Capitulo 38: Hola, Gael

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Narra Travis:

Octavo mes y Thomas no dejaba de bromear con que me veía gordo aunque siempre recibía un golpe en la cabeza ya sea por mí, mi madre o su propio esposo. Eran las siete de la mañana cuando unos fuertes dolores en mi vientre me hicieron poner alerta, cada vez eran más fuertes y no dude en gritar pidiendo ayuda.

-Creo que el bebé ya va a nacer –comento mi madre agitada-.

-¿Qué? –Nunca en mi vida había chillado tanto-. No, tú te tienes que quedar aquí –le hable al bebé-.

-Travis tranquilízate, te llevare con Jason –me cargo con delicadeza-.

-¿Por qué con él?-pregunte confundido-.

-Pues él es doctor tontito

Lance mi cabeza hacia tras por el dolor y cuando llegamos a lo que parecía ser una especie de habitación médica, Thomas me coloco en una camilla, Jason se colocaba unos guantes y tomaba una especie de jeringa.

-No servirá –mencione entre gemidos de dolor-. Soy lobo, ¿recuerdas?

-Cierto –alejo la anestesia-. ¿Qué hacemos? –Miro a su esposo-.

-¿Yo que se? –rio nervioso-. Solo ábrelo y ya

-¿Qué? –jadee-. Al que te voy a abrir será a ti de tu puta cara –rugí-.

Thomas rodo los ojos y asintió, Jason me quito la camiseta y mis pantalones dejándome en boxers, cerré los ojos al sentir algo filudo pasear por mi vientre, esto iba a doler.

Me sentí como un maldito pavo siendo abierto para navidad, gruñí y clave mis garras en la camilla, Jason trataba de hacer su trabajo mientras Thomas y mamá me sujetaban con fuerza. Un llanto de bebé logro que me calmara, note entre las lágrimas como mi madre envolvía a mi pequeño hijo y lo llevaba hacia un lavadero, entonces la aguja volvió a insertarse en mi piel, sabía que la herida se cerraría pronto pero Jason no quería que nada saliese mal.

-Quiero verlo –susurre algo débil-.

-Vaya –silbo Thomas-. Esto parece una carnicería –rio mirando toda mi sangre regada en la camilla y chorreando hasta el piso

-Eso no fue nada amable –le dije-.

-Lo sé –me lanzo un beso-.

Mi madre se acercó y me entrego al pequeño bebe, tenía mucho cabello para ser un recién nacido, estos eran de color rubio, su nariz era pequeña, tenía algunas pequitas, sus labios se abrían mientras bostezaba y yo no pude evitar llorar de felicidad. Y pensar que hubo un tiempo en el que quise deshacerme de él.

-Hola pequeño –le susurre-. Soy tu papá

-Tu torpe papá –comento Thomas mirando a mi bebé-.

Fulmine con la mirada a mi amigo y el solo rio, el bebé abrió lentamente sus ojitos, eran muy grandes y de un hermoso color azul, como los de Jack. Ahora quería llorar de nuevo. Mire a mi madre y ella estaba sacando su móvil.

-¡Mamá! –La llame-. Por favor, no le digas a nadie que el bebé ha nacido

-¿Qué? –Frunció el ceño-.

-Si lo haces Jack no estará cien por ciento concentrado en la pelea

-Es cierto –menciono y guardo el teléfono-. Esperen tengo un mensaje -salio de la habitación-.

-¿Y cómo se llamara? –Pregunto Thomas cargando a mi hijo-.

-Realmente Jack y yo nunca lo hablamos –susurre-.

-¿Puede llamarse Tadeo? –Pregunto Jason-.

-No –el rió y yo sonreí-.

-Hijo –me llamo mi madre tras leer el mensaje-.

-¿Paso algo? –La mire desde la cama-.

-Hemos perdido a alguien

-¿Qué? –trate de levantarme pero Jason lo impidió-.

-Al parecer algo salió mal, enviaron el cuerpo de Gael

Suspire aliviado al saber que ninguno de mi familia estuvo afectado pero a la vez me sentí mal por el pelirrojo, debo de admitir que el poco tiempo que convivió con mi familia fue bueno, nos ayudaba en las tareas del hogar y siempre nos hacia reír. Entonces mirando al techo sonreí.

-Ya sé cómo se llamara –tome en brazos al pequeño, y este me miro a los ojos-. Bienvenido al mundo, Gael

...

A los dos días Gael nos había hecho entender que tenía unos pulmones muy fuertes, y que si no lo alimentábamos a tiempo tendía a llorar con más fuerza, como si lo hiciese apropósito. Cada vez que veía sus bellos ojos recordaba a Jack y moría de ganas de que él estuviese aquí con nosotros.

Maldita guerra que impedía a mi mate conocer a su hijo. Malditos lobos, malditos cazadores, fruncí el ceño comprendiendo, debía volver lo antes posible a Forks.

 Malditos lobos, malditos cazadores, fruncí el ceño comprendiendo, debía volver lo antes posible a Forks

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The howl of a lone Wolf ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora