Sesenta y ocho. Hydor

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Querido Diario:

Me gusta que Nathan me defienda cuando los otros me molestan, pero me hace sentir inútil. ¿Qué acaso no puedo hacer nada por mi cuenta? Pero cada vez que abro la boca para hablar, las palabras no salen de mi boca. Hoy, unos chicos del equipo de fútbol vinieron a burlarse de mí porque mi padre está en la cárcel. Supuestamente, "maté a un perro", así que yo ya estaba en el camino del crimen también. Nathan casi se les tira encima. Logré evitar que hiciera una tontería. El hecho de que al escuchar mis palabras él se contuviera de golpearlos, me hizo sentir orgullosa. Me hizo sentir feliz. ¿Cómo pude sentirme feliz en un momento tan crítico como ese? Nathan los estaba asesinando con los ojos. No quería que se metiera en problemas, y menos con el equipo de fútbol.

Tengo que volverme más fuerte.

No quiero seguir dependiendo de Nathan. Y no quiero que él se siga preocupando por mí. Quiero ser fuerte. Por mí, y por él.


El deseo a una estrellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora