Capítulo 51

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La tensión reinaba en el lugar.

Pero entonces Alicia sostuvo firmemente su mano y negó sonriendo.

Sebastián estaba más que perdido, pero se limitó a imitar el gesto y dejar salir el aire que retenía.

—¿Me perdí de algo...?

Alicia bajó la mirada entonces.

Aunque no se alejara de Sebastián... igual debía de hacerlo de alguien.

Levantó la vista y le sonrió a modo de disculpa.

—Lo siento —soltó —Sé que... Sé que estuviste esperando esto mucho... y que Zaria lo había planeado perfectamente pero... —Irina la miró impaciente ante su silencio —Pero no puedo dejar mi vida —soltó por fin segura de si misma.

Sebastián no pudo reprimir una sonrisa de satisfacción al notar a Alicia al fin tan segura de alguna decisión.

Pero entonces se dio cuenta...

—Pero Alicia... ¿Dejarás a Irina? —cuestiono extrañado.

Alicia no respondió.

El silencio los cubrió y el chico se impacientó tanto que volteó a ver a Irina y vaya sorpresa se llevó al ver que sonreía.

—¿En serio? —preguntó sarcástica —¿Piensas que tu hermana pasó tanto tiempo planeando algo para que algo así cambie nuestro deseo? —sus palabras helaron a los dos jóvenes. Sin embargo su repentina risa los dejó más confusos aún —¡No me tienes que dejar! Te lo dije... Estuve esperando mucho tiempo para ser la tía que siempre quise ser. Quería formar una nueva historia contigo y Zaria, pero me doy cuenta que ya tienes la tuya —confesó sonriente mirando al chico de ojos azules —Jamás te apartaría de lo que amas...

Alicia no entendía nada.

¿Se separaban o qué?

—¡Alicia! —exclamó Irina levantándose de la mesa y caminando hacia ella —Aquí no tengo a nadie... Vine solamente porque siempre me gustó el país... Pero aún no he logrado nada que me haga desear permanecer... —sonrió y tomó las manos de su sobrina con genuino entusiasmo —Pero ahora si que tengo una para irme.

—¿Irte? —preguntó Alicia horrorizada.

Entonces Sebastián captó todo y se acercó con una sonrisa.

—Contigo —afirmó el joven e Irina asintió confirmando sus palabras.

—Alicia... Eres mi sobrina, eres mi familia. Si eres más feliz en otro lugar, con gusto te acompañaré a donde quieras.

Una sonrisa se fue dibujando en el rostro de la chica, y al final no resistió y se lanzó a los brazos de su tía.

Al momento se unió Sebastián por petición de Irina, y ella no podía estar más feliz.

Al día siguiente tomaron el primer avión con destino a su hogar.

Irina no los acompañaría todavía ya que debía arreglar unas cosas en Argentina, pero prometió ir en cuanto pudiera.

Alicia estuvo todo el rato hablando con Sebastián.

Era como si no se hubieran visto en años y conversaban contando historias o anécdotas, y de vez en cuando, salía una pequeña discusión por sus puntos de vista tan diferentes, pero al final, terminaban riendo y olvidando todo.

Parecían recién enamorados.

Los ojos de ambos brillaban con alegría y la felicidad se percibía a su alrededor.

El Dibujo del Destino |Editando|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora