Capítulo 6

13.1K 585 19
                                    


Sigo vagando por la amplia habitación pensando en cuanto Christian me ama. Su oficina parece un templo de adoración. No sé porque aun me asombro de sus sentimientos hacia mí. Sé lo mucho que me ama, me lo ha dicho, lo he visto. Su sobre protección, sus excesivos cuidados, su necesidad que de esté a salvo. ¡Oh mi pequeño Bip, lo que te espera! Pero sé que al igual que yo tú lo amarás y será el centro de tu universo.

-Bueno Ros, ve por ello para firmarlo y terminar de una vez. – la voz de Christian me saca de mi ensoñación. Ros se levanta de la silla frente al escritorio de Christian, me dedica una sonrisa cálida y se encamina a la puerta. Christian estira sus brazos hacia mí y por fin puedo ir hacia mi lugar favorito: sus brazos.

Cuando llego frente a él me encaramo en su regazo, paso mis brazos por su cuello y mi nariz por su pecho aspirando su olor. Huele a ropa limpia, gel de baño y a Christian. La mezcla me embriaga. Levanto mi cara y junto mis labios con los suyos trato de verter en ese beso todo el amor y los sentimientos que están en mi desde hace unos minutos que logré vislumbrar una vez más la magnitud de su amor por mí.

-Te amo. –digo entre besos.

-Lo sé nena.- dice sin separar nuestros labios. – y yo te amo a ti.

Cuando nos separamos sin aliento junta nuestras frentes. Nos miramos a los ojos, los suyos se están obscureciendo, se lo quiere decir. Siento su erección que se endurece bajo mis nalgas. Ataco nuevamente su boca pero con pasión y necesidad esta vez.

-Nena, con calma, tranquila.- dice con la respiración un poco entre cortada.

-Te tomo la palabra Sr. Grey. Inauguremos esta oficina.- digo aun tan cerca de sus labios que puedo sentir el aire que se escapa pesadamente entre sus dientes. Esboza una sonrisa que dice: ¡sabía que lo haríamos nena!

-Espera.- dice. Toma el teléfono que está sobre su escritorio y presiona un número.- Andrea, que nadie me interrumpa, no importa quien sea.

-Entendido Sr. Grey. – responde ella.

Christian cuelga y me mira con sus ojos turbios por el deseo.

-Creo que debemos cerrar la puerta con seguro. – me dice al tiempo que se levanta conmigo en brazos. Me deposita en su escritorio y se encamina hacia la puerta. Pone el pestillo, me giro a mirarlo, sus ojos traslucen deseo, se han obscurecido mucho. Se pasa el pulgar por su labio inferior y moja un poco sus labios con su lengua. Avanza hacia mí con paso decidido como un depredador hacia su presa y yo estoy ya ardiente y necesitada de su contacto. No sé como aun no me acostumbro a que con solo verme logre que mi cuerpo tiemble y mi sexo se humedezca.

Llega hasta donde estoy y desliza sus manos por mis piernas abriéndolas a su paso para posicionarse en medio de ellas. Las yemas de sus dedos rozan levemente mi piel a su paso y siento un cosquilleo que se va extiendo hasta llegar directamente ahí, a la unión de mis muslos. Solo es este el contacto que tenemos y ya estoy jadeando y anhelándolo. Clava su mirada en mí y puedo sentir su aliento fresco sobre mi cara.

Se acerca, aspira mi olor, roza con su nariz el lóbulo de mi oreja para luego susurrar.

-No sabes cuánto he esperado por este momento nena. –luego muerde y tira de mi oreja provocando que un gemido bajito brote de mi garganta.

Comienza a dejar un camino de besos desde mi oreja hasta mi hombro y va arrastrando mi camisa a su paso. Yo solo puedo ladear mi cabeza para facilitarle el acceso y sostenerme con ambas palmas abiertas a la superficie de su escritorio. Desabotona mi camisa y va rozando casi con indulgencia mi piel hasta llegar a mis muy sensibles pechos.

Christian y Anastasia Grey: Nuestra Pequeña Familia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora