33.

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Sarah

Ian no deja de repetir una y otra vez que había matado a su hermano, lloraba y gritaba que era un asesino, entre Christine y yo pudimos por fin tranquilizarlo, le di una pastilla para que pudiera dormir porque cada vez que cerraba los ojos, se levantaba asustado como si tuviera miedo de recordar esa pesadilla que había tenido, me dolía profundamente verlo así, tan destrozado y que yo no pudiera hacer nada. No quiso decir de que se trataba su sueño pero tampoco podía presionarlo a que me dijera la verdad tampoco, solo me tocaba quedarme a su lado para consolarlo.

Luego de que se durmiera, baje a la cocina para prepararme un té y poder calmar así mis nervios, escucho los pasos de Christine detrás de mí y se sienta en uno de los bancos de la cocina.

— ¿Quieres un té? — Le ofrezco con amabilidad. Ella asiente mientras lo sirvo en una taza y se la entregó. — ¿Leche?

— No, gracias. Así esta bien. — Ella toca la cucharilla y coloca dos de azúcar a su taza de té humeante.

Me siento al frente de Christine, ambas nos quedamos en silencio unos minutos, me muerdo el labio inquieta porque tenía muchas preguntas en mi cabeza, la única persona que podía explicarle es ella pero no sabía si estaría dispuesta a contarme la verdad.

— Lo que pasó con Ian, me ha dejado atónita. Nunca lo había visto tan afectado, supongo que esta comenzando a recordar lo que realmente paso ese día. — Dice Christine bebiendo otro sorbo de su té.

— ¿A que te refieres? —  Le preguntó confundida.

— No debería decirte estas cosas, Sarah. Pero te estas metiendo en aguas demasiado turbulentas.

— Estoy cansada del misterio, si sabes algo es mejor que me lo digas ahora.

Christine me mira dudosa como si quisiera salir corriendo pero no iba a permitir que me dejara con la intriga, se supone que soy la novia de Ian y estoy aquí para apoyarlo. Sea lo que sea que este mal, se que juntos podemos salir adelante, solo no quería que esto se saliera de control y él terminara nuevamente con depresión.

— Esta bien, te lo contaré. Pero no se lo digas a Ian, hemos estado escondiéndole la verdad por su bien, todos prometimos guardar el secreto pero supongo que tu deberías saberlo, si te vas a quedar con él luego de que me marche.

Mi ceño se frunce porque se lo que me va a decir Christine no va a hacer nada bonito espero estar preparada para escuchar la verdad.

— Ian es adoptado...— La miró sorprendida ¿adoptado? No me lo esperaba. — Los médicos pensaban que la señora Bomer no podía tener hijos así que adoptaron a Ian cuando tenia un año, pero luego salió embarazada dos años después nació Brandon, Ian se sentía un poco reemplazado. Ahí nació una rivalidad entre ellos, yo tenía una relación con Ian a pesar que era menor que él, fue mi primera vez. —  Sonrió con nostalgia. — De verdad lo amaba, pero dentro de mí sabia perfectamente que él no sentía nada por mí, Ian quería a Daryl a mi medio hermano. Y yo los vi, Sarah. Vi como se besaban y le decía cosas que nunca me dijo a mí. Aunque no pude enfrentarme a ellos a pesar de lo que me había enterado, me sentí como una cobarde así que me calle y aparente que nada pasaba, hasta que Brandon llego un día y me confeso que era gay y que amaba a Daryl pero sabia que estaba enamorado de alguien más. Y yo sabia perfectamente de quien. — Luego la mirada de Christine se vuelve tan fría que me causa escalofríos. — Los dos amaban a Daryl mientras a mi nadie me quería.  Entonces le dije todo a Brandon, y logro que mi hermano se quedara con él e Ian estaba tan dolido, así que solo necesitaba un pequeño empujon y yo se lo di.

Daryl no te ama, Ian. Ellos son amantes a tus espaldas, ahora están follando en tu casa mientras tu estas como idiota llorando por alguien que no vale la pena.

A través De Tus Ojos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora