Lleve a Ian como pude a la habitación, lo acosté con mucho cuidado en su cama, él aun se quejaba lo había golpeado fuerte con mi auto, le dije que lo mejor era llevarlo aun hospital para que lo revisaran pero se negó, es el mismo obstinado de siempre y no pude convencerlo, por suerte llevaba conmigo mi botiquín de emergencias en la maleta del auto. corrí de nuevo a la habitación, Ian tenia los ojos cerrados como si estuviera dormido me acerque despacio a él, sentándome a su lado y toque suavemente su frente apartando su cabello despeinado de ella.
— ¿Señor Kennedy? — Pero él no abrió los ojos— ¿Ian? — Al momento de mencionar su nombre, sus ojos grises intensos estaban abiertos y sobre mí, a veces creía que él podía verme porque en la forma como me miraba, es como lo hiciera a través de mí, eso me intimidaba un poco. Nerviosa abro el botiquín para sacar el alcohol y algodón. — Pensé que se había quedado dormido.
— Solo estoy cansado... Anoche no dormí mucho— Hice una mueca e imaginandome a Ian con esa mujer es obvio que fue lo que lo entretuvo toda la noche, aunque eso no debería importarme. — Lo siento— Murmura soltando una risita que hace que me disguste mas entonces presiono el algodón con fuerza en el raspón que tiene en su brazo y él gime de dolor— Maldita sea Sarah— Gruñe adolorido, ahora soy yo quien se ríe, si lo había hecho al propósito pero se lo merecía.
— Lo siento— Para luego morder mi labio para no reírme fuerte pero la frente de Ian se frunce.
— Claro, no lo sientes. — Dice ocultando una sonrisa. — Esta bien puedes vengarte e igual me lo merezco.
— No me estoy vengando, solo trato de curarte las heridas que te hice con mi auto, pude haberte matado ¿Lo sabias? — Sigo limpiando su herida, desinfectándola con el alcohol.
— Solo quería detenerte, me di cuenta que si te ibas de nuevo me quedaría solo. Y no me gusta la soledad creo que lo odio mas que ver el mundo a oscuras, Michelle solo fue una distracción para olvidarme aunque sea unos minutos de mis problemas.
— Y ¿Pudiste olvidarlos?
— No, es imposible. Cuando más trato de escapar de ellos, más se quedan en mí. Tome muchas decisiones incorrectas en mi vida lo cuales me conllevaron a estar ciego pero ya no puedo darme golpe de pecho, ahora no.
— Se que has tenido una vida difícil pero no eres de la última ni la primera persona en tenerlos, de eso se trata la vida para cometer errores y aprender a corregirlos, porque si podemos reconocer en que nos hemos equivocado.
— Tiene razón, señorita Mackenzie — Suspira largamente, de nuevo había vuelto a las formalidades me gusta más cuando me llamaba por mi nombre — La tiene.
Enseguida me detengo y me sonrojo: — ¿Que...? ¿Que pasa? — Pregunta Ian preocupado.
— Es que necesitó ver el golpe que tienes en la pierna para eso tienes que quitarte el pantalón — Mis mejillas ardían más que antes, de nuevo estoy nerviosa no podía evitarlo, Ian Kennedy es guapo y cualquiera se podría como yo en una situación como esta, aunque una pequeña parte de mi lo este disfrutando.
— De acuerdo pero no se sonroje, señorita Mackenzie — Dice sonriendo. — Ya sabe que me doy cuenta.
— No estoy sonrojada— Defendiéndome de su acusación a pesar de que esta en lo cierto.
Ian se levanta un poco de la cama, baja su pantalón: — Solo imagine que soy su novio y le estoy haciendo un striptease— Dice tratando de bromear pero cuando lo vi fijamente me de cuenta que él también esta nervioso, de la proximidad que teníamos.
— Claro eso fue muy gracioso, señor Kennedy. — Murmuro tratando de que ese comentario no me afecte demasiado, aunque inútilmente podía quitarme esa imagen de Ian bailando de forma sensual mientras se quita la ropa.
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A través De Tus Ojos.
General FictionÉl tuvo un grave accidente que lo dejo ciego cuando tenia 20 años ahora tiene 30 desde ese momento ha permanecido encerrado y solitario en su propia casa, su padre que es el único pariente que tiene esta preocupado por él decide contratar a una enfe...