Capítulo 36

9.6K 575 60
                                    



-¿Te sientes a gusto? –le pregunto a José mientras damos un paseo por el frío prado, cada uno envuelto en un abrigo de lana y con unos guantes que cubren nuestras manos del invierno.

-Sí. Digo ¿Quién no se sentiría a gusto en tu palacio? –dice medio bromista. Suspiro evitando enfadarme.

-Es nuestro hogar, un poco exagerado, pero es lo que hay –parece arrepentido.

-Lo sé, no quise ofenderte. Me he dado cuenta que Grey tiene gustos extravagantes. Pero a pesar de ello, se siente como un hogar, lo han hecho bien –evita mi mirada y continua su lento andar.

-Creo que somos nosotros los que le damos ese toque y ustedes por supuesto, me da mucho gusto que hayas aceptado venir. Lamento no haber estado muy en contacto últimamente, han pasado muchas cosas y siento que he sido la peor amiga del mundo al dejarte de lado –confieso.

-No te preocupes, no lo has hecho, de ser así no estaría aquí ¿no crees? –Pasa un brazo sobre mis hombros –ahora eres una mujer casada, seguro tienes muchas responsabilidades y con tu embarazo debes estar repleta de cosas por hacer, que no hablemos a diario no significa que no seamos amigos. Además, sigo estando para ti siempre que lo necesites Ana –No puedo evitar pensar en que sus palabras tienen un doble sentido.

-Sí, he estado algo ocupada este tiempo y Christian y yo tenemos pendientes, ya sabes ese tipo de cosas de las que no nos podemos zafar. Pero bueno, cuéntame ¿has conocido a alguien? –suelta su agarre de mi cuerpo y lo noto algo nervioso.

-Mmm... algo así. –rasca su cabeza.

-¡José! Cuéntame –le animo.

-Bueno, fue en un foto estudio, me llamaron porque estaban interesados en mi trabajo, así que asistí. Cuando llegue había una fila un tanto larga para ingresar porque todos íbamos por la misma razón –asiento para que continúe-estaba delante de mí, entablamos una conversación y nos salimos de la fila para ir a tomar algo. Nos hemos visto algunas veces más.

-Oh, ¡no puedo creerlo! Estoy tan emocionada por ti, en serio –lo abrazo.

-Si, bueno –no somos nada aun, ya sabes solo salimos –se encoje de hombros restándole importancia.

-¿Te gusta? –inquiero picara. Sonríe y baja la cabeza.

-Un poco –parece haberse ido del ligar, pensando en otra cosa –debería poder hacerlo –murmura más para él que para mí.

-¿Qué cosa? ¿Qué deberías poder hacer? –suelto sin más. Me mira y niega.

-Vamos, puedes confiar en mí.

-Ana, me gusta sí. Pero no tanto como llegaste a gustarme tu en algún momento –Santa vaca. Me quedo petrificada, yo y mi boca inteligente. No quiero ir allí en este momento, ni nunca, estoy tomada. Amo a mi esposo y José es mi amigo. Solo eso.

-Eh... yo... José... yo... yo nunca te quise, como algo más –las palabras salen atropelladas mientras coloco mis manos en mi bulto buscando un poco de paz. Se le dibuja una sonrisa nostálgica.

-Lo sé Ana, calma –intenta retractarse –lo que quise decir es que –se detiene buscando las palabras correctas –lo que quise decir es que sí me gusta, digo, estamos saliendo. Pero no creo que sea la indicada para tener una relación. Debo conseguir a alguien que me atrape por completo. –solo asiento -No quise decir eso, disculpa, estuvo fuera de lugar.

-No debiste hacerlo –al fin consigo mis palabras –somos amigos, te quiero como a un hermano, nada más. Siempre fui sincera contigo.

-Sé que lo fuiste y créeme cuando te digo que lo he entendido, pero eso no quita que te quiera –abro mis ojos como platos y mi estomago comienza a revolverse –tranquila Ana, solo te quiero como una amiga. Sé que eres feliz y me alegra mucho, de verdad, aunque sea con Grey –hace una mueca, pero mi estomago siegue en actividad.

Christian y Anastasia Grey: Nuestra Pequeña Familia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora