Es increíble, estaba por todas las noticias, sólo a un par de minutos del apartamento había ocurrido un atentado, yo hubiera sido víctima de no ser que cambié mi horario tras la muerte de Diego. Isabella tampoco se lo creía, iba tarde a la tienda como de costumbre, ese mal hábito le había salvado la vida. Recibí una llamada, era el detective Alonso. –Buenos días Andrés, lo llamo primero para confirmar que esté bien, me imagino que ya sabe lo de los atentados, ¿Cierto?– Era raro que me estuviese llamando el mismo detective que me interrogo aquella vez. –Si ya me enteré y por suerte, estoy a salvo. – Continuó el detective. –Me alegro de que esté bien, lo otro que le quería decir es que el señor Emanuel Morales murió en dichos atentados. – La noticia me golpeó como una piedra, era la persona que menos esperaba que anduviera en el tren. –El señor Morales dejó su carro en un taller y según preguntamos fue a la estación justo antes del atentado, las cámaras de seguridad también lo ubican en la estación. Se preguntará por qué me tomo la molestia de informarle todo esto. Resulta que Emanuel en verdad se llamaba Alberto Morales, un desconocido aquí pero un criminal en Barcelona. A la policía le llegó esta información y tras una búsqueda encontramos algunas ubicaciones registradas a este nombre, una de ellas contenía evidencia de que Morales era un asesino en serie. –Kaz tenía razón, Emanuel era el que mandaba las cartas. – ¿Qué clase de evidencia?– le pregunté cada vez más curioso y más aliviado. –Al parecer le escribía cartas a sus víctimas antes de matarlas, esto concuerda con lo que me dijo el padre de tu amigo Diego. También hallamos tranquilizante de caballos, un anestésico muy potente, y una colección de cuchillos. Pero eso es sólo el principio, tenía archivos de sus víctimas pasadas y de sus futuras también, en ellas estabas tú y la señorita Hernández. – Si tan sólo supiera que eso ya lo sabíamos. –Por cierto, ¿Sabes algo de ella? No la he podido contactar, quisiera saber si está bien. – Miré a Isabella, no creo que le agrade que la gente sepa que está viviendo en mi apartamento por miedo a un asesino así que no correré riegos. –Ella está bien, hablé con ella hace poco no se preocupe, ¿Trató de llamar a su celular?– Le dije. –Sí, ya he tratado par de veces pero parece que está apagado. Bueno si la ves me dejas saber y disculpa por los inconvenientes del interrogatorio. – Es cierto, ya estoy libre de sospechas. –No hay problema. – Alonso colgó. Le conté a Isabella todo lo que me dijo el detective. Estaba bastante aliviada, no podía disimular la alegría, pero todavía había algo que debía hacer.
El detective Alonso no me habló de la libreta de Kaz,quizás no me incumba, quizás es evidencia clasificada, o quizás no la encontraron. Tampoco mencionó a Kaz, seguro que Emanuel debía tener una ficha de él también. No me queda de otra que ir a buscarla yo mismo, dudo que haya mucha seguridad en su casa, siendo el atentado la máxima prioridad.
ESTÁS LEYENDO
Littera In Flammas
Mystery / ThrillerAndrés se muda a España a perseguir su carrera. Lo que no esperaba era ser perseguido.