Rachel y Sofía estaban muy sorprendidas. No se lo podían creer. No se movían ni reaccionaban . Observé a mi alrededor y pude ver bien el gran teatro con forma de semicírculo, estaba lleno de gente. Era alucinante poder verlo tan nuevo, volví a la realidad y intenté pensar un plan. Yo no sabía qué hacer, todo el mundo nos miraba. Acabábamos de aparecer de la nada.
-¿Cómo han aparecido?-se escuchó decir a un hombre
-¿Quiénes son?
-Tienen una ropa muy extrañaIntenté inventarme algo lo más rápido posible.
-Hemos sido enviadas por los dioses. Nos han dicho que os comuniquemos que debéis ser buenas personas y creer en ellos- dije pareciendo convencida
Sabía que lo que acababa de decir no tenía mucho sentido. Era la única excusa que se me ocurría, además como estábamos en la Antigua Grecia y habíamos aparecido de la nada había muchas posibilidades de que nos creyesen. Las personas nos miraban sorprendidas y sin saber qué decir. Cogí de la mano a Rachel y Sofía
-Bueno... Adiós
Empecé a correr junto a Rachel y Sofía. Me costaba correr con aquel vestido y los tacones los llevaba en la mano. Conseguimos salir de allí. Sofía y Rachel seguían con la boca abierta. A Rachel no le había contado nada de mis viajes en el tiempo.
-¿Qué ha pasado? ¿Dónde estámos?-dijo Rachel muy nerviosa
-Hay una cosa que no te he contado Rachel, este colgante es mágico y hace que pueda viajar por el espacio y el tiempo. Por lo que he visto en aquel teatro parece que estemos en la Antigua Grecia.
-¡Qué pasada! Me habías contado lo de tus viajes pero no te lo crees de verdad hasta que lo ves-dijo Sofía eufórica
-¿Acaso dudabas de mí?
-Claro que no, pero esto es demasiado imposible para ser verdad
-No hay nada imposible-le dije
-Lo de los dioses ha sido buenísimo ¿cómo has podido decir eso?-dijo riéndose
-Es lo único que se me ocurría, por lo menos yo he dicho algo no como vosotras. Además no sería del todo mentira porque en realidad alguien o algo nos ha enviado aquí
-¿No ha sido el colgante?-preguntó Sofía
-Sí, ha sido él, pero creo que hay algo detrás de él, algo que aún no sé
-Bueno y ahora ¿que hacemos? ¿Cómo volvemos?-dijo Rachel
-No lo sé, a veces puedo controlar el colgante y ir a donde quiera, pero cuando es él quien me envía no puedo volver hasta cumplir alguna misión.
-¿Qué misión?
-Aún no lo sé
-¡Vamos a hacer un poco de turismo chicas!-dijo Sofía
-Tienes razón, en nuestro tiempo todos estos monumentos están o en ruinas o totalmente extintos-dijeComenzamos a andar por una calle de piedra que era de unos 9 metros de ancho. Cada manzana que recorríamos tenía, por lo menos, dos casas. Era impresionante estar allí. Llegamos a una calle principal que medía unos 15 metros de ancho y pude ver que está calle llevaba al ágora (es un espacio abierto, centro del comercio ,de la cultura y la política de la vida social de los griegos). Llegamos a el ágora, era de forma cuadrada y era usada como una plaza pública . Pude ver que las casas más grandes se encontraban alrededor del ágora. La forma de estas casas se organizaba alrededor de un patio con peristilo, provistas de columnas jónicas o dóricas. Eran las casas de los más ricos.
Nos adentramos en el ágora, había un mercado bastante grande y mucha gente. Empecé a observar la ciudad y pude ver que una muralla rodeaba toda la ciudad. Cuando miré hacía arriba quedé asombrada. En el norte de la ciudad se encontraban 3 colinas y en la colina central se hallaba un gran palacio.
La fachada sur del palacio, la que daba a la ciudad, estaba ocupada en toda su longitud por un pórtico grandioso, construido sobre una base. Era una maravilla. Cuando dejé de admirar el palacio como si fuera un Dios, miré a las personas de mi alrededor. Nos estaban observando, clavando sus ojos en nosotras. Había olvidado la ropa que llevábamos y además parecía que ya se había corrido el rumor de nuestra existencia.-Que ropa más rara- se escuchó entre el murmullo de la gente
-Aunque parece una ropa cara
-Dicen que aparecieron de la nada en medio de un teatro
-Me han contado que dijeron que eran enviadas de los diosesCada vez me sentía más avergonzada. ¿Qué debía hacer?
Sofía me hizo una señal para largarnos del centro de la ciudad lo más rápido posible. Nos metimos entre la gente cuando de repente un hombre se nos acerca.-¿Qué sois?
-Nosotras somos personas como tú- dije
-Eso ya lo sé, pero ¿de dónde venís ? Porque vosotras no sois Macedonias
Cuando dijo aquello, supe que estábamos en Macedonia.
-Somos de...-empezó a decir Sofía
-¿de qué? Dicen que venís de parte de los dioses pero yo no me lo creo. Sois unas intrusas en nuestra ciudad
-Nosotras no somos intrusas-dije
Él me agarró fuerte del brazo y acercó su cara a mí. Me hacía daño.
-A mí no me mientas, mujer-dijo muy enfadado
-¡Suéltame!Levantó su puño contra mí, mi corazón latía acelerado del miedo. Justo cuando aquel hombre iba a pegarme llegó otro hombre que parecía un soldado. Inmovilizó al hombre y se dispuso a hablar.
-Estas chicas, quedan en custodia de el palacio por orden del emperador. Nadie las puede tocar-gritó aquel hombre
Otros dos soldados llegaron y nos cogieron a las tres. Parecía que nos fuéramos presas. Empezamos a andar y nos dirigíamos hacia el palacio. Estábamos subiendo aquella colina central. Me acerqué a Sofía
-Creo que ya sé dónde estamos-le dije
-¿Dónde?
-Estamos en Pella
-Y ¿ dónde está Pella?
-En Macedonia
-¿Cómo lo sabes?
-La descripción de esta ciudad la había leído antes en un libro. Y si según aquel hombre estamos en Macedonia, este palacio sólo puede ser el palacio de Filipo II, que se encuentra en Pella.
Llegamos al palacio, este tenía un gran propileo de 15 metros que dotaba al palacio de una imponente entrada monumental que se divisaba desde toda la ciudad, pero de cerca se veía aún más impresionante. Entramos al palacio. La verdad no sabía por qué el emperador quería vernos pero mi mayor duda era cuál de los emperadores era.
El palacio de Pela estaba constituido por siete grandes conjuntos , cada uno incluyendo una serie de habitaciones ordenadas alrededor de un gran patio cuadrado con pórticos. Los soldados nos dejaron allí y creo que fueron a preguntarle algo al emperador. Cuando volvieron me cogieron de los brazos arrastrándome, y veía como Sofía y Rachel se quedaban allí. El soldado me metió en una de las habitaciones, no había nadie dentro.
-Siéntate y no te muevas-me dijo
Me senté en una silla mirando hacia la pared, de espaldas a la puerta. Sentí unos pasos detrás de mí, venía alguien. No podía verle ya que me había dicho que no me moviese.
-Por fin te encuentro, sacerdotisa- dijo una voz de hombre
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La leyenda del colgante
FantasyUna antigua leyenda cuenta que alguien del mundo será elegido para ser el dueño del colgante mágico. La elegida es Isabella, una chica alegre, que ha conseguido realizar su sueño de estudiar en Londres junto a su mejor amiga Sofía. Allí conocerá a M...