Lo de Castiel había sido un detalle precioso, pero había algo que me hacía pensar que el día de hoy no sería fácil.
Salí de mí cuarto contemplando los globos, y aquellas bonitas frases que Castiel había puesto en ellos.
Alguien toco al timbre, abrí. Era Lysandro.
-Hola, Sucrette.- Me abrazó.
Seguido se agachó y cogió algo del suelo.
-Feliz cumpleaños- Me dio algo en las manos.
-Oh, que bonitas Lysandro.
Lysandro me regaló un ramo de flores, cogí una, y me dispuse a olerla cuando Lysandro se acercó mucho a mis labios.
-De cerca son más bonitas, las compre por que me recuerdan a ti. Huelen bien, y son bonitas, Sucrette.
Yo me sonroje, que más me podía pasar hoy?
-Todo ramo de rosas tiene una nota, leela..
"A esa sonrisa tuya, le falta uno de mis besos"
-L-Lysandro...-Tartamudeé.
-Se que ahora no, pero ya te dije que esperaría. Se que al final...-No acabo, tan solo sonrió.
No sabía que decir.
-Quieres que vayamos juntos al bar?
-Sí, eso estaría bien.
Lysandro y yo caminamos, en silencio.
Era un poco incómodo.
-Sucrette, por que no he sido yo al que has elegido?-Dijo Lysandro rompiendo aquel silencio.
-Y-yo.. No lo sé, Kentin es alguien importante para mí, sabes?
-Y tú lo eres para mí, joder Sucrette.- Lysandro paró en seco, no sabía muy bien el por qué.
-Lo sé. Tú también lo eres para mí Lys.. Pero las cosas han surgido así, y no sé.
-Y si surgen de otra manera?
-Q-Que quieres dec...?- Fui interrumpida, los labios de Lysandro estaba posados en los míos. Cerré los ojos por un instante. Estos labios hacían sentir tantas mariposas dentro de mí. Pero tenía novio.
Aparte a Lysandro.
-Lysandro, yo... Tengo novio, se que algún día encontrarás a alguien a quién amar de verdad.
-Ya la he encontrado, pero ella no se da cuenta-Lysandro me miró, y me dejo atrás. Se metió en aquel bar que teníamos enfrente.
Recapacite unos minutos, y entre.
Allí estaban mis amigos, Armin, Alexy, Iris, a la que había conocido durante todas las clases, al igual que a las demás. También estaban la novia de Armin y la novia de Alexy. Kentin parecía que no estaba aún. Oí el motor de una moto fuera, salí. Allí estaban Kentin, y al parecer su amiga, Debrah. La cual no me agrado mucho, a simple vista, e imaginé que mucho menos conociéndola.