Capítulo 2

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-Dios Ana, ¿Te encuentras bien?, ¿Qué sucedió?, ¿Cómo te sientes?, ¿Quieres que llame a la Dra. Green? – Antes de que continúe agito mis manos frente a él, que ya se encuentra en el piso a mi lado sosteniéndome entre sus brazos.

-Estoy bien, solo son las nauseas matutinas. – digo al tiempo que limpio mi boca con un trozo de papel.

-No creo que solo sea eso, estas pálida, ven vamos a la cama. Llamare a la Dra.

-Espera debo lavarme los dientes. – me toma de la cintura mientras lo hago, como temiendo que me caiga en cualquier momento. Cuando termino me toma entre sus brazos y camina hacia la habitación. -Christian no es necesario, porque tienes que ser tan exasperante, son solo nauseas, es normal, es parte del embarazo. – suelto en un tono de voz un poco más duro de lo que esperaba.

Tuerce su boca en un gesto de disgusto, al tiempo que me deposita en la cama y toma el teléfono.

-Tengo que cuidar de ustedes Anastasia y no me importa si soy exasperante o no, prometí protegerte, protegerlos. Y ya falle una vez, no pienso volver a hacerlo. Así que llamare a la Dra. Green, te guste o no. – mientras habla me observa como invitándome a retarlo nuevamente con una postura que no admite replicas. No puedo creer que aun sienta culpa por lo que sucedió hace unas semanas, me he cansado de repetirle que no fue su culpa y que es el mejor esposo que pude haber si quiera imaginado tener, pero no, sus sombras se empeñan en dañarlo, mi pobre cincuenta.

-Está bien Christian, pero por favor, no llames a la Dra. Green por esto, es algo tonto. Puedes consultarlo con tu mamá si quieres, después de todo ella también es médico ¿no?- añado en un tono más conciliatorio.

-Bien, llamare a mi madre Ana, pero si sigues con estos malestares iremos directo al hospital y no acepto discusiones al respecto.- dice señalándome con su dedo – asiento- y marca a su madre.

-Hola mamá, sí, estoy bien, es Ana... No, no, es que ha tenido vómitos y está un poco pálida... ¿estás segura?, pensé que quizás sería necesaria una revisión rápida con la Dra. Green para asegurarnos de que todo marcha bien... - suspira pesadamente- si, confío en ti mamá, está bien... si... ya te la paso... Quiere hablar contigo- dice y me tiende el teléfono, con los labios contraídos en una mueca de disgusto.

-Hola Grace. - ¿Cómo te sientes querida? ¿Estás bien?.- Sí, estoy bien, fueron solo nauseas matutinas, pero ya sabes cómo es Christian...-añado en un tono de voz bajo, esperando que no me escuche, pero se encuentra parado frente a mi observándome fijamente.

-Si cariño, ya lo sé. Pero tú sabes cómo calmarlo – suelta una pequeña risa- me alegra que estés bien, comer un poco de hielo puede ayudarte con las nauseas, solo serán los primeros meses, ya luego pasaran.

-Está bien Grace, tomaré tu consejo y disculpa por llamarte para esto.

-No te preocupes Ana, después de todo es mi nieto quien está ocasionando este alboroto y eso no podría hacerme más feliz. – es mi turno ahora de sonreír como tonta. - ¿Cuándo se lo dirán a todos? No puedo esperar para que todos lo sepan. – comenta con alegría.

-Muchas gracias Grace. Creo que luego de la consulta con la Dra. Green la semana próxima lo haremos. – respondo.

-Organizaré una cena. – dice rápidamente.

-Bien, entonces será en la cena.

-Nos vemos Ana, saludos a mi hijo y a mi nieto.

-Adiós Grace.

Cuando cuelgo y levanto la mirada Christian aun está frente a mí. - ¿y bien? – dice.

-Grace dice que comer hielo ayudará con las nauseas, también que son parte del embarazo y que probablemente se irán con el tercer trimestre – Christian abre mucho los ojos ante esto último- cambio rápidamente la línea del tema- quiere que se lo digamos a la familia en una cena que organizará la semana que bien, le dije que sí. – agrego rápidamente y Christian cambia su expresión a exasperada. Tal vez fue mucho para él.

-Ven aquí – le digo y palmeo la cama a mi lado, mientras me muevo un poco para darle espacio. Sé que está preocupado, pero algo en su mirada e dice que hay m{as que eso.

Camina hacia mí con indecisión y un poco de ¿duda? ¿Confusión? No lo sé... se acuesta a mi lado, pone su cabeza en mis piernas, pasa un brazo por encima de ellas y el otro por detrás de mi espalda hasta que su mano esta sobre mi cintura. Deslizo mis dedos por su cabello una y otra vez. Volvió a ser el Christian que era cuando volvimos aquella tarde del hospital. No dice nada, solo me abraza y yo lo dejo estar, amo que me abrace. Luego de un rato me atrevo a hablar.

-¿Qué sucede Christian? – el responde sin levantar la cara.

-Tengo miedo de que les pase algo Ana, de no poder protegerlos. Si algo les pasara yo... yo... no puedo vivir sin ti nena, te necesito... por eso necesito saber que todo está bien, que están bien, estabas pálida, me asuste mucho, creí que estabas enferma, que algo iba mal, ya sé que quizás exageré pero es mi forma de reaccionar y lo sabes, es mi forma de saber que lo que más amo está bien, está a salvo. No puedo imaginarme que los próximos tres meses serán así, verte como hoy me resulta... – no termina de hablar, se estremece y me mira. Puedo ver miedo y amor en su mirada es una mezcla que me desarma por completo, estoy muy sensible, mis estúpidas hormonas no ayudan, así que de mi cara caen lágrimas.

En cuanto me ve me arrastra abajo, hasta que estoy acostada. Toma mi cara entre sus manos, secas mis lágrimas con sus pulgares y luego deja besos en mis mejillas.

-Ya nena, no llores por favor, lo siento.

– No tienes nada que sentir Christian, es solo que... que... lamento ser tan desconsiderada...- digo aun entre lagrimas- yo tampoco sé que haría sin ti y lo sabes... - frunzo el ceño levemente- te amo.- me da un suave beso en los labios y luego uno en la frente.

-Me encanta besar la V que se te forma aquí cuando frunces el ceño. – trato de darle una sonrisa, pero estoy seguro que lo que me sale es una mueca fea.

-Estos meses pasarán muy rápido ya lo verás, todo estará bien Christian.

-¿Cómo puedes estar tan segura? – pregunta aun con un poco de desconfianza.

-Porque te tenemos a ti, Christian Grey, el megalómano obseso del control que es mí esposo. Sé que estaremos seguros a tu lado siempre.- Me dedica esa preciosa sonrisa tímida que me gusta pensar tiene reservada solo para mí y una mirada que derretiría hasta el más frio de los corazones al mismo tiempo que juntamos nuestros labios en un beso que dice lo mucho que nos amamos.


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Christian y Anastasia Grey: Nuestra Pequeña Familia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora