El timbre sonó, indicándonos que la jornada había terminado. Mi compañera se paro rápidamente y corrió hasta la puerta de un tirón.
Solté una risita entre dientes mientras guardaba mis libros en el bolso y me colocaba la chaqueta negra. Acomode mi cabello y tome mi bolso, dispuesta a regresar a casa. Cuando levanto la mirada me encuentro con Juan apoyado en la puerta del salón, aguardando por mí.
Sonrió con algo de timidez y me acerco a él.
-Hola, guapa- Bromea y me besa.
Juan es más alto que yo por lo que debo ponerme en puntitas de pie para poder besarle. Nos retiramos y lo miro con dulzura, el es lo único que verdaderamente me importa.
Entrelazamos nuestras manos y nos marchamos del salón, caminamos por el pasillo sin decir nada pero el solo hecho de estar agarrados de la mano hace que los alumnos se sorprendan.
Algunos para bien, otros para mal. Pero no me importa, estoy hipnotizada con Juan y lo perfecto que es el mundo cuando estoy junto a él.
Caminamos algunas cuadras hasta llegar a una cafetería cercana donde pedimos nuestro café y un trozo de tarta de chocolate para compartir. Nos sentamos en una mesa alta junto a la ventana.
Juan corta el primer trozo de tarta y se lleva a la boca donde un pedazo de crema se le queda en el labio.
Suelto una risita y el levanta su cabeza, algo confundido:
-¿Qué? ¿Qué sucede?- Me pregunta.
Yo mojo mi dedo pulgar con mi lengua, me extiendo sobre la mesa y se lo paso por el borde del labio, limpiándole la crema.
El se sorprende por mi gesto y se me queda mirando, enternecido. Yo me sonrojo y me vuelvo a mi asiento.
-Tenias, un poco de crema- Le explico.
El sonríe.
-La próxima vez que te acerques a esa distancia no me controlare y te besare, quieras o no.
Mis mejillas toman un color rojo intenso.
-Tendré que tener más cuidado la próxima vez, entonces- Bromeo.
El sonríe, es tan bonito como su sonrisa. Y luego están sus ojos, sus perfectos ojos que guardan todos los secretos.
Juan era reservado en cuanto a su pasado, no había confesado a nadie las razones por las cuales se encontraba viviendo solo en Londres y ninguna persona se atrevió a preguntarle. Y por el momento, yo tampoco le preguntaría.
Cuando levanto la vista de mi café, me encuentro con unos bellos ojos cafes que miran con dulzura.
-¿Sucede algo?- Le pregunto pasándome el dedo pulgar por el labio.
-No, solo... pensaba- Contesta mirando su bebida con gesto despreocupado.
-¿En qué?
El levanto la vista y curvo una leve sonrisa aunque note que algo le sucedía.
-En nosotros...- Confeso entrelazando nuestras manos sobre la mesa.
El acto me hizo sentir un placer interno, el placer de saber que estaba junto a él, que estaba protegida.
- No entiendo cómo puedes haberte fijado en mi -Continua- Yo no soy como ninguno de los chicos con los que has salido, _________, yo no tengo fortuna y una gran universidad que me aguarda. No juego al fútbol americano y no soy lo que alguien llamaría "amable"... ¿cómo puede merecerte?
Baja la mirada, triste. Yo siento una punzada de dolor, un dolor profundo. No puedo verlo sufrir, no puedo permitirlo.
-Juancho...- Digo apoyando mi dedo índice en su barbilla y elevando su vista- No quiero que vuelva a decir eso nunca jamás. Ninguno de los chicos con los que he salido se pueden comparar contigo, ellos pueden tener fortuna, una gran universidad aguardando y ser sumamente atléticos- Respiro hondo- Pero ninguno de ellos ha logrado hacerme tan feliz como tú lo has hecho con solo darme una oportunidad.
ESTÁS LEYENDO
Cambios (Maluma & Tu) *Terminada*
Ficção Adolescente(tn) vivas rondón es la típica chica popular de diecisiete años que tiene todo lo que cualquier chica quisiera; ropa, autos, dinero, novio, belleza y un gran cuerpo que mostrar. Junto a su grupo de amigo se encarga de hacer miserable el resto de los...