilo que no me atrevía si quiera a tocarlo. Inhale, limpiándome las lágrimas de los ojos y acerque mi mano. Entonces lentamente entrelace nuestros dedos, y al tocarlo todo pareció mucho mejor. Su piel seguía siendo igual de suave como la recordaba, me resulto tan fácil acomodar nuestros dedos y sentir que de pronto todo estaba bien.
-Hola, precioso...- Comencé a hablar con la voz cortada por el llanto- Espero que puedas oírme, tal como yo oigo latir tu corazón pacíficamente y no puedo explicar lo feliz que me hace oírlo...- Me limpie otra lagrima de la mejilla- No tienes ni idea lo difícil que es para mí estar aquí, a tu lado, sin saber si aun si quiera me recuerdas...- Las lagrimas ahora caían sin control alguno, solo podía pestañear para que el agua no me cubra la vista- Es tan difícil, Juan...- dije en sollozo, volviendo a sentir su nombre en mi boca- No sé si podre seguir adelante sin ti... me haces tanta falta, mi amor...-Me calle, llorando en silencio- Ojala pudieras estar despierto y ver como ha quedado nuestra habitación- Con mis dedos pulgares comencé a frotar sus fríos nudillos- Ya no mas paredes rosadas y fotos mías, ahora todo es de color blanco y dorado, adornado con fotos nuestras... como siempre quisimos, bebe, ahora todo es perfecto...- Respire hondo- tan solo faltas tú... Por favor, Juan, regresa...te necesito...-
Espero que algo suceda pero nada paso, el único ruido que escuche fue el de la maquina cardíaca. Su frecuencia había aumentado dos coma ocho por ciento- Te amo y lo haré por siempre...- Me acerque y bese la punta de sus labios, despidiéndome. Suspire hondo, dispuesta a marcharme, no había funcionado, el seguía dormido.
Pero fue justo entonces cuando mi mano fue retenida por unos fuertes dedos.Un grito ahogado fue disparado de mi boca, luego me la tape con las manos y me quede quieta, mirándolo con tanto cuidado como si fuera una bomba a punto de explotar. Pude ver por el rabillo del ojo como los médicos que me observaban por la ventana de exanimación se levantaban, incrédulos y se ponían en marcha. Mientras yo estaba inmóvil, aun con mi mano entrelazada en sus fríos dedos.
Las lagrimas se detuvieron un instante para luego comenzar a salir sin control, pero a diferencia de los últimos noventa días, estas lagrimas eran de felicidad.El había reaccionado, lo había hecho, había apretado mis dedos justo después que lo besara.
Había sentido perfectamente el apretón en mis dedos, como su cuerpo reaccionaba después de meses de inmovilidad. El me había oído, había escuchado perfectamente mis palabras y ahora había reaccionado. Quise acercarme a él para poder seguir sintiéndolo, pero fue entonces cuando su cuerpo comenzó a convulsionar. Abriendo los ojos lentamente en un gran estado de shock. Dos enfermeras me tomaron por los brazos y me arrojaron fuera antes que pudiera arrojarme sobre él. Mi cuerpo pego contra la pared del pasillo, caí de rodillas al frió suelo. Aunque la adrenalina que corría por mi cuerpo me hizo levantarme en un segundo, dispuesta a volver junto a Juan.
-Debe aguardar aquí, señorita- Me chillo la enfermera poniéndose delante de la puerta- Los médicos están actuando para que despierte sin problemas, si usted intenta ayudarlo puede causarle un paro en el corazón de la emoción- Me quede quieta, mirando como la señora me miraba sonriendo
- El ya despertó, ya todo está bien... Por favor espere, en unas horas podrá hablar con él si todo sale bien.
No conteste pero aun así comprendía el punto a la que la anciana quería llegar, me deje caer sobre la pared y caí sentada, abrazando mis piernas. Temblando tome mi móvil, mis dedos se podían sin control y luego de varios segundos logre marcar.
-¿_______?- Pregunto, con su dulce tono de voz.
-Despertó, Marlly- Chille, llorando de la emoción- Juan ha vuelto
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Un placer volver por aquí, falta el último capítulo y epílogo, mañana y el martes los montare, besos.
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Cambios (Maluma & Tu) *Terminada*
Novela Juvenil(tn) vivas rondón es la típica chica popular de diecisiete años que tiene todo lo que cualquier chica quisiera; ropa, autos, dinero, novio, belleza y un gran cuerpo que mostrar. Junto a su grupo de amigo se encarga de hacer miserable el resto de los...