10. Lago

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- El rosa es más bonito.

- Odio el rosa.

- Pues a mí me encanta.

- Vale.

Me encuentro en la tienda más pequeña que había visto en mi vida llena de bañadores. Violet no deja de enseñarme bikinis demasiado...llamativos para mí. No suele importarme mucho cómo me vea, sino la comodidad. Ojalá fuese tan fácil ahora. Peter dijo eso como si nada. Entonces me dijo que le gusto...lo dijo. Estoy alerta con cada cosa que hace. Cuando levanta la mano me alejo asustada, cuando va  a hablar me tapo los oídos por si acaso grita. No sé que hace que llegue a esa situación, pero no puedo cambiarlo.

Maldita sea. Esto no está yendo nada bien. Miro un bañador azul oscuro con rayas blancas. Es medianamente bonito. Pero...suspiro. Violet me ha "prohibido" que me coja un bañador completo. Sí, completamente prohibido. La cosa es que ella lleva el dinero y es eso o ir sin bañador... y como que no. Violet ya a cogido el suyo. Es uno rojo, bastante bonito, aun que la verdad es que no sé por qué ella se tiene que comprar otro más si tiene en su armario. La verdad es que echo de menos la ropa que tenía en mi armario. Era todo mejor. No me gustan las tiendas aquí. Son muy... Violet. Ella siempre va impresionando. Yo siempre voy  intentando no llamar la atención. En cambio, es lo único que hago. Tendríais que ver el armario de Violet. Es...bueno....E-NOR-ME. Lo peta, a decir verdad.

Después de por lo menos una hora, me cojo uno negro simple, porque Violet dice que "favorece a mi figura". Mentira, seguramente solo lo decía para que saliésemos de una vez de la tienda. 

Peter ha sido el listo que se ha traído bañador y todo. Bueno, el "listo". Hace un calor perfecto para bañarnos en el lago, pero no tengo ganas. Cuando nos cambiamos, Violet y yo salimos fuera. La casa está muy cerca del lago. Me pongo una camiseta suelta y unas mayas cortas encima del bañador. Los chicos ni se molestan en ponerse camiseta. No puedo evitar decir que...bueno, no me quejo de que no la lleven. 

Emily, por favor, vuelve a ser quien eras antes.

Cuando llegamos al borde del lago, los chicos se meten en el agua sin dudarlo. Cuando los veo me pregunto a mi misma: ¿Yo estoy tan buena?

Emily, no te alteres.

La parte lista de mi cerebro tiene razón. No puedo alterarme... Pero vamos, es que.... para no hacerlo...

Ya, para.

Relajación.

Inspira.

Espira.

Me quito la camiseta y el pantalón, y como un rayo, me sumerjo en el agua. La sensación de siempre, de aplaste, me acoge en cuanto meto la cabeza en el agua. En verdad, me gusta la sensación. Es... como que puedes olvidar todo, y sumergirte hasta el fondo. Me pongo a hacer el muerto, como siempre he hecho en mi vida. Es lo más divertido que hago cuando me baño. Es cómodo, relajante, y no tengo que hacer ejercicio. 

Entonces la perdición para mis pulmones llega hasta mí. Al principio noto un leve roce, y entonces algo se tira sobre mí. Vale, alguien se tira sobre mi. Con el susto, cuando me estoy sumergiendo por el peso de esa persona, trago agua. Cuando toco el suelo, me impulso rápidamente. Cuando llego a la superficie empiezo a toser como una loca. Qué asco. Miro a mi atacante, y no me sorprende encontrarme con un Peter partiéndose de risa. 

- Tendrías que haber visto tu cara... -dice entre risas.

- Podrías haberme ahogado -le reprocho cerrando los puños bajo el agua.

- Pues te habría hecho el boca boca, y asunto solucionado -dice con una sonrisa pícara.

Noto mi cara acalorarse y al instante me sumerjo en el agua. Antes de lo que habría querrido, mi cuerpo hace que me impulse hacia arriba. Cojo aire y vuelvo a encontrarme con Peter mirándome.

Me niegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora