Capítulo 1-"Pintura Monocromática"

497 25 8
                                    

—¡Vamos Alicia, se nos hace tarde! —exclamó Fernanda.

—Ya voy, ya voy... —dijo mientras bajaba las escaleras con paso apresurado por los nervios y quizás emoción.

—Sabes que esta oportunidad es muy importante, si llegas tarde darás una mala impresión de ti —repitió la chica mientras abría la puerta de su casa.

—Aunque nos demos prisa, si no hay algún taxi, será el mismo resultado ¿Ya llamaste a alguno?—preguntó Alicia mientras observaba como Fernanda buscaba algo en su pequeña cartera haciendo que varios de sus rizos cubrieran su rostro.

—Espérame aquí —dijo con una gran sonrisa tímida.

Iban algo tarde pues hoy se había arreglado un poco más. Llevaba su larga cabellera negra amarrada fuertemente en una coleta alta. Pantalones normales pero algo más ajustados por la blusa holgada celeste que resaltaba el color de su piel, la cual era blanca, pero con un ligero bronceado sobre ella. 

—Eh...—tartamudeó Fernanda señalando el maquillaje de la chica. Hoy lo había dejado algo más leve porque sabía que en ese trabajo jamás la aceptarían con su apariencia regular.

No era como si exagerara... Pero por ciertos motivos personales acostumbraba a llevar sombras muy oscuras.

—Espero que lleguemos a tiempo—respondió Alicia ignorando a su amiga. No quería comentar nada al respecto.

Y lo decía en serio. Generalmente siempre llegaba tarde a todo cuando se encontraba con su mejor amiga, era algo que se había vuelto propio de ellas en los largos años de conocerse.

—Me encanta ver esto devuelta, eh.

Poco después de salir consiguieron transporte. Alicia sentía que las manos le sudaban y esa horrible sensación en su estómago se estaba haciendo presente. No era solo por el intenso calor, estaba realmente nerviosa por lo que abría y cerraba sus puños repetidas veces sin notarlo.

¿Saben lo estresante que puede ser una entrevista de trabajo? 

Si no pues un pequeño resumen.

Si no la aceptaban no tendría dinero y prácticamente tendría que vivir en la calle pues estaba endeudada en casi todo y con todos, desde las facturas del agua y la luz, hasta a la ancianita que era dueña de un pequeño comercio cerca de su casa donde últimamente compraba su comida.

Resopló. Pensar esas cosas era inútil. Preocuparse no solucionaría nada.

Escuchó la vos de Fernanda, pero como casi siempre, estaba en su pequeña burbuja, hundiéndose en sus pensamientos. 

Perdida en sus pensamientos, mirando los no tan grandes edificios de la pequeña ciudad, sintió que algo le tocaba el brazo.

Bajó la mirada hacia la mano de la persona que la sacudía con ansias. 

—Alicia, llevo diez minutos hablando ¿No has escuchado nada de lo que dije?

Intentó recordar qué era lo que decía, pero la verdad era que no había escuchado nada. Como un regalo del cielo, observó a Fernanda mirar por la ventana del taxi, y como siempre, sabía que ya había olvidado el tema anterior, así que le siguió el juego.

Todo debía salir bien. Aunque no fuera lo que ella hubiera querido tener, era lo que ahora necesitaba. Pero en algún lugar de su corazón,  aun anhelaba más.

Una carrera, un empleo bien pagado... Un destino digno de presumir, algo que jamás pasaría.

Luego de unos minutos más, llegaron al lugar.

El Dibujo del Destino |Editando|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora