22. Las partes nobles del amado -MARATÓN 1/3

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- No estaba mal... -dice Peter.

- Bueno, el final era un tanto obvio.

- Ya.

- Y Emma Watson podría haber cogido un papel mejor.

- Ya.

- Aún así ha estado bien.

- Ya.

- Aun que no daba tanto miedo como esperaba.

- Ya.

- Peter, ¿me estás escuchando?

- Ya.

- ...

Me giro hacia él y le doy un codazo. Se ríe sonoramente.

- ¿Qué pasa? -pregunta entre risas.

- ¡Qué no me escuchas!

- Sí te escucho.

- Sí, claro, a ver, ¿qué he dicho? -pregunto parándome en seco.

Se queda un rato pensando, rascándose la barbilla, como si se tratase de un misterio. Al final responde:

- Que te encanto.

Suelto un bufido.

Hemos salido del cine hace un rato, y estamos andando hacia... bueno, la verdad es que no sé hacia dónde estamos andando.

- No me encantas -digo más bajo de lo que pretendía.

- Sí que lo hago.

- No.

- Sí.

- No.

- Sí.

- No.

- No.

- No.

Peter se acerca a mí con una sonrisa traviesa.

- No soy tan tonta como para caer en esas cosas de "No, sí...no,no... sí" -aclaro con indiferencia.

Se acerca demasiado. De-ma-sia-do.

- ¿Seguro? -pregunta ya en un susurro.

Pero no hace falta que lo diga más alto, ya que nos encontramos tan cerca que solo con mover los labios podríamos entendernos. No hay nadie al rededor, y parece que eso es lo que le da arranque a Peter para cogerme por la cintura.

Mira, antes de que nadie piense que soy idiota, aclaro dos cosas: la cintura es uno de los sitios donde NUNCA, NADIE, suele tocarme, así que es normal que me altere un poco. Y, segundo, mis sentidos e inteligencia me dicen que para conseguir ganar el reto, no debo acercarme mucho al cuerpo de un chico. Y mucho menos al de Peter.

Así que no se me ocurra otra cosa más inteligente que, cuando va bajando poco a poco la cabeza, y la mía quiere acercarse más, levantar la pierna. Sí, la pierna. Golpeando las "partes nobles" de Peter.

Se aparta al instante con una mueca de dolor.

- ¿Qué co...? ¡Joder, mis huevos! -exclama encogiéndose sobre sí mismo.

Me acerco un poco asustada. Bueno, solo quería alejarlo, tampoco era para quedarlo estéril. Me relajo un poco cuando se incorpora con una sonrisa ladeada, pero aún con el dolor reflejado en el rostro.

- ¿No se te ha ocurrido otra manera menos... dolorosa.... para que me alejase? -pregunta.

Niego como si fuese una niña pequeña encogiéndome de hombros.

- Eso significa que te pongo nerviosa, y no has podido pensar e otra cosa -dice con tono burlón.

Si no fuese verdad no me habría molestado tanto. Cierro las manos en puños notando un calor subir hasta mi cabeza.

- ¿Quieres otro golpe? -digo en tono amenazador.

No me atrevería a golpearlo otra vez ni muerta. Me saca como una cabeza, y además tiene más fuerza. Pero parece que mi amenaza surge al menos un pequeño efecto en él.

- Me da a mí que no -digo fijándome en la cara que pone.

Se empieza a reír.

- No sabía que tenías una parte agresiva -dice ya poniéndose recto del todo.

- No conoces muchas partes de mí -respondo con indiferencia. Habría sido graciosa la respuesta si Peter no hubiese puesto la cara que pone.

- Tu amigo.... Tom.. si que las conoce, ¿verdad? -lo dice con un matiz que no me gusta ni un pelo.

Me encojo de hombros intentando restarle importancia. No había pensado que a Peter le pudiese molestar tal cosa. Lo noté celoso la vez que hablé con Tom por teléfono, pero ya está. Bueno, y cuando llegó Dylan...pero eso es otro tema.

Intento cambiar de conversación mientras seguimos andando:

- Bueno... no puedes quejarte... ¿qué chico no quiere que la chica que le gusta le propine una buena patada en sus partes nobles?

- Bueno, la próxima vez, si decides acercarte tanto que sea de otra manera -responde con una media sonrisa.

Mi parte mal pensada se vuelve a activar una vez más en  mi vida y abro los ojos como platos. Cuando Peter se da cuenta de lo que acaba de decir y de cómo suena empieza  a reírse  un montón.

- Eres una pequeña pervertida -dice pasándose la mano por el pelo.

- ¿Yo? ¡pero si eres tú el que ha dicho eso tan...! -no consigo terminar la frase, haciendo que Peter se ría aún más.

Y así vamos, riéndonos cada cual de la tontería que va diciendo. Sonriendo por cómo se ve el otro al sentirse idiota.

Es cuando llegamos hasta la orilla de la playa, cuando Peter me coge de la mano sin decir ninguna palabra. Cuando se la acepto sin que me importe. Es ahí, cuando me doy cuenta de que estoy haciendo, de verdad, lo que siempre he evitado. Enamorarme.


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HEY.

El capítulo es TREMENDAMENTE corto. Sorry, pero es un maratóóóóóón. En cero coma voy a subir la parte 2/3 para compensar:))))

¿OS ha gustado?

Peter, always.

Os quiere,

Vicky

Me niegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora