Veinticinco. Cástor

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Querido Diario:

Hoy Nathan me saludó animadamente, pero me decidí de inmediato que le aclararía la situación. Le dije que no estaba atado a mí. Que no debía sentirse culpable. Que lo perdonaba por todo lo que hubiera hecho, pero que era libre de alejarse de mí cuando quisiera. Lo lógico era que después de lo de ayer, sintiera lástima hacia mí.

Tras eso, me alejé de él. Ésta noche pude ver las estrellas, pero no me hicieron feliz.


El deseo a una estrellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora