Capítulo 30

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-¿Estás lista? –pregunta ansioso. Asiento frenéticamente. Abre la puerta y la habitación está repleta de cosas para bebés, es más de lo que habíamos pedido juntos. Abro los ojos como sorpresa. –Me tomé la libertad de pedir algunas cosas que creo que necesitaremos –añade. Oh y cuantas cosas, mi subconsciente se burla. Sin duda alguna ha salido la vena comprado compulsiva de Christian. Pero no puedo culparlo.

-Oh sí. Ya veo –solo soy capaz de decir eso. Me mira preocupado e intento aligerar el ambiente – ¡Manos a la obra señor Grey! Esa cuna no se armara sola –la señalo. Se encuentra en una caja, es de madera obscura y es demasiado grande para un bebé, pero es extra segura, extra cómoda, extra costosa. Hay un montón de cajas en todos lados que ni siquiera sé que son, ya que solo habíamos encargado una cómoda, un cambiador, una mecedora y la cuna, ya luego iré descubriendo lo que la loca cabeza de mi esposo hizo.

Me acerco a la caja de la cuna y despego la factura de ella, tiene escrito todo lo que compró y viene a nombre de Jordan Bells, imagino que es seudónimo que Christian usa para comprar cosas y pasar desapercibido, cuando mis ojos van al monto la hoja desaparece de mis manos.

- No es necesario ver esto. –la toma y la rompe.

-¡Christian! ¿Por qué haces eso? Tengo derecho de saber cuánto pagaste por todo esto- hago un gesto que indica todo lo que está dentro de la habitación.

-Sabes que no debes preocuparte por eso Ana, te conozco, así que no lo sabrás. –me enfurezco.

-¡No me preocupo! –Bien, ahora estoy gritando- solo quiero saberlo. –reclamo.

-¿Qué harás con saber? ¿Reñirme? Te lo dije Ana, a mi hijo no le faltará nada y no escatimaré en gastos para cubrir sus necesidades. –Perfecto, ahora él suena herido y me hace sentir como una mierda –bien hecho Ana-me reprocha mi subconsciente empeorando todo. Suelto un suspiro pesado.

-No, no es eso. Lo siento –me acerco hasta él, a veces olvido sus necesidades lo veo como mi caballero de armadura brillante que no le teme a nada cuando en realidad está lleno de inseguridades que han ido mermando, pero quieren asomar siempre su fea cabeza. –Solo quería saberlo, ya sabes cómo soy. A Bip no le faltará nada porque nos tiene a nosotros. –le beso intentando que olvide nuestra incipiente lucha.

-Lo sé, pero no me pelees en esto Ana, somos nuevos en esta área y debo tener el control en esto al menos, no puedo controlar el embarazo porque tú llevas a nuestro hijo, pero sí puedo hacer que todo al rededor de ustedes este bien. Déjame hacerlo –es casi una súplica, debo ceder, necesita tener el control de algo con esto. Asiento –He trabajado mucho para llegar a donde estoy nena y compartiré todo lo que tengo con mi familia que son ustedes, sino no tendría sentido nada de lo que he logrado. Lo mejor para ustedes –besa mi frente.

-Si tenemos lista la habitación ¿crees que podemos decirle a todos que es niño enseñándosela? –lo piensa.

-Para tener lista la habitación necesitaremos más ayuda nena-mira a los lados mientras mantiene sus manos en mi cintura.

-Tienes razón, creo que Gail podría ayudarnos –asiente de acuerdo –pero armemos la cuna juntos ¿sí?

-Vamos por ello.

Va sacando las piezas de la caja y yo leo las instrucciones, no me deja levantar ni una ola de las piezas.

-¿Puedo al menos tomar los tornillos? –pregunto y sonríe.

-Eso estaría bien señora Grey –le saco la lengua en un gesto infantil.

-Mmm... se me ocurren otros usos para esa lengua viperina –sus palabras van derecho a mi entrepierna y me sonrojo.

Christian y Anastasia Grey: Nuestra Pequeña Familia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora