Atrapada en el pasado

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Desperté con las campanas de una pequeña iglesia que había cerca. Me encontraba en el banco de piedra, estaba algo dolorida por haber dormido ahí. Volví a intentar de todas las maneras volver al presente pero no pude, era como si el colgante se hubiera roto. No podía más y comenzé a llorar, un señor mayor se acerco a mi

-¿Que te pasa jovencita?- preguntó

-Es difícil de explicar

-No puedes estar guardando secretos siempre, porque al final no podrás más

-Tienes razón. Pero vas a creer que estoy loca

-Yo ya he visto de todo

-Es que yo vengo del futuro

-¿En serio?- dijo sorprendido

-Si, pero mi colgante mágico ya no funciona y no puedo regresar a mi presente

-Eso explica tu ropa

-¿Qué le pasa a mi ropa?

-Que no es de este siglo

-Es que no tengo dinero, ni tampoco un techo en el que dormir

-Acompañadme señorita

Sorprendentemente aquel hombre me creyó.Sequí a aquel hombre hasta una tienda de ropa. Entramos a la tienda, era una tienda muy buena en esa época

-Por favor tráigame los mejores vestidos para esta señorita- le dijo a la dependienta

-¿Vas a comprarme ropa?

-Claro, a mi me sobra el dinero y tambien a si seré recordado por ti cuando regreses al futuro

-Eres un buen hombre- dije muy agradecida

La dependienta sacó unos vestidos muy bonitos que se llevaban en esa época. Me los probé, todos eran muy bonitos pero el que más me gustó fue un vestido blanco , largo y que tenía los filos dorados y un manto dorado que se llevaba en los pliegues de los codos.

-Estas preciosa- dijo el señor

-Muchísimas gracias

-Si fuera por mí te dejaría dormir en mi casa pero soy extranjero y estoy de paso

-Ya ha hecho suficiente por mi

En ese momento no lo sabía pero aquel hombre era un pariente mío.Nos despedimos y yo fui a dar un paseo con mi vestido nuevo. De repente siento algo que me tira y me lleva a un callejón.  Cuando miré era Hugo. Mi corazón comenzó a latir con fuerza

-¿Por qué te fuiste ayer ?

-No sé

-Estabamos en lo mejor- dijo con una sonrisa traviesa

-Cállate - dije dándole un pequeño empujón de broma

-Sé que te gustó- dijo riéndose

-Pues no listillo- le dije desafiante

-Eso ya lo veremos

Se acercó a mi y me volvió a besar. Fue un beso largo, lleno de pasión y liberador, esta vez no hubo interrupciones. Con él sentía la adrenalina en mi cuerpo.

-Lo ves como te gustó- dijo riéndose

-Esto no significa nada

-Lo que tú digas preciosa

-Me estás volviendo loca

-Eso es lo que me gusta hacer - dijo riéndose

-Muy gracioso- dije sarcasticamente

-Si no te ha gustado ¿por qué no me has interrumpido?

-Eee...

-Lo ves, aunque no lo creas te conozco bien

-No creo que sepas todo lo que escondo

-¿Qué es lo que escondes preciosa?

-No te lo pienso decir

-Tu misterio me atrae más a ti- dijo mirandome a los ojos

-¿Te gustó de verdad o sólo juegas conmigo ?

Mi pregunta le sorprendió y se ruborizó un poco.

-Me gustas

Sentía ser seducida por un ladronzuelo. Pero no lo podía evitar. Pero yo en el fondo sabía que al final regresaría al presente y no volvería a ver a Hugo nunca más.

-Estás hermosa con ese vestido

-Gracias- le dije sonrojada

-¿Dónde dormiste anoche?

-Dormí en un banco de piedra

-Si no te hubieses ido ayer podrías haber dormido en el granero.

-¿Qué granero?

-Es donde vivo yo, era de un viejo hombre que no tenía familia yo le iba a visitar de vez en cuando para trabajar en las tareas que él no podía hacer. Asi que cuando murió me regaló el granero.

-¿Podría quedarme allí hasta que consiga regresar?

-Claro

-Muchas gracias Hugo

-¿Tienes hambre?

-Un poco

-Pues ¡corre!

Los dos corrimos y él cogió la comida que había en una mesa en la terraza de un restaurante. Creo que nadie se dió cuenta de que habiamos sido nosotros. Subimos a la colina que subimos ayer y nos sentamos a comer. Me sentía liberada.

-Me encanta este sitio- le dije mirando al cielo

-A mi también por eso te lo enseñé

Fue una comida muy agradable , no parábamos de echarmos miradas,pero había algo que no me encajaba. Decidí no escuchar a mi cabeza y seguir disfrutando de la rica comida y de las bonitas vistas. Aunque me seguía sintiendo mal por robar. Estuvimos allí toda la tarde hasta el atardecer.

-Deberíamos irnos ya al granero

-Vale

Estuvimos caminando un buen rato hasta llegar a un granero bastante viejo pero era bonito. Hugo me preparó una cama de paja y me dió una sábana. Él en realidad era una persona amable. Me quedé dormida pronto ya que había estado corriendo y viviendo unas cuantas aventuras. Unas horas después noté que algo me tiraba del cuello y me estaba casi ahogando.

La leyenda del colganteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora