Alex
Debo confesar que cuando entré en la habitación y vi a Erick en aquella camilla, me invadió un sentimiento de culpa. ¿Cómo podría mirarle a la cara cuando despertara, después de... de lo que acababa de hacer?.
¿Dios en que estaba pensando, cómo pude besar a Sam?. Pero tampoco pude evitarlo. Me miró con aquella tristeza... Yo tan solo deseaba cuidarla y verla feliz. No me había dado cuenta de cuanto deseaba besarla hasta que roce sus labios. Recordarlo me hacia estremecerme. Me mordí el labio inferior al recodar la sensación de su boca sobre la mía y notar ahora su ausencia.
¿Qué diría ella si supiera lo que pienso?, había correspondido mi beso pero, tal vez fue un acto reflejo... ¡¿Pero qué digo?! Nadie se enrolla de esa manera con alguien por un simple acto reflejo. Aun así, no sabía que quería ella o que sentía, ni siquiera lo que sentía yo... No sabía nada.
¿Por favor desde cuando me gusta a mi una chica?, ¿dije "me gusta"?. ¡Oh madre mía!. No, no puede ser. Pero que más iba a ser sino. Una no va por ahí besando a las amigas cuando están tristes. No podía negar más lo evidente ¿o si?. Intenté pensar en que es lo que había sentido con el beso, para ver si me ayudaba en algo. Muchas palabras asomaban a mi cabeza, pero la más insistente era... Maravilloso, aunque intentara negarlo, había sido maravilloso besarla y sentir como me correspondía. Notar su boca, su sabor, sus manos sobre mi piel... Mi cabeza era un lío, un remolino de pensamientos descontrolados.
En ese momento entró Sam a la habitación y mi corazón pegó un brinco. Fijó en mi sus ojos verdes pero, tímidamente, apartó enseguida la mirada. Que mona... ¡¿Pero qué digo?! No se un cuanto rato llevo regañándome a mi misma, con cada pensamiento de ella que tengo.
Intento mantener la calma pero, cada vez que la miro siento que mi corazón va estallar de la vergüenza, cosa que me irrita enormemente. ¿Desde cuando me había vuelto tan vergonzosa?, yo era de las chicas osadas, sin miedo a nada. Ahora me sentía más bien como una niña pequeña, tímida y nerviosa. Definitivamente esta chica me estaba trastornando...
Pasamos varias horas en aquella habitación. Erick, que por suerte lo más grave que tenía era un par de costillas rotas, yacía en la camilla, aún dormido por lo sedantes. Progresivamente íbamos entrando y saliendo por turnos para tomar aire cada tanto.
Decidí salir de la habitación, dentro estaban Sarah, el padre de Erick y Steve. Al cruzar el umbral de la puerta, vi en el pasillo a Stephanie y a la madre Erick, hablando tranquilamente. Me acerqué a ellas pero antes de llegar, a su lado apareció Sam con dos vasos, que entregó a ambas.
Entonces, ellas caminaron hacia mi para entrar de nuevo a la habitación. Aún no me habían visto, inmersas en su conversación. Al verme la madre de Erick me dedicó una sonrisa cariñosa, Sam se dispuso simplemente a pasar de largo pero, la tomé por el brazo. Me miró sorprendida.
-Tenemos que hablar...-. Le dije con mi mano aún en su brazo. Hasta qué ella la miró y rápidamente la aparte. Parecía tan avergonzada como yo.
-N-no creo que sea buena idea... Ahora mismo-. Se la veía nerviosa o incómoda. Me mordí el labio inconscientemente por la ansiedad que me generó su respuesta. Miré hacia otro lado.
Yo no quería presionarla ni atosigarla, ni mucho menos pero, me moría por saber que pensaba ella, que sentía respecto a lo que había pasado. La duda me carcomía el alma.
Volví a fijarme en ella y me di cuenta de que también me observaba pero, no a los ojos. seguí la trayectoria de su mirada y sentí como el corazón me latió fuertemente contra el pecho, al darme cuenta de que miraba mi boca. Ella por su parte, cuando se percató de que me había fijado, rápidamente dejó de hacerlo, apartando la mirada de mi. Cosa que yo también hice. Parecíamos idiotas.
Sin más, se apresuró a entrar en la habitación. Yo suspiré cuando desapareció tras la puerta. ¿Qué acababa de pasar?. ¿A caso ella estaba pensando en el beso o es que incluso deseaba repetirlo?.
