Treinta y nueve. Diadema de Berenice

349 34 1
                                    

Querido Diario:

Me relajé demasiado. Daisy si estaba planeando algo. Y fue algo muy cruel.

Recibí el mensaje de Nathan, y me apresuré hacia el parque. Estaba emocionada por ver a Lucas hacer piruetas. Pero al llegar solo me encontré a Lucas muerto en medio del parque. Y no, no estaba fingiendo hacerse el muerto. Pasé mis manos por su pelaje, lleno de sangre. ¿Qué le diría a Nathan ahora?

A su lado, Daisy sostenía un barrote de acero mientras usaba un par de guantes de latex, llenos de sangre. Los ojos se me llenaron de lágrimas. ¿Qué clase de monstruo haría ésto? ¿Por qué? Me concentré en aquella pobre criatura. No es justo... no es justo...

E instantes después oí la voz de Nathan tras de mí, mientras veía con horror la sangre en mis manos y el barrote que yacía a mi lado. Daisy había huído. Daisy me había hecho culpable de un crimen que no cometí.


El deseo a una estrellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora