La verdad solo esta aquí

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Sam

-Erick, se un hombre y afronta de una vez que no te quiere-. Una voz a mis espaldas me saco del trance en que me habían dejado sus palabras. Me dí la vuelta para comprobar, sorprendida, que se trataba de Derek.

-Y ¿quién demonios eres tú, mas para decirme eso?-. Salto Erick notablemente alterado.

-Soy amigo de Alex-. Hizo una pausa y paso uno de sus brazos por mis hombros. -Y también de Sam, por lo que he venido a hablar con cierto bastardo mentiroso.

-¡¿Me acabas de llamar bastardo mentiroso?!.

-¿Vas a permitir que te hable así?-. Apareció ahora, Steve al lado de Erick dando voces.

-Veo que a parte de idiota eres egocéntrico...- Respondió con una sonrisa burlona, sin prestar atención al recien llegado. -Lo bueno es que no tendré que buscar más. Tranquilo Erick, él es el bastardo mentiroso-. Terminó señalando a Steve. Erick miró confundido a su amigo.

-Si eso, mira a tu coleguita, el que nunca a soportado a tu novia y el que se a dedicado a difundir lo "poco hombre que eres que hasta tu chica se cambió de acera" era así ¿no Steve?-. Soltó mirándole a él.

-¡Cállate!-. Respondió Steve furioso. -Erick es todo mentira tío no puedes creerle, él es amigo de Alex qué crees que iba a decir sino...

Antes de que pudiera terminar de hablar, y yo misma me diera cuenta de que se movía de mi lado, Derek se acercó rápidamente y le propinó un fuerte puñetazo en todo el mentón. Steve cayó al suelo y le miró desde abajo sujetando su mandíbula.

-¡¿Pero qué demonios haces?!-. Erick respondió con un empujón a Derek por impulso.

-Te hago un favor. Mira, por lo que se, no eres un mal tío, pero te estas comportando como un idiota, así que espabila-. Dicho esto se giró para irse, no sin antes tomar mi mano y arrastrarme con él, ya que me había quedado en shock con todo lo ocurrido.

Alex

Entré en casa con mi padre, mentalizada de que me encontraría con Bianca, sin embargo al entrar no la vi por ninguna parte. Miré a mi padre y este me entendió enseguida.

-Ya ha vuelto al internado cariño, hoy solo tenía un permiso-. suspiré aliviada, si iba a tener que verla prefería tener un poco más de tiempo para mentalizarme.

Sin más, me dirigí a mi cuarto, después de todo nos habíamos mudado a la antigua casa donde vivía mi padre antes de cambiar de ciudad y aún tenía demasiadas cosas que ordenar. Por más que intentaba concentrarme en lo que hacia, una y otra vez la imagen de Sam besándose con Erick me atormentaba. No entendía como podía hacernos eso, con todo lo que había entre nosotras. Aunque una parte de mi se negara a creerlo, aunque una parte confiara en ella hasta el punto de cuestionar lo que mis ojos vieron, otra se debatía por la innegable verdad. Yo había visto ese beso. Distraída en mi tarro y la profundidad de mi pensamientos, pasaron las horas sin que me diera cuenta, hasta que unos golpecillos en la puerta me trajeron de vuelta a la realidad. La puerta se abrió levemente para poder asomarse una cabeza.

-¿Todo bien cariño?-. Mi padre terminó de abrir la puerta para entrar con una bandeja llena de dulces. Le miré con cara irónica y pronto comenzó a reírse. -Que conste que no es un soborno, ya me has dicho que si, después de todo-. Dijo con una sonrisa y no pude evitar devolvérsela.

Se sentó en la cama colocando la bandeja, esperando a que terminara de guardar lo que tenía en la mano. Me miró detenidamente con expresión pensativa mientras yo me sentaba a su lado, con la bandeja entre ambos.

-No mientas papa, no has venido solo a traer esto-. Al escucharme sonrió.

-Soy fácil de predecir eh-. Yo me reí por su comentario. -Bueno hija solo quería saber como estabas, no te veo muy bien...-. Bajé la mirada al suelo y me quedé un instante en silencio. Cuando fui a abrir la boca para hablar él me interrumpió. -Alex, me has pedido que no mienta, tampoco lo hagas tú por favor, no intentes decirme que es solo por lo de Bianca...

Claro estaba que ambos nos conocíamos como a nadie, sabía que era inútil ocultárselo a mi