Camine deprisa hacia el frondoso bosque, evadía con agilidad las ramas que estorbaban mi camino y mi respiración agitada resonaba por todo el silencioso lugar. Escuchaba más pisadas tras de mí, por su olor sabía perfectamente quienes eran los que me seguían, suspire al llegar al centro del bosque, ahí se hallaban mis padres y los Moon gruñéndole a un grupo de seis hombres.
-¿Mamá? –me acerque a ella-.
La mujer me miro y frunció mas el ceño al olfatearme, me removí algo incómodo pero el sonido de uno de los hombres desconocidos moviéndose hizo que nos pongamos alerta.
-No venimos a causar daño –hablo el que parecía ser el alfa-.
-¿Qué hacen en nuestro territorio? –Gruño el señor Moon-.
Uno de los jóvenes que acompañaba a la manada de desconocidos gruño por lo bajo pero de igual manera llamo nuestra atención.
-¿Su territorio? –susurro algo ido-.
-Alexander –el alfa lo miro-.
-¡No es su territorio! –chillo enojado-.
En chico corrió hacia el señor Moon y antes de que saltara a atacarlo interferí en su camino y el joven choco contra mi pecho. Mis ojos comenzaron a volverse amarillos y sentí mis colmillos crecer dentro de mi boca.
-¡Alexander! –Grito una chica de la manada-.
El alfa se acercó y levanto al omega confundido, este se alejó de su alfa y camino lejos de nosotros, el alfa desconocido me miro con una sonrisa.
-Así que tú serás el nuevo alfa de los Raksha
Me gire hacia mi padre confundido y el dejo de gruñir para mirarme algo nervioso, fruncí el ceño y me acerque a él.
-¿Alfa? –Él no me quería mirarme a los ojos-. ¿Papá?
-Pronto debía decírtelo, renunciare a mi posición con la manada
-Pero la manada se separo
-En realidad no lo hizo –mi madre comento-.
-¿Qué pasa con Elizabeth? –Mencione a mi hermana-. Ella es la primogénita
Esta vez todos me miraban, no quería ser el alfa eso sería llevar un gran cargo sobre mis hombros, aún era joven. Definitivamente no quería ser el alfa.
-Yo –mire el suelo-. No puedo
-Jackson –mi padre intento acercarse a mí-.
-¡No quiero ser el alfa! –grite-.
Empuje a Matthew que impedía mi camino y de un salto me convertí en un gran lobo negro y corrí hacia el frondoso bosque. Algunas ramas se encajaban en mis patas pero yo ignoraba el dolor y corría con fuerza para alejarme de todos y de todo.
Cuando llegue a una pequeña laguna volví a mi forma humana, me lave las manos en las tranquilas aguas y suspire viendo mi reflejo en ellas, mis ojos aún seguían amarillos y note que había comenzado a llorar.
Odiaba ser tan débil.
-Aquí estas –murmuro Travis-.
Sentí como se sentaba junto a mí y pasaba su brazo por mis hombros, apoye mi cabeza en su pecho y trate de tranquilizar mi llanto.
-¿Por qué no quieres ser el alfa?
-Porque es un cargo demasiado pesado para mí –lo mire-. Mírame, soy solo un estúpido adolescente que acaba de encontrar a su mate y no quiere aceptarlo
Travis sonrió y acaricio mi espalda lentamente, suspire ante sus caricias y le sonreí de vuelta, cuando note que se agachaba para besarme gire mi rostro y sus labios se estamparon con mi mejilla.
-Hey –dijo divertido-.
-Lo siento –lo mire-. Aun no me acostumbro
-¿Crees que debamos decirles? –Miro hacia el bosque-.
-Algún día se deberán de enterar –suspire-. Será mejor que se los digamos nosotros mismos
El asintió con la cabeza y luego miro el lago por unos segundos, frunció el ceño y se giró al sentir los pasos de alguien más acercarse.
-Tranquilo –hablo la chica-. Soy Emilia, de la manada Akela
-¿Qué quieren en nuestro territorio? –Pregunto Travis-.
-Solo buscamos donde refugiarnos por un tiempo –comento-. Mi alfa ya está hablando con los otros alfas –ladeo la cabeza-. Hay una manada, que nos persigue
-Persigue a todas las manadas –comento el joven llamado Alexander que acababa de llegar-. Arrasa con todo, antes éramos veinte –suspiro-. Solo quedamos seis
Mire a Travis preocupado, el trataba de lucir fuerte pero yo sabía que en el fondo temía tanto como yo que esa manada llegase y quisiera acabar con nosotros. Apoye mi cabeza en su pecho y estruje su camiseta con fuerza, el acaricio mi cabello y me beso la frente. Supongo que si permanecíamos juntos, nada podría contra nosotros.
O eso esperaba yo.
ESTÁS LEYENDO
The howl of a lone Wolf ©
Kurt Adam"La fría brisa golpeaba contra su pálido rostro removiendo sus cabellos oscuros y haciendo que sintiese frío por primera vez, él ya no estaba a su lado, el calor de su cuerpo se habría alejado, sería un lobo solitario otra vez" ... Si eres una p...