𝐌𝐎𝐑𝐆𝐀𝐍
❝Hasta que uno decide sacrificarse por el otro.❞
𝐋a violencia era su prioridad. Ella era un fantasma, un vestigio del pasado que provocaba caos - pero después de todo ella era una humana, al menos, no una comple...
LA VIOLENCIA Y LA CAÍDA, capitulo trece: la nueva arma de hydra!
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Nueva Jersey, Estados Unidos.
NATASHA OBSERVÓ A MORGAN Y A ERIKA, ambas estaban completamente dormidas en asiento de atrás de la camioneta.
—Sí, lo está—respondió refiriéndose a Irina.
Cuando Natasha se detuvo, se formó un silencio un tanto incómodo, pero luego fue roto por la voz de la rusa—¿Dónde aprendió a robar autos, Capitán América?
—En la Alemania Nazi—respondió con sencillez—. Y lo estamos tomando prestado. Quita tus pies del panel.
Natasha obedeció pero observó fijamente a Steve—Muy bien, tengo una pregunta que no tienes que responder. Sin embargo, creo que si no la respondes...igualmente la responderías.
—¿Qué?
—¿Ese fue tu primer beso desde 1945?—preguntó Romanoff con aire divertido.
—¿La besé tan mal?
—¡No dije eso!—acotó ella—. Aunque...algo pasó entre ustedes dos.
En cuanto dijo eso, miró la reacción del rubio que se sonrojaba—Suena como si lo estuvieras diciendo.
—No. No es verdad—agregó ella riendo—. Solo me preguntaba cuánta práctica habías tenido.
—No necesitas practicar.
—¡Todos necesitamos practicar!
—No fue mi primer beso desde 1945, tengo 95 años y no estoy muerto.
—¿No encontraste a nadie especial?—preguntó Natasha con una sonrisa ladina—. ¿Qué pasó con Irina, Rogers?
Steve se quedó mudo y recordó el beso. Recordó la cercanía de Irina a su cuerpo, como sus labios suaves besaban los suyos. Nunca había catado tan buen sabor en los labios de una persona, su suavidad y su completo descaro ante tal acto. Tenía ganas de más, quería más de aquellos labios, debía admitirlo. Esos labios le volvían loco. Se sonrojó al instante y observó a Natasha con nerviosismo.
—Steve se sonrojó...—canturreó la agente.
—Irina me besó en la base—respondió de repente, dejando muda a la joven.
—¡¿Qué?!
Irina no tardó en bostezar levemente, pero mantuvo sus ojos cerrados mientras escuchaba la conversación. Steve apartó la mirada de Natasha mientras que ella le miraba con una gran sonrisa—¿De qué estaban hablando, idiotas?
