La leyenda

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Hay una leyenda, que en los sueños de las personas aparece, sin que lo sepamos. Una leyenda que ha estado allí desde el principio de los tiempos, que ha pasado de generación a generación por siglos enteros. Es la leyenda del colgante, que busca por los sueños a un elegido de corazón puro y soñador.

La leyenda del colgante se generó en el mítico antiguo Egipto y desde entonces, se ha contado en miles de ciudades y diferentes épocas. Aunque esta leyenda ha ido quedando en el olvido, pues cuando una historia es contada verbalmente y no por escrito acaba desapareciendo totalmente, como si no hubiera existido jamás y las nuevas generaciones no tienen la posibilidad de conocerla, pero esta leyenda es algo peculiar, diferente a todas las demás, porque no es una simple historieta sin ninguna veracidad. Esta leyenda es real, todo ocurrió de verdad y ocurrirá todo lo que dice que sucederá.

Todo empezó cuando el  sabio del lugar tuvo una aparición divina, una voz celestial que le advertía de que el mal se encontraba en Egipto y que este mal se extendería por todo el mundo, arrasando todo por su paso y extinguiendo a la humanidad para siempre. Esta voz le encomendó una misión, encontrar a aquella persona cuyo poder podía derrotar al mal, cuyo corazón era el más puro de todos y que poseía la luz más brillante.

Aquel sabio cuyo nombre se desconoce, no era un simple pensador que conocía más que las personas ordinarias, siempre había poseído algo especial, un poder que realmente él mismo desconocía, pero que le había permitido hacer cosas que otros hombres no eran capaces de hacer. Él aprendía muy rápido desde pequeño y tenía conocimientos que ni siquiera los adultos más sabios tenían. Siempre fue considerado como algo extraordinario en su pueblo, una persona muy poco común y a la que acudían para arreglar sus problemas, o para recibir conocimientos. Lo que más impactaba a sus vecinos era su habilidad para crear inventos con los pocos materiales y conocimientos que se tenían en esa época, inventos que les hacían la vida mucho más fácil en muchos aspectos.

Después de aquella majestuosa aparición, se puso manos a la obra y aunque aquella voz no le había dicho específicamente lo que tenía que hacer, él lo sabía perfectamente, como si algo en su interior se lo dijera. Tenía una imagen en su mente, el objeto más hermoso que había visto jamás, un colgante que brillaba como una estrella y cuya luz era tan cálida como los rayos del Sol. No había visto nunca aquel colgante porque aún no existía y lo tenía claro, debía crearlo él.

No se conoce realmente como lo hizo, ni como consiguió los materiales pero había creado lo más poderoso que existía con sus propias manos. Todo el pueblo se sentía curioso al verlo trabajar en algo tanto y como traía materiales extraños de a saber dónde, le vigilaban mucho puesto que todo aquello era muy extraño, ya ni siquiera recibía visitas para ayudar a la gente. Un día, alguien entrometido miró por su ventana, vio aquel colgante y cómo el sabio hacía algún tipo de brujería extraña con él. Entonces, apareció esa luz celestial de la nada, todo aquello no era normal y el campesino salió corriendo asustado.

Había un rumor de que el sabio había creado un arma muy poderosa y que la había conseguido gracias a fuerzas desconocidas muy oscuras, la gente comenzó a tener miedo de él como si hubiera estado tratando con algo que desconocían y que era realmente malvado. Su repentino cambio, su cegación por construir aquel colgante y el como se había encerrado en su casa sin dejar que lo vea nadie, es lo que había llevado a pensar a aquellas personas que eran sus vecinos que no era la misma persona de antes.                          

Este rumor de un arma letal, llegó hasta el faraón Senebkay y aunque sabía que podían ser simples rumores, quería comprobarlo con sus propios ojos, porque si de verdad existía tal arma, tendría que ser el faraón quien la poseyera y no un simple pueblerino. Por lo que, ciego de poder, mandó a sus guardias a buscar aquel colgante. Posteriormente, llego a oídos del sabio que le iban a requisar el colgante, él sabía que si el colgante caía en las manos del faraón lo usaría para hacer el mal, así que él hizo que el colgante solo se lo pudiera poner una persona con el corazón puro, la elegida, aquella para la que estaba hecho aquel colgante y que aquella voz decía que debía encontrar.

Los soldados le arrebataron el colgante al sabio a la fuerza y lo llevaron tanto a él como a el colgante frente al faraón. Cuando el faraón vio aquel colgante quedó alucinado por tanta hermosura y por aquel brillo que desprendía como piedras preciosas. Fue a ponerse el colgante pero, le resultó imposible, lo intento de todas las maneras pero no lo conseguía, el colgante salía disparado como rechazando al faraón como poseedor. El faraón lleno de rabia e impotencia mandó matar al sabio, quien creía que le había engañado con sus brujerías.

Consiguió escapar junto con el colgante, él lo tiro al mar para que encontrase por si solo a la persona que sería su dueño y en ese momento fue capturado por los soldados del faraón y matado por ellos. El sabio murió protegiendo al colgante. El faraón nunca supo verdaderamente qué poder tenía el colgante, pero lo que dice la leyenda es que tenía el poder de viajar en el espacio y en el tiempo.

Pasó el tiempo y el colgante aún no había encontrado a nadie con el corazón suficientemente puro. El colgante había estado viendo siglos de historia, en esos siglos aprendió todos los idiomas que existen y existieron, así que el elegido / a podría entender todo lo que hablasen en otros idiomas. El colgante podía ver los sueños de las personas, sus pensamientos, sus emociones, pudo ver que los humanos tienen esperanzas, pero al poco tiempo dejamos de creer. Se dio cuenta de que ya nadie creía en el mundo, que lo único que pensaban era en sí mismos. Que el egoísmo ganaba a la empatía y a la humildad, que solo miramos por nosotros mismos y nadie más, que el mundo estaba cada vez más corrupto y que no existía realmente nadie sin un lado oscuro. El lado oscuro dominaba cada vez más a las personas y el de La Luz cada vez menos.

El colgante vio demasiadas muertes que pudieron haber sido evitadas y también vio lo malvado que podía llegar a ser el ser humano, vio tantas guerras, tantas injusticias, ejecuciones, tanta desigualdad y tanto maltrato. Lo que el colgante de verdad deseaba era poder evitar todo eso y para ello debía encontrar al que sería su dueño. Quería que la gente volviera a creer en el mundo, que en los humanos volviera a predominar La Luz.

Cuando habían pasado miles de años desde que el sabio tiró el colgante al mar, fue el momento en el que escogió a su dueña. Tanto tiempo de espera había merecido la pena, ya que pudo encontrar a la que había nacido para ayudar al mundo a ser mejor.

Su nombre era Isabella y su corazón era tan puro, que parecía que el universo la había creado para ser la elegida.

La leyenda del colganteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora