La fiesta de iniciación

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Cuando las dos nos despertamos tuvimos que empezar a arreglarnos para la fiesta. Estaba nerviosa ya que conocería gente nueva.

-Oye Isabella ¿Qué vestido te vas a poner? -dijo Sofía

-Este - dije señalando un vestido de flores

-Mejor te dejo yo uno- dijo riéndose

-¿Qué tiene de malo? - dije

-Porque con eso pareces una monja- dijo riéndose

-¡No te rías de mí! -dije

-Lo siento, es que tiene mucha gracia- dijo Sofía

Sofía me ayudo con mi peinado y empiezo a ondular mi cabello rubio. Y después yo le alisé su pelo largo y castaño.

-Me encanta como ha quedado- dijo Sofía

-A mí también- dije

- ¿Vas a maquillarte? - dijo Sofía

-No se me da muy bien maquillarme- dije

-¿Puedo maquillarte yo? Por favor- me suplicó Sofía

-Valeeee - dije

Cuando terminó de maquillarme me puse un vestido azul marino que me había prestado Sofía y unos tacones blancos.

Cuando me vi al espejo no creía que fuese yo, nunca me había puesto así de guapa. Sofia se puso un vestido rojo bastante corto que hacía lucir su hermosa figura.

-¿Estas lista para nuestra primera fiesta universitaria? - dijo Sofía

-Yo siempre estoy lista- dije con decisión

Tomamos un taxi y fuimos al lugar de la fiesta. La música estaba muy alta y la gente bailaba sin cesar. Era muy emocionante.

Me di cuenta de que el chico solitario que vi en la universidad estaba allí y que seguía estando solo. Era un chico que me resultaba interesante.

-Oye Isabella estas en otro planeta ¿Quieres una copa? - dijo Sofía

-Aa lo siento, prefiero no beber alcohol- dije

-Pues toma un refresco- dijo pasándome un vaso

-Gracias ¿vas a beber? - le dije

-Pues claro en una fiesta, siempre se debe beber, porque si no, te aburres-dijo Sofía

-Hay otras formas de divertirse sin tener que emborracharte- dije

-Si, pero no es tan divertido-dijo

-Haz lo que quieras pero luego yo no te voy a llevar a cuestas cuando estés borracha- dije

-No te preocupes por mí y ve a hablar con ese chico- dijo Sofía empujándome hacia él

-¡Para! - dije

-Ve a hablar con él- dijo Sofía

-Hola...

-Hola. Soy Marco ¿y tú? - dijo aquel chico solitario

-Yo soy Isabella

-Bonito nombre-dijo él

-Gracias- dije

-¿Quieres que salgamos afuera? -dijo Marco

-Si, Por favor- dije

Salimos a un jardín y nos sentamos en un banco que había.

Desde tan cerca pude verle mejor. Tenía unos hermosos ojos de color azul y un hermoso pelo castaño.

-¿De dónde eres? - dijo

-Yo soy de España ¿y tú? - dije

-Yo soy de Italia

- Así que eres un chico italiano

-Sí

-¿Te puedo hacer una pregunta?

-Ya me la has hecho-dijo riéndose

-Ahora en serio ¿Por qué siempre estas tan solo? Las veces que te he visto estabas solo y no me creo que un chico como tú no sea popular- dije

-Ya sabes el dicho "mejor solo que mal acompañado". La mayoría de estos universitarios son unos borrachos que tienen las hormonas revolucionadas- dijo él

-¿Y soy yo una mala compañía? -le pregunte

-No. Eres de las pocas compañías que me han gustado- dijo mirándome fijamente a los ojos

De repente en el cielo estrellado de aquella noche apareció una estrella fugaz.

-¡Mira una estrella fugaz! - exclamé

-Pide un deseo y no lo cuentes hasta que se cumpla- dijo él

Aquella noche pedí que quería vivir cada día una nueva aventura y afortunadamente se cumplió.

Pasamos la noche hablando sobre nuestros gustos, aficiones, etc.

Me di cuenta de que era un chico de lo más agradable. Cuando miré la hora ya eran las tres de la mañana.

-Me ha encantado pasar la noche contigo pero ya es muy tarde y tengo que volver- le dije

-A mí también me ha encantado pasar el rato contigo ¿Me podrías dar tu número? Sé que nos acabamos de conocer, pero me has caído muy bien- dijo un poco nervioso

-Claro-dije

Le apunté mi número en su móvil y fui a buscar a Sofía.

Me encontré a Sofía durmiendo en un sofá borracha y despeinada.

-Sofía despierta -le dije

-Cinco minutos más mamá- dijo aún dormida

-¡Sofía levántate! Te dije que no te llevaría a cuestas- exclamé

Sofía se levantó tambaleándose y la cogí del brazo para que no se cayera.

Al final tuve que cargar con ella.

Esta chica no tiene arreglo.

Tomamos un taxi y volvimos a nuestra habitación.

Deje a Sofía durmiendo en su cama y me puse a dormir yo también.

La leyenda del colganteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora