No había hablado con nadie, deje de hacerlo. Nathaniel y yo empezamos a salir, tan solo por lo que paso, mientras el estaba feliz por que tendría un hijo, pero no por que lo tendría conmigo, o eso era lo que creía.
Fuimos a vivir juntos.
El me mostró una cara cuándo lo conocí, pero era otra.
Hace 8 meses atrás...
No me lo podía creer, me encerre en baño y empecé a llorar.
No puedo tener un hijo ahora, joder.
Y cual seria la reacción de Nathaniel?
Ahora más que nunca debía de ser fuerte, no podría cuidar de el yo sola.
Cogí mi móvil y marque el número de Nathaniel.
-Sí?
-Estoy embarazada-Dije en medio de sollozos.
-Qué? Eso es...
Empecé a llorar más.
-Qué te pasa, acaso no te alegras?-Me gritó.
-Y-yo.. Si, si lo hago..- Es mi hijo, era de lo único que no me arrepintiera, pero con el hombre al que amaba, joder.
-Voy para allá mi amor, espérame en mi casa.
Colgó.
Me dirijo a su casa, la cual me abre su madre. Desde hace un mes que la conocí, no había hablado con ella. Cuándo Nathaniel estaba en casa, ella se metía en su habitación y no salía.
No me dio tiempo a decirle nada, por que alguien poso una mano en mi hombro, era él. La madre de Nathaniel se metió en la habitación, como siempre. Él me abrazó.
Me sentó en el sofá.
Empezó a tocar mi vientre.
-Qué contento estoy, debemos de irnos, vivir juntos.
No podía decir nada, simplemente asenti con la cabeza.
4 meses después.
Tres meses conviviendo con Nathaniel, al principio hasta pensé que esto podría funcionar.. Hasta ahora.
Kentin me había explicado todo lo que le paso con Debrah, los cuales ya no se hablaban, la había destapado. Quedamos un día y me enseñó el caset, justo unos días después de lo que paso con Nathaniel. Entre él y yo surgió algo, pero al enterarme de lo de mi hijo decidí estar con Nathaniel, pero Kentin no se daba por vencido, el no sabia lo de mi hijo, tan solo pensó que para mi seria mejor una vida junto a Nathaniel, lo cual no era así, todos los días tenia mensajes de él.
Kentin: "Esperando por ti me perdí, esperando a que digas que sí, esperando a que vuelvas aquí con la magia y la fe que me hacía feliz, nunca me fui. Sigo en el tren que cogí para verte. No puedo parar de quitarte la ropa en mis sueños, no puedo parar de pensar en ducharme pegado a tus labios. Soy para ti, para siempre. Me quiero morir a tu lado aunque duela, me quiero morir si no estas donde estoy. Pintamos de azul aquel gris que invadía el tapiz, nuestra vida paso de bien a genial en un plis. Recuerdalo.
A cada mensaje suyo, una lágrima mía.
-Qué mierda es esta?
Estaba sentada, viendo la televisión cuando Nathaniel empezó a gritarme.
Lo miré, él tenía mi móvil en su mano.
-Nathaniel, n-no..
-Eres una guarra, te mereces los peor.
El me tiró el móvil el cuál me dio en el vientre, lo lanzó con mucha fuerza, por lo que me hizo daño. Me cogió de él pelo y me levanto.
-Es lo que te mereces.
Me saco a la calle, y empezó a gritar que yo le ponía los cuernos, que era una guarra.
Entro a casa, sin dejarme entrar.
Después de dos horas sentada en el césped de nuestra casa la puerta se abrió.
-Pasa.
Ahí estaba Nathaniel, parecía más calmado.
Yo entre.
Nos sentamos ambos en el sofá.
-Lo siento, joder. No quería hacerte daño, pero no me hagas esto, recuerda que eres mía.
Yo comencé a llorar.
-Lo de Kentin fue después de estar contigo aquella noche, no te he puesto los cuernos, Nathaniel.
Nathaniel suspiro y me abrazó.
-No me engañes, o lo pasaras muy mal, te aviso.
Actualmente.
Estaba cansada de ver como Nathaniel salía todas las noches, o no venia en todo el día de trabajar. Estaba cansada de todo, le vi un mensaje el cual ponía que quedaría con una mujer, ella casada. Y, yo soy la mala por decir lo que vi. Me pego una bofetada, y me dijo que no volviera a desconfiar de él, que era una compañera de trabajo.
Mi móvil suena, es Kentin. Mi corazón empieza a latir muy fuerte.
Lo cojo, con la voz de cansancio y temblorosa.
-S-si?
-Sucrette?
-Kentin?-Digo llorando.
-Necesito verte, por favor.