Capítulo 20

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Me despierto desorientada e instintivamente tanteo a mi lado buscando a Christian. La realidad me golpea, lo corrí de la habitación, pero él se lo buscó. Voy al baño para hacer mis necesidades, miro el reloj de la mesita 2.37am tengo mucha sed, así que salgo hacia la cocina por algo de tomar, no pienso más que en jugo de arándanos, últimamente es mi favorito. Cuando voy llegando al salón veo a Christian en el sillón, tiene los labios ligeramente separados y se ve tranquilo mientras duerme, no se porque se quedo allí en lugar de ir a la habitación de arriba, no tendrá mi compasión así este mucho mas que dispuesta a dársela. Sigo a la cocina, busco un vaso y me sirvo mi jugo que tomo mientras observo a mi guapísimo, terco y celoso esposo que se remueve incómodo en el sillón.

Dejó las ventanas que dan al balcón abiertas, seguramente quería sentirse el dueño del mundo y salió a ver las personas miniaturas que se ven desde aquí, nuestra torre de marfil. Me dirijo hasta allá con la intención de cerrarla, el aire que entra es frio, le hará daño, no tiene cobija para taparse. Aprovecho para ver la ciudad desde aquí, es precioso, pero no tanto como la vista de casa nueva. Suspiro.

Cuando nos mudemos extrañaré este lugar, ha sido nuestro hogar, aquí creció nuestro amor. Hemos tenido buenos y malos momentos, pero Christian tiene razón, la nueva casa será un lugar para tener nuestra familia. Llevo mis manos hacia mi vientre y lo acaricio, nuestro pequeño vendrá a traernos alegría. En ese momento sopla una brisa fuerte y me abrazo a mi misma.

-Ana no...Junior...-¿es Christian? Me giro y lo veo revolverse. Está teniendo una pesadilla. -¿Por qué haces eso? –Continúa hablando. Voy caminando a paso rápido hacia él y dejo mi juego en una mesita a mi paso.

-Christian, despierta –Empiezo a hablarle antes de llegar junto a él. Llego a su lado y me arrodillo para tocarlo en la cara y en el pecho.

-Nena no hagas eso –Sigue.

-Christian, es un sueño. Despierta. –Lo sacudo fuertemente.

-¿Ana? –Abre los ojos y observa hacia los lados –Oh nena. –Dice aliviado -detesto discutir contigo lo sabes- tiene mi cara entre sus manos y me ve observa directamente a los ojos. –Eres tan terca. –Me atrae a su pecho y me abraza fuertemente aspirando mi cabello. Se acomoda y quedamos los dos fundidos en uno solo echados en el mueble.

-¿Estas bien? –interrogo mientras me dejo hacer en su pecho. Lo siento negar y sueltan un largo suspiro.

-No estaré bien hasta que me perdones por haberme comportado así. No necesito decirte cómo me siento cuando sé que alguien estuvo cerca de ti.

-¿Cuándo confiarás en mi? Pensé que ya habíamos aclarado muchas cosas y que podíamos avanzar. –Mi voz se quiebra, discutir con Christian me agota, también me hace falta cuando no esta en la cama y mis hormonas no ayudan. Detesto que tenga pesadillas, siempre termina así cuando discutimos.

-Ana, confío en ti, ciegamente. De hecho eres la única persona en la que puedo depositar toda mi confianza. –lagrimas silenciosas bajan por mi rostro y el sube sus manos a mi cara para hacerme verlo. -¿Por qué estas llorando? –limpia mis mejillas cuidadosamente con sus pulgares. –Lo siento, no debí reaccionar así, pero imaginar a ese Bradley contigo –frunce el ceño- eres mía y no quiero que nadie te mire si quiera.

Dios. ¿Por qué tiene que ser tan posesivo?

-Si, soy tuya y tú eres mío, mi esposo. –sonríe débilmente- Pero no por eso debes comportarte como un patán y tratarme como si fuera un activo Christian. Me haces sentir mal, como un bien que puedes manejar a tu antojo, no crees en lo que te digo y viene cualquiera a hablar tonterías y te enojas, no me gusta que estés enojado, cuando lo estas terminas teniendo pesadillas absurdas y yo sintiéndome fatal por eso. Me gusta mi Christian: tierno, atento, controlador, posesivo, romántico y maniático del control. –Frunce los labios para ocultar una sonrisa. –Mi Cincuenta Sombras.-sentencio- Cuando nos peleamos la paso tan mal como tú y más ahora que mis hormonas parecen haberse triplicado, quiero estar contigo en todo momento, te necesito tanto. –Y mis lágrimas vuelven a hacer su aparición. Bien Grey, sigue siendo toda una llorona. Se burla mi subconsciente. Mi labio tiembla un poco cuando trato de contener las lagrimas. Christian me acerca a su boca y me da un tierno y corto beso.

Christian y Anastasia Grey: Nuestra Pequeña Familia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora