Al día siguiente me lleva a un parque. Un parque precioso que no sabía que había en el pueblo. Nunca me he reído más en toda mi vida. Las risas son como una medicina que saben bien. Además, son fáciles de formar. Peter principalmente se ríe de mi manera de reír. Soy como una hiena en apuros. Igualita.
Al final del día, volvemos a la orilla, y esta vez Peter me coge por los hombros casi abrazándome. No tardo en darme cuenta de lo que está haciendo. Me acerca poco a poco. Pero, al día siguiente, lo único que quedaría ya sería..bueno...bueno..eh....besarme.
Cuando llegamos a casa, ya es noche cerrada. Intentamos no hacer ruido. Me cambio lo más rápido que puedo, poniéndome el pijama y quitándome el poco maquillaje que tenía puesto. Los padres de Violet y Patrick por fin se han dignado a comprar al menos dos colchones más. Peter y yo cogemos unas mantas y nos vamos cada uno a su respectivo colchón. La casa está completamente en silencio. Mi colchón está al lado de el de Violet, la cual está dormida con el pelo rojizo tapándole la cara. No sé cómo no le resulta incómodo, yo siempre duermo con un moño.
Al cabo de unos minutos, me tapo con la manta. Por mucho que estemos en verano, la habitación está bastante fría. Entonces noto a alguien más en mi colchón. Empiezo a notar las pulsaciones más aceleradas.
- ¿Peter? -pregunto dándole la espalda al individuo.
No responde. Unas manos me cogen por las caderas, acercándome al cuerpo. Pero EL CUERPO es más pequeño que el de Peter. Y cuando habla, descubro que NO es Peter:
- Cuánto has tardado en llegar -dice susurrando con voz seductora Dylan.
Un escalofrío me recorre de arriba a abajo.
- ¿Dylan? -pregunto incorporándome de pronto.
Poco a poco mis ojos se van acostumbrando a la oscuridad, llevando como referencia una tenue luz que proviene de la ventana.
- ¿Qué pasa, preciosa? ¿Asustada? -noto su aliento con olor a alcohol.
- ¿Has bebido?
Dylan se incorpora también, haciendo que pueda verlo de frente. Se encoje de hombros.
- Puede ser.
- ¿Por qué, acaso te ha dejado la novia? -lo pregunto con ningún tipo de intención, pero lo menos que espero de todo es dar en el clavo.
A ver, si un mujeriego se os presenta y...se os acerca...y..bueno, también dijo que intentaba dejar de ser como era, pero no me lo llegué a creer del todo. Nunca se me habría pasado por la cabeza que tenía novia. Y mucho menos que la haya conseguido en el poco tiempo que haya estado aquí.
No responde, bajando la cabeza. Entones oigo sollozos. Sus sollozos. Se me encoje el corazón.
- ¿Qué ha pasado? -pregunto en un susurro intentando que levante la cabeza.
Se vuelve a encoger de hombros, pero esta vez con un toque triste.
- No sé, Emily... no puedo cambiar el número de chicas con las que he estado... se ha acabado enterando... -dice tapándose la cara con las manos.
Si algo impresiona más que un "chico duro" llorando, nunca lo he visto.
- No te preocupes...hay muchísimas chicas....y... -no se me ocurre qué decir.
Sinceramente, si me enterase de que Peter ha estado con una cantidad de chicas incontables antes de mí, me sentiría frustrada. Enfadada. Triste. Destrozada.
- Pero.. -dice entre sollozos.
- Mira, Dylan -intento decir con seguridad-, eres algo más que un chico que se deja vencer por algo así. Así que, mañana ya lo solucionaras. ¿Qué vas a hacer, presentarte en su casa a las tantas de la noche, borracho? No. Duerme ahora. Mañana.... será otro día, ¿no? Pues haz que ese día sea mejor de lo que esperas.
No digo nada más. Y Dylan tampoco. Se levanta poco a poco, como si le pesase el cuerpo. Sin decir palabra, se va de la habitación, cerrando la puerta lentamente. Y me deja plantada sin saber qué hacer. Me tumbo de nuevo, cerrando los ojos. Entonces vuelvo a notar a alguien colocándose en mi colchón. Decido no preguntar ningún nombre, a ver si me voy a equivocar. Estoy de nuevo dándole la espalada al individuo que ha decidido acoplarse a mi colchón. Noto, como si fuese un déjà vu, unas manos rodear mi cintura. Unas manos más grandes que las anteriores, y más firmes. Debería sentirme cohibida ante el gesto, pero no me aparto.
- He oído ruidos -dice Peter a mi oído- ¿estás bien?
Me giro poco a poco, consiguiendo quedarme cara a cara con él. Gracias a la luz de la luna proveniente de la ventana puedo verle los ojos verdes reflejados en ella. Son tan bonitos...
Alza las cejas esperando una respuesta.
- No ha sido nada, simplemente he ido al baño un momento -miento.
No creo que le agradase saber que he hablado con Dylan. Lo noto relajarse, pero sus manos no se apartan de mí. Tampoco me acercan. Me vuelvo a quedar embelesada en sus ojos, y en su rostro, y en su pelo -que está tremendamente despeinado-, y en todo lo que es él. Porque nunca habría imaginado que teniéndolo tan cerca podría estar yo tan tranquila. Me sonríe, y yo le devuelvo la sonrisa.
Prometo que me habría gustado aguantar más, prometo que de verdad podría haberlo hecho si hubiese querido, pero a la mierda el reto. Como si fuese una colegiala súper tímida, me acerco más y más, sin apartar los ojos de los suyos. Él no se molesta en apartarse, ni tampoco en acercarse. Veo como sus ojos se reflejan de un modo juguetón. Porque sabe que ha ganado el reto. Porque sabe que lo ha conseguido. Porque sabe que voy a besarlo.
Y eso hago. Cierro los ojos en el instante en el que nuestros labios se juntan. Peter me devuelve el beso.
He oído de todo tipo de besos: ardientes -¿?-, bonitos, pasajeros, furiosos, borrachos... de todo... pero nunca había oído de los besos tiernos, delicados. Peter acompaña mi beso como si se tratase de un vals. Sus brazos me acercan más a él. Vamos al compás de la música. Al compás de nuestras pulsaciones. Al compás de nuestros corazones.
No sé cuánto dura, pero eso no es lo que importa. Sé que si el mundo dejase de existir, quedarían rastros de la gran felicidad que siento en este momento.
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Aquí va la segunda parte del maratón, esta vez más larga :D
BEEEEEEEEEEEEEEEEESO
BEEEEEEEEEEEESO
BEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEESO
Os quiere,
Vicky
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Me niego
Teen Fiction- Enamorarse es de idiotas -aclaro como si fuese obvio-. - Enamorarse no es de idiotas. Tener miedo es de idiotas. Y eso es lo único que tienes tú ahora. ¿Cuánto puede cambiar a una persona en un solo viaje?