Capítulo 40

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-Por favor ya, detente –Solo puedo esconder mi cabeza en su pecho –Sabes que detesto verte así. Si no querías que se fuera solo tenias que decirlo, además, puedes hacerla regresar cuando quieras.

-Lo sé, es que estoy sensible –digo bajito. Siempre es duro despedir a mi madre.

-También lo sé, pero no me gusta verte así –limpia mis mejillas húmedas con sus pulgares y me mira fijamente, puedo ver un destello de preocupación en sus ojos.

-Lo siento –ese brillo en sus ojos, solamente quiere que este bien, se altera cuando siente que no tiene e control sobre lo que me pasa, pero son estas malditas hormonas que no me dejan en paz. Además de que hemos tenido una grandiosa navidad.

-No hay nada que sentir nena. ¿Quieres que ahora si abramos todos nuestro presentes? –Está un poco emocionado con esto, si llegamos a ver algunos mientras tuvimos visitas, pero se negó a que recibiera todos los que teníamos el uno para el otro, dice que quiere que solo estamos nosotros tres. Me encojo de hombros como respuesta y le regalo una media sonrisa, su entusiasmo es contagioso –Esa es mi chica –sus labios se curvan y deja un beso en mi nariz.

Empezamos a hacer camino hacia el salón familiar donde tenemos el gran árbol que aun tiene muchos regalos debajo. Tuvimos obsequios para todos nuestros invitados, incluido José y ellos a nosotros, sobre todo cosas para el bebé, ropa y juguetes suaves y acolchados. Llegamos al salón y Christian me sienta en un mueble cómodo dispuesto cerca del árbol, mientras que él se ubica en el piso cerca del árbol y de mí.

-Bien, este es para ti nena –me tiende una caja de tamaño mediano perfectamente envuelta. Lo muevo y suena un poco, es intrigante. Poco a poco empiezo a abrirlo y me encuentro con un porta retratos digital cuya primera imagen es la primera foto de nuestro bebé.

-Oh Christian es hermoso –no puedo ocultar mi emoción.

-Podemos ir agregando más –dice feliz.

-Lo haremos –me levanto y me ubico en el suelo, en su regazo –siempre sabes elegir el regalo perfecto –lo beso con ternura.

-Tu eres mi regalo perfecto Ana, los dos lo son –con una mano acaricia mi vientre y con la otra acaricia la piel detrás de mi cuello –Ahora, sigamos.

-¿Hay más? –digo con sorpresa.

-Siempre hay más para usted señora Grey –dice con picardía.

-Me alegra oír eso señor Grey.

Así pasamos la siguiente hora abriendo paquetes, sobre todo de él para mí, es un derrochador. Ropa, perfumes, joyas y juguetes con los que Bip podrá jugar seguramente cuando tenga 3 años. Pero lo que más me encantó fue una ropita, es un enterizo azul celeste y en medio, en la panza tiene un barco y se lee: "soy el capitán de mis papás" es realmente adorable.

-Es hora de comer –dice mi esposo mientras observa con adoración uno de mis obsequios para él, son unos zapatos de color beige, con otros mini a juego, unos son para él y otros para nuestro Bip.

-Oh sí, no puedo esperar el postre. –comienzo a buscar levantarme y él lo hace primero para luego ayudarme a mí, aunque mi barriga no es tan prominente ahora me cuesta un poco ponerme de pie, con el peso extra que representa mi hijo.

-Primero el almuerzo, luego el postre, vamos –toma mi mano para salir del salón.

-Debemos limpiar un poco aquí –señalo el montón de papel de envoltura que nos rodea.

-No, Gail se encargará. Debes comer –comenzamos a caminar a la cocina.

-Podemos ayudar un poco Christian, no es correcto que Gail ande limpiando nuestro desastre, es de gran ayuda para nosotros, pero, mientras podamos hacerlo, debemos ayudar.

Christian y Anastasia Grey: Nuestra Pequeña Familia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora