Littera In Flammas

Isabella

Ayer fue que hablé con el calvo, ahora sólo falta una semana para pagar, no tengo cuenta de ahorros, llegué tarde al trabajo aunque por suerte no se dieron cuenta. Necesito desahogarme. Ya sé, llamare a Ignacio, siempre que tengo un problema él siempre le encuentra una solución. Es gracioso que en mi celular la llamada más reciente haya sido a él. – ¿Hola primo, estás ocupado? ¿Recuerdas el problema de la semana pasada? Si bueno ahora resulta que debo pagar la renta la semana que viene y no creo que esto se resuelva antes que eso. ¿Tienes alguna idea?– No sé por qué, pero esperaba una respuesta extrañamente conveniente como "Tienes suerte de que tengo un fondo en caso de desapariciones de cuentas bancarias justo aquí debajo de mi colchón" –Bueno Isa, te puedo ayudar con este mes, tengo un poco de dinero guardado, pero no creo que correrás la misma suerte para la próxima, hablare con Emanuel a ver qué me dice del dinero– contestó, sorprendentemente fue una respuesta muy conveniente. –Quien es Emanuel?– nunca había oído hablar de este tipo. –Él es el nuevo gerente del banco, al parecer no eres la única persona que se ha quedado con las manos vacías. Pasa por allá cuando puedas a ver cómo te ayuda– El día no empezó nada mal –No sabes cuánto te agradezco, muchas gracias Ignacio, cuídate– Me respondió "igual" al parecer si estaba ocupado pero saco tiempo para hablar conmigo.

El día había ido bien hasta ahora, En la tienda no hubieron muchos clientes, y los que fueron no causaron problemas, llegué a tiempo, no hubo diligencias de último minuto, y ya tenía la renta asegurada. Ya es mi hora de almuerzo, que felicidad.

Llevo mi bandeja a la mesa hasta que aparece un obstáculo encorbatado. –Disculpe– le dije a ver si se quitaba. Al parecer es sordo. –Disculpe señor– le repetí con más fuerza. Este estúpido no se moverá, mejor me voy por otro lado antes de que diga cosas que voy a lamentar. Me fui por la derecha, en ese momento la piedra con corbata giro, y para desgracia mía, fue a la derecha.

¿Alguna vez se han preguntado cómo se vería una bandeja llena de comida si le lanzas un café a alta velocidad? Bueno yo sé como se ve. – ¿Oye acaso eres estúpido o sólo te haces? Te quedas parado como un idiota pero no, eso no te basta ¡También echas tu estúpido café en mi comida! ¡De verdad que eres una obra de arte!– perdí el control, tenía hambre, y una bandeja llena de café no me culpen.

–Déjame buscar otro café– Dijo el estúpido con cara de idiota. ¿En serio? ¿Ni si quiera un "lo siento"? ¿Ni un "disculpa"? Este tipo es increíble. Y así como así se fue. Y me di cuenta que ahora era yo que parecía la loca, gritando y llena de café, el hombre ya estaba buscando su café y todos se olvidaron de él, sin embargo Isabella es la loca del caso. Genial, mejor me voy a cambiar. Era un día lindo, de verdad lo era.

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