Capítulo 37

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Estamos todos sentados en la mesa. José y su papá, Ray, mamá, Bob, Christian y yo. La cena marcha muy bien, José pareció haber entendido el mensaje y se comporta como hace mucho tiempo no lo hacía, muy normal. Todos están fascinados con mi embarazo, más porque nuestro hijo ha dado un buen espectáculo luciéndose con volteretas para los invitados. La comida les ha gustado a todos y papá aceptó quedarse aquí en la casa, estoy segura que lo hace para complacerme, pero no me importa la razón. El día de mañana es noche buena y todos los Grey y los kavanagh vendrán a la casa a festejar este día, estaremos preparados por si quieren quedarse a dormir, espero que sí, así podremos darles sus presentes.

Al terminar la cena todos son guiados hacia la sala de estar. Yo me hago a un lado junto con Ray para poder conversar a gusto, ya que no lo hemos podido hacer desde que llegó.

-¿Cómo te has sentido Annie?

-Muy bien papá. Todo ha ido perfecto –omito mis achaques propios del embarazo.

-¿Y Christian? ¿Cómo ha portado?

-Papá –le digo con reproche -¿cómo crees?

-A la altura supongo –reímos.

-Muy por encima de eso.

-Estoy seguro de que los cuida, pero un padre nunca deja de preocuparse por sus hijos. Aun parece mentira que estés casada y embarazada –toca mi vientre con algo de pena. Tomo su mano y la dejo en mi vientre –No puedo esperar para enseñar a pescar a este pequeño.

-Serás un gran abuelo –lo reconforto.

-Eso espero, aunque este viejo puedo ofrecerle algo a mi nieto.

-Papá, no estás viejo –reímos.

-No trates de hacerme creer lo contrario Annie –mamá se acerca a nosotros.

-¿Se puede saber qué es tan divertido? Están riéndose mucho, los veo y me siento excluida.

-No es nada mamá, conversamos sobre la juventud que proyecta papá –abre los ojos y ríe débilmente.

-Tampoco la convencerás –se defiende.

-Oh Ray, la vejez es un estado mental, yo me siento joven.

-Siento diferir de ti Carla, pero no es un estado mental si los dolores de espalda te lo recuerdan a diario –y así volvemos a reír.

-¡Vamos! No estás viejo y tú tampoco –señalo a mamá.

-Está bien, estamos en la edad perfecta para ser abuelos –mamá asiente de acuerdo con Ray.

Siento las manos de mis esposo rodearme y quedarse en su nuevo lugar favorito, mi vientre. Pega mi espalda a su pecho y pone su cabeza en mi hombro.

-¿Todo bien?

-Perfecto –mi mamá nos mira socarrona.

-¿Necesitan algo? ¿Se sienten cómodos? –deja un beso en mi mejilla y se yergue. Sin separarse de mí.

-No te preocupes muchacho. Estamos perfectamente, es más de lo que necesitamos. Con solo el hecho de que cuides a nuestra hija y nieto todo está bien –Oh papá.

-Lo haré con mi vida si es necesario Ray.

-No lo dudo ni un minuto.

-Bueno ya. Regresemos con los demás. ¿Quieres otra copa mamá? –señalo la suya ya vacía.

-Sí, pero ya lo haré yo. No te preocupes. Quizás debes sentarte. Tienes mucho rato de pie.

-Estoy de acuerdo con tu mamá, al sofá –dice mi marido mientras me conduce donde se encuentra el resto de nuestros invitados.

Christian y Anastasia Grey: Nuestra Pequeña Familia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora