Capítulo 23

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Ay no...

Por favor que todo eso sea un sueño...

Se incorporó en su cama sobando su cabeza. ¿Tenía un golpe?

Escuchó la puerta abrirse y por esta entró Fernanda vestida con unos pantalones cortos holgados y un suéter holgado. Ah, era un pijama...

—Hola —dijo con una sonrisa apoyándose en el marco de la puerta.

Alicia se quitó las sábanas y bostezo. Dios qué calor hacía...

—¿Quieres desayunar? —preguntó Fernanda aún desde la puerta.

Alicia barrió el lugar con la mirada. ¿Eso había sido real?

Asintió sin saber que rayos le daría su amiga pero así lograría un momento a solas para ordenar sus pensamientos.

¿Eso había sido real? Esperaba que no...

Más rápido de lo que esperó —y de lo que quería— Fernanda habló desde algún lado de la casa.

—¿Te lo llevo o vendrás?

Alicia sonrió.

—Por favor —respondió inocente y a los segundos su amiga apareció con una bandeja con comida. ¿De dónde había sacado eso?

La puso en la cama y Alicia miró todo.

Habían unos pequeños sándwiches que por lo visto eran de pepperonis con mostaza y salsa de tomate. Extraños. Pero eran sus favoritos.

También habían unas tostadas y varias cosas mas que no tenía idea qué eran... aparte unas uvas, y Fernanda tenía un vaso con jugo de naranja en las manos.

—Fer ¿Qué es todo esto? —preguntó extrañada. Fernanda se movió un poco en su lugar.

—Bueno... los sándwiches los hice yo, lo demás lo compré en una cafetería —respondió mirando a Alicia algo extrañada... —¿No te gusta?

Alicia asintió viendo la comida.

—No es eso solo que... wou —dijo asombrada —¿Compraste algo para ti?

Fernanda sonrió y asintió.

—Pues anda a buscarlo, pelirroja.

Con una sonrisa de lado Fernanda salió de la habitación. Alicia suspiró.

Si era real.

Fernanda no le daba tantas atenciones por nada...

Comenzó a comer intentando apartar cualquier pensamiento.

En medio de todo, Fernanda había llegado y ambas comían en silencio.

Alzó la mirada hacía Fernanda.

—¿Entonces... ellos son? —murmuró.

Ella asintió tomando un trago de jugo.

—Al parecer... —Alicia asintió.

Sacudió la cabeza al notar que sus ojos comenzaban a querer lagrimear.

—Por favor dime que no me puse a llorar como una nena —bromeó. Fernanda sonrió al darse cuenta que Alicia simplemente no quería recordar el tema.

—Entonces no te digo.

Alicia le sacó la lengua.

—¿Por qué me duele aquí? —preguntó tocando su cabeza.

Fernanda hizo una mueca.

—Bueno... Luego de que quisiste ahogarnos en lágrimas —Alicia la miró mal —Te intenté llevar a la habitación, estás tan delgada que asustas Alicia.

El Dibujo del Destino |Editando|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora