2. Hermana pequeña

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Después de comer un cocido, mi hermana se va a su habitación tranquila. Le pregunto que si se va a preparar ya, pero me dice que no, que le sobra el tiempo. A mi nunca me pasa eso. "Me sobra el tiempo..." No, nunca. De hecho, soy de las que justo en el último momento tengo que hacer algo, porque sé que si lo hago antes, cuando me vaya tendré que volver a hacerlo otra vez, así que.

Me voy a mi habitación y enciendo el ordenador. Cojo la tablet que me regalaron por mi anterior cumpleaños y la enchufo al aparato. Al cabo de un rato, ya he pasado todos los capítulos de Downton Abbey a la tablet. Simplemente con eso, conseguiré pasar tantas horas en el avión.

Desde que empecé a ver Dowton Abbey se ha vuelto un poco obsesión para mí. Yo conseguí que Tomas empezase a ver The Good Wife, pero después de que se cargasen a mi personaje favorito no le tenía tanto interés a esa serie. Ahora me centro en los problemas de Dowton Abbey, que son bastantes. Es como que, todos y cada uno de los días que lo veo, tengo una ráfaga de sentimientos: si no lloro, río; si no río, me enfado; si no me enfado, grito. Así sucesivamente. Mi hermana se ríe de mí. Normal.

Bajo a la cocina acordándome de un detalle bastante importante. Cojo la barra de pan y la parto para hacerme nada menos que tres bocadillos. Uno de lomo, otro de jamón, y otro de jamón y queso. Oh, el jamón, es gloria para mis papilas gustativas. Sin poder evitarlo, cojo un trozo y me lo meto en la boca. Nadie se dará cuenta.

Ahora, es hora de explicar por qué los bocadillos. Bueno, en los aviones, hay comida para comer (eso ha sonado demasiado....obvio), pero la cosa está, en que cada vez que huelo ese tipo de comida, me entran arcadas. Imagínate si la pruebo. Por eso llevo mis propios bocadillos. Espero que me dejen pasarlos, porque odio que me paren en los registros esos. Es como... "eh tú, para, tienes algo extraño" y yo lo único que puedo pensar es, que me he convertido en una criminal y que me van a llevar a la cárcel. Típico.

Subo a mi habitación, y al cabo de un rato de puro...no hacer nada, cojo el ordenador y abro el twitter. Paso leyendo las notificaciones, sin prestar atención a ninguna en particular. Prácticamente todas las publicaciones de mis compañeros son estilo:

"Preparándome para NY!!❤❤"

"Viaje a Ny"

NY,NY,NY...buf. Todo el mundo tiene ganas, ¿por qué yo no? Es una ciudad espectacular, todo el mundo quiere ir... pero...pero...

No sé, a lo mejor es lo típico de que justo el día antes del viaje no tienes ninguna gana de ir pero luego te lo pasas genial. Sí, sería eso...

Dejo el ordenador encendido y cojo mi móvil. Un día llegue a estar en el sillón, con el ordenador en la mesa, la tablet a un lado, el móvil al otro, y la televisión encendida. Eso ya era obsesión.

"Tienes un mensaje" dice mi móvil. Vale, no habla ni nada pero... se entiende. Lo abro.

Es Maggie.

- "¿Lista para el viaje?"

Sonrío. Maggie es amiga mía. No estoy todo el día junto a ella ni nada, pero es una persona en la que se puede confiar, no como las otras chicas, que son la mayoría súper falsas. Las chicas de esta generación nacimos con un problema principal: somos falsas. Pero por pura naturaleza. Puedes haber leído muchas historias de alguien sincero, verdadero, amistoso... pero esa persona en chica yo nunca la he visto. Muy dentro de nosotras se esconde una parte maligna que quiere salir y convertirte en una falsa. Ahora muchas dicen:

"Ai, que falsa es mi amiga, me insulta a las espaldas"

¡Pero tía, si la consideras una falsa, no puede ser tu amiga! Pero aún así, siguen hablándose. Entonces, todo se torna en que la que acepta a una amiga falsa también se convierte en una, y así sucesivamente. Viva nuestra sociedad.

Me niegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora