Haber medio-admitido que me estoy enamorando de Peter no me ayuda en nada. Cuando sale de la ducha, yo estoy sentada en el sillón viendo la televisión. Se acerca y se sienta justo a mi lado. Sin decir nada, apoya su cabeza en mi hombro. Noto como la sangre empieza a amontonarse en mi cabeza, y a notar las pulsaciones más aceleradas. Venga, Emily, tranquilízate, sólo es un chico.
Giro un poco la cabeza para ver el pelo castaño de Peter. Tiene los ojos cerrados. Me quedo de piedra. Mierda, si se ha dormido...
- Vaya, vaya -dice Dylan cuando vuelve al salón-. Estás completamente pilladita por él.
Suelto un bufido.
- ¿De qué hablas? -digo intentando disimular.
- Venga, si se nota a kilómetros -exclama- Él te quiere, tu le quieres. Simple y rápido.
- Él no...
Sonríe alzando una ceja.
- ¿Qué él no te quiere? -completa- ¿de verdad lo crees?
- No sé... tiene a su exnovia...y tal...
Dylan empieza a reírse sonoramente. Miro estresada a Peter. Como se despierte...
- ¿Acaso no te gusta? -pregunta acercándose más- Te lo comes con la mirada cada dos por tres.
Cierro los puños con fuerza.
- Tú acabas de llegar, así que no tienes derecho a juzgarme -digo seria.
- Tienes razón, pero, ¿puedes negar estar enamorada de él?
Me quedo callada un buen rato. Decirlo en alto es como destruir mi realidad. Admitir la verdad. Perder mi seguridad.
- No, no puedo negarlo -digo al final.
Se queda en silencio con una sonrisa en el rostro. Algo se rompe dentro de mí. Días y días que me he pasado pensando que mi hermana era una ingenua por creer en algo que es como un fantasma. Años, que he creído que todo es una pérdida de tiempo. Va a resultar que puedo ver fantasmas y que el tiempo no me afecta.
- Pues entonces, no sé a qué esperas -dice en voz baja-. Alguna de ahí fuera te lo quitará como no reacciones.
Frunzo los labios intentando no moverme. Sigo teniendo a Peter apoyado sobre mi hombro.
- ¿Y tú, por qué me ayudas..? -pregunto entrecerrando los ojos.
- Bueno.... -dice subiendo los brazos y poniéndose las manos en el cuello- soy un mujeriego, que se ha cansado de serlo... ¿tiene sentido?
- No.
- Pues soy algo sin sentido -replica.
Sonrío resoplando.
- Eres increíble -digo con ironía.
- Bah, guárdate esos halagos para tu amado -responde girándose y guiñándome un ojo.
Cuando sale de la habitación, vuelvo a mirar lentamente a Peter. Tiene unas pestañas bastante largas. Nunca me había fijado.
- Peter... -susurro.
No responde.
- Mi regla principal era no enamorarme, y tú has hecho que la incumpla -digo aún susurrando.
Con la mano opuesta al hombro que está apoyado, paso lentamente mis dedos por su mejilla.
- Gracias a ti, ahora me considero mucho más que una simple ilegal en mi mundo -continúo aún susurrando.
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Me niego
Teen Fiction- Enamorarse es de idiotas -aclaro como si fuese obvio-. - Enamorarse no es de idiotas. Tener miedo es de idiotas. Y eso es lo único que tienes tú ahora. ¿Cuánto puede cambiar a una persona en un solo viaje?