Hace unos años me dio por escribir un diario. No hay razón por la cual lo empecé a escribir, simplemente me pareció interesante poder leer cuando fuese más mayor los pensamientos de aquel entonces. ¿Que por qué cuento esto? Bueno, cuando llego a mi habitación lo noto todo demasiado extraño. Muy, muy extraño. Me he acostumbrado al ambiente más caluroso, el sol al despertarme, irme al lago cuando esté aburrida (sin helarme entera), y al olor. NO sé cómo describir el olor de la casa de Violet y Patrick; es algo extraño. Las risas que compartimos son ecos en mi cabeza.
El mensaje de Peter me ha desconcertado, y mucho. Una persona normal y corriente diría que él creía que estaba estorbando y se ha ido, pero... nadie es normal, así que mi cabeza tiene demasiadas opciones que dar a la razón por la que Peter se ha ido.
Volviendo al diario, me he dado cuenta de que el tiempo en América me ha cambiado los pareceres DEMASIADO. Leo un poco por encima un día de hace cuatro meses.
«Querido Diario: suponiendo que vas a escucharme, voy a contarte una cosa: hoy Tom me ha dicho que ha empezado a salir con Taylor Haines, la rubia con brakets de la clase D. No me parece una mala chica, pero no me ha alegrado la noticia. Nunca me agradan sus novias, y yo nunca les agrado a ellas; pero esta ha intentado incluso ir de compras conmigo. Me he negado... y se ha ido bastante triste, pero estaba Tom para consolarla.
No me gustan las novias de Tom porque hacen que él se aleje de mí. Seguramente dentro de unos meses romperán, y yo seré la escusa que usarán.
Creo que Tom ha tenido demasiadas novias, pero nunca le he preguntado por qué dura tan poco, ni por qué no se busca a unas mejoras.
Hoy Maggie ha puesto el borrador encima de la pizarra y el profesor casi se cae intentando cogerlo. Nos hemos reído muchísimo. John, el asiático, se rió tanto que se le escapó un pedo. Imagínate. Las risas se triplicaron.
No me apetece escribir más, querido diario.»
Leo unas páginas después.
« Querido diario, no pienses que te escribo porque me importes. Simplemente me aburro.
Tom ya no sale con Taylor, y no parece afectarle. Me he enfadado con él por tratar a las chicas como si fueran juguetes de los cuales se aburre al poco tiempo.»
Cierro el diario. Me acuerdo bien de ese día: me llamó unas 20 veces -las cuales lo ignoré- e incluso se presentó en mi casa. Solo duré una semana enfadada, ya que se disculpó tantas veces que ni podría escribirlo, ya que no me cabrían los números.
Alguien llama a mi puerta. "Ya era hora" pienso. La abro, y no me sorprendo al encontrarme con mi hermana, Sandra. Cuando llegué a casa ella estaba en el instituto, así que me impresiona bastante verla de nuevo, ya que hace unos meses que NO la veo.
- ¡Estás más alta! -exclamo impresionada.
- ¿De veras lo primero que le vas a decir a tu queridísima hermana va a ser que está más alta? -pregunta con aries de autosuficiencia pero dando a entender que está bromeando- ¿Ningún... "te he echado de menos"?
Sonrío alzando las cejas. Sin esperar una respuesta, pasa rozándome y entra en mi habitación. Cuando ve el diario abierto en la cama lo coge interesada. Se lo quito de las manos antes de que pueda leer nada, consiguiendo que ponga cara de corderito. Cuando deja de insistir para que le dé el diario, se siente en la cama como un indio.
- ¿No vas a contarme qué ha pasado en el viaje, ni por qué estás tan rara, ni por qué no te has dignado a llamarme? -pregunta cruzándose de brazos.
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Me niego
Teen Fiction- Enamorarse es de idiotas -aclaro como si fuese obvio-. - Enamorarse no es de idiotas. Tener miedo es de idiotas. Y eso es lo único que tienes tú ahora. ¿Cuánto puede cambiar a una persona en un solo viaje?