-Aún está enfadada ¿eh?-. Me hablaron desde atrás, sacándome de golpe de mis pensamientos. Miré y era Stephanie. Ni siquiera me había dado cuenta de que estaba ahí mientras hablaba con Sam.
-Eso parece...-. Respondí casi en un susurro.
-Es una pena, se os veía muy bien juntas-. Me sobresalté un poco al oír eso. ¿Es que a caso había visto algo cuando nos fue a buscar?. -Parecía que erais buenas amigas-. No, definitivamente no había visto nada. Se notaba en la manera simple con la que había acabado.
Suspiré aliviada. No necesitaba más complicaciones, con que Sam no quisiera hablar era más que suficiente, no necesitaba que alguien supiera lo que estaba pasando, cuando ni siquiera yo lo sabía.
Pasadas las ocho de la mañana, Erick por fin reaccionó. Yo aún estaba en el pasillo cuando se despertó pero, me avisaron para que entrara. Una vez dentro de la habitación, pude ver como sus padres le preguntaban como se encontraba y a todos los demás cerca de la camilla con una gran sonrisa, cuando este les dijo que estaba bien. Todos excepto Sam. Ella también sonreía, aún así, parecía contrariada. Me miró con la culpabilidad en los ojos.
Yo debía de estar mostrando lo mismo, pues me sentía de esa forma. No sabía qué iba a hacer. Ni siquiera me había visto nunca en la situación de que me gustara el novio de una amiga, ¿cómo iba a saber que hacer en este caso, siendo la novia de un amigo?. Aún no tenía muy claro que sentía pero, si sabía que debía hacer.
Pasado el momento de felicidad por el despertar de Erick y sin que nadie lo notara, me acerqué a Sam y la tomé por el brazo haciéndola acompañarme, sin decir nada. Ella me miró sorprendida y su confusión jugó a mi favor, impidiendo que reaccionara y se negara a venir conmigo. A penas pusimos un pie fuera de la habitación, la miré para hablarle mientras aún caminaba llevándola a un lugar más privado.
-Tú y yo vamos a hablar-. Me miró indecisa. -...ahora-. Terminé dejando claro que era un hecho, no una sugerencia.
Estaba harta de su actitud, de que no quisiera ni verme y de la expresión culpable que tenía. Lo cierto es que había conseguido irritarme, estaba algo enfadada.
La llevé hasta la misma sala de espera donde la había besado, era un lugar bastante apartado. Al principio me lo pareció, pero una vez allí me di cuenta de que no había sido tan buena idea. El recuerdo del tacto y el sabor de su boca provocó un suave hormigueo en mis labios. Casi no podía creer que deseara tanto volver a besarla. Pero debía aguantarme y dejarle claro de una vez que no volvería a molestarla, que si tanto le había contrariado mi beso no tendría más de que preocuparse.
Ella parecía nerviosa, se frotaba las manos de manera inquieta en silencio. Su miraba vagaba por toda la habitación, era como si prefiriera no mirarme. Cada vez me estaba crispando más.
-¿Estas segura de querer hablar aquí?-. Dijo al fin. -Tal vez... Deberíamos ir a otro lugar-. Yo estallé.
-No te preocupes por el lugar, si quisiera volver a besarte podría hacerlo en cualquier sitio-. Respondí cortante.
-Y no quieres claro...-. ¿Me pareció a mi o lo dijo con pesar?. Eso relajó bastante mi humor, además de mi tono.
-Sam a ver yo solo quiero pedirte disculpas. Sé que no debí besarte y ojalá pudiera explicarte por qué lo hice, pero ni yo misma lo se... Te vi tan triste, tan solo quería consolarte... Tampoco quiero que pienses que beso a todas mis amigas tristes, yo solo...-. Me quedé callada, no quería fastidiarla más de lo que ya estaba y mi confusión tampoco ayudaba a la hora de explicar las cosas. Suspiré. -Solo quiero que sepas que me encantaría que pudiéramos volver a ser amigas, como antes. Lo de Erick había sido un mal entendido, yo te juro que entre nosotros no hay nada y con respecto a lo de hoy... Podríamos simplemente olvidarlo, hacer como si no hubiera pasado...
ESTÁS LEYENDO
Irresistible... tú y yo
RomansaTodo parecía perfecto para Samantha. Tenía a Erick, el novio ideal y era muy feliz. Sin embargo, un día reaparece el amor platónico de la infancia de Erick y su mundo se tambalea. La llegada de Alexandra lo cambia todo, comienza odiándola por miedo...