Capítulo 3

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De vuelta en la casa provisional,los dos niños dormían mientras que el adulto que aun seguía tumbado en aquel sofá viejo,sin saber si estaba vivo o no.

Con intranquilidad,Carl se despierta mirando un poco a su alrededor en la oscuridad. Por un momento empezó a escuchar unos cuantos susurros fuertes, se quedó mirando hacia aquel sujeto que era su padre. De repente movió su brazo causándole un susto a Carl el cual se alejó del sofá hasta la otra esquina, el hombre levantaba a duras penas su brazo,el pequeño sheriff aun asustado tomó su arma y apuntó hacia el que parecía ser su padre, éste en sus costosos movimientos calló al suelo, lo único que se escuchaba eran los quejidos provenientes del que parecía ya no estar con vida.

Por el otro lado de la habitación la joven niña se había despertado,lo que se encontró era escalofriante, su amigo se encontraba sosteniendo un arma y apuntando mientras lloraba hacia aquel caminante en frente suyo. En tan solo unos segundos el caminante lo alcanzó agarrando su tobillo. Para ese entonces al chico le había ganado la impotencia dejando su arma a un lado y ahogándose en sus propias lagrimas.

-No puedo.-susurró lamentándose. Mantenía su cabeza recostada y sus ojos cerrados,las palabras salían de su boca como cual ratón de su casa al oler un pedazo de queso.- Me equivoque. Hazlo de una vez.-le susurró al que fue su padre,
el chico no podía parar de llorar.

Al instante un ruido los desconcertó.

Provenía del caminante.

-Carl...-susurró milagrosamente.-el chico levantó su mirada atónito, se volvió a escuchar el sonido.- Carl... No te vayas a fuera. Quédate a salvo.-mencionó su padre con mucho trabajo y con la poca voz que tenia, segundos después se dejó caer desmayado al suelo.

Carl tenia su respiración agitada sin embargo él aun seguía sin creerlo. Rápidamente se levantó y se acomodó a su lado aun entre suspiros,acomodó la cabeza de su padre en sus piernas y dijo...

-Tengo miedo.-
siguió llorando,unió su cabeza con la de su padre y volvió a repetir la frase un par de veces.- Tengo miedo... Tengo miedo.

Clementine quien también había presenciado aquella escena podía imaginarse cuan desbastado estaba Carl,se levantó de donde estaba y fue hacia donde él se encontraba,fue a su lado y empezó a acariciar levemente su cabello mientras trataba de calmarlo,sabia que su amigo lo necesitaba.

Al amanecer se encontraba guardando sus cosas mientras que padre e hijo conversaban después de haber pasado aquella noche.

-No deberías haberte arriesgado.-mencionó el hombre hacia el chico que tenia al lado.- ... Salir de esa manera. Es peligroso.-ninguno se atrevía a mirar al otro, ambos se limitaban a escucharse mutuamente.

-Fui cuidadoso.-dijo por fin Carl. A poca distancia de ellos se pudo escuchar una fuerte carcajada. Clementine.

-Fue muy cuidadoso.-dijo ésta bromeando. Carl le mostró una mirada de suicida.

-Es bueno que hayas encontrado más comida.- dijo en aceptación ignorando lo que escuchó.

Carl suspiró.- Había encontrado más.-mencionó.- Pero no las comimos.

-¿Qué era?-preguntó su padre observándolo. Su hijo soltó una sonrisa divertida.

-3 kilos de pudin.-dijo mientras miraba a la chica que tenia a unos metros al lado. Esta le devolvió la sonrisa y Rick no se quedó atrás. Hubo un leve silencio,Clementine terminó de recoger sus cosas y equipar sus armas,seguido se dirigió hacia la cocina dándole privacidad al chico y a su padre.

Cuando estuvieron solos Rick se dispuso a hablar.

-Sé...- dijo dirigiéndose a su hijo.- ... Que las cosas nunca serán como antes.

-¿Qué?-dijo Carl mirándolo.

-Solo me aferré a eso por ti... Por Judith. Y ella ya no está.-Carl solo se limitó a devolver su mirada.- Y tú.-habló su padre haciéndolo remover su acto haciendo mirarlo otra vez.- Eres un hombre,Carl.- ambos cruzaron sus miradas. -Eres un hombre.-volvió a repetir afirmándolo.- Lo siento.

-No tienes que lamentarlo.- respondió con con serenidad mostrándole una leve sonrisa en su rostro.

Minutos después los tres se encontraban en aquella sala,los niños comían cereal mientras que el adulto por su parte solo se limitaba a beber agua. De pronto un ruido los sobresaltó,provenía de la puerta. Carl tomó su arma y clementine su navaja y ambos se situaron en posición de defensa,Rick también tomó su arma y se dirigió hacia donde provenía el ruido. Hechó un vistazo por el mirador, seguido bajó su cabeza y se tumbó en el sofá mientras dejaba ver una enorme sonrisa en su rostro.

Ni Carl y Clementine entendían.

-¿Qué?-preguntó curioso Carl.

-Es para ti.-dijo en una sonrisa.


CLEMENTINE | Carl GrimesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora