Mis manos se encontraban húmedas, mi corazón latía mucho más rápido de lo normal y en mi garganta se había creado un enorme nudo que evitaba mi capacidad de poder tragar saliva con normalidad. Aun no podía creerlo, Peter Moon se encontraba frente a mí, y vivo!.
-Pe-pero –lo mire aun sorprendido-. ¿Cómo?
-Yo... -se rasco la nuca evidentemente nervioso-. Creí que seguirían en Londres, pero ¿Cómo es que llegaron hasta aquí?
-Por el simple hecho de que la manada ya no existe –dije en un susurro mirando al suelo-.
-A ver, a ver, ¿Qué sucede aquí? –pregunto la rubia volviendo a la sala notablemente confundida-.
-Nada hija –le dijo el de la cicatriz-.
¡¿HIJA!?
-Hey papá, ¿A qué hora llegaste? –Pregunto Matthew bajando de las escaleras seguido por Travis-.
-¿Sucede algo? –Pregunto Travis notando la tensión en el aire-.
Andy miraba sus manos tratando de pasar desapercibido ante los ojos de los lobos, yo, por mi parte trataba de lograr que alguna idea sensata pasara por mi cabeza, pero fue demasiado tarde. Acababa de abrazar a Peter Moon, frente a sus hijos.
-Te extrañe mucho Pet –le sonreí mirándolo a los ojos-. Papá también lo hizo
-No entiendo –escuche el murmullo de Matthew a lo lejos-.
Peter me sonrió de vuelta mientras pasaba una de sus grandes manos por su cabello, luego girando lentamente hacia sus hijos les indico que tomaran asiento.
-Todo comenzó hace más de diez años –comento-. Yo pertenecía a la manada Raksha –sus hijos lo miraron sorprendido-. Es por eso que nunca han visto mi transformación –les sonrió-. Pertenecía a la misma manada que Jack –me señalo-. Su padre era mi mejor amigo, y juntos éramos los jefes de nuestra gran manada
-Hasta que nos dejaste –le reproche haciendo inconscientemente un tierno puchero-.
-No quise hacerlo –me miro triste-. Lo que sucedió fue que, unos meses antes de que nacieras, yo había decidido dar un pequeño viaje hacia Norteamérica, donde conocí a su madre –miro a los tres chicos-. Fue cuando te concebimos Travis –el aludido lo miro sorprendido-. Lastimosamente embarazar a una mortal era ir contra las reglas, y antes de que tu padre lo hiciera –me miro esta vez a mi-. Yo lo hice, me aleje de la manada.
-Pero, tu estuviste siempre conmigo, hasta que cumplí...
-Diez años –completo él-. El tiempo exacto en el cual realizaba viajes continuos para visitar a mi nueva familia, lo siento tanto Jackson
-Papá estaba muy dolido, perdió a su mejor amigo –le dije tranquilamente-.
-Lo sé, y también lo siento tanto –hizo una mueca con sus labios-. Me gustaría volver a verlo
-Puedes –sonreí y él me miro-. Ha vuelto
...
El camino hacia mi casa no había sido tan largo pues era normal que por nuestra naturaleza podamos correr a una velocidad superior a la de los humanos, cosa que también se dificulto pues Andy no era exactamente una pluma.
-Eres un gordo, pesas –lo avente al suelo apenas llegamos-.
-¿Disculpa? –coloco una mano en su pecho, pareciendo ofendido-. El gordo aquí eres tú, ya ni puedes cargarme –sacudió su cabello que había crecido y rió levemente-.
-Bien –me gire hacia la familia Moon-. Supongo que mis padres saldrán en menos de tres...dos...uno –mire hacia la puerta-.
La pequeña puerta de madera color caoba se abrió repentinamente y de ella salieron dos personas, una alta fuerte y con grandes músculos y una delgada y pequeña; ambos salían peleando.
-Valerie te he dicho que no, los he olido están cerca –la miro enfadado-. Pareciera que...
-Adam
Mi padre alzo la cabeza bruscamente al escuchar su nombre salir de los labios de su mejor amigo, su primera reacción fue fruncir el ceño, gruñir, mirarnos a todos con duda y luego volver la vista a su mejor amigo al cual aun parecía no reconocer.
-¿Peter? –pregunto confundido-.
El hombre de la cicatriz asintió la cabeza y pocos segundos después ambos amigos se encontraban fundidos en un gran abrazo que desprendía cariño y alegría de amigos, amigos que tras largos años lejos volvían a encontrarse. Hasta que unos huesos sonaron, parecía que alguien le había roto la espalda a alguien más, y supongo que el salvaje aquí seria mi padre pues el grito de dolor de Peter no tardo en hacerse notar.
-Maldición –se sobo la espalda-. Un salvaje como siempre Wood –gruño adolorido-.
-Sabes que así me quieres –le guiño un ojo, mi padre a su amigo-.
Ambos rieron y frente a nuestras aun curiosas miradas volvieron a darse un gran abrazo que no hacía más que darme alegría pues en el fondo sabia que a pesar de todo, ellos nunca habían olvidado aquella amistad de hace largos años atrás.
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The howl of a lone Wolf ©
Werewolf"La fría brisa golpeaba contra su pálido rostro removiendo sus cabellos oscuros y haciendo que sintiese frío por primera vez, él ya no estaba a su lado, el calor de su cuerpo se habría alejado, sería un lobo solitario otra vez" ... Si eres una p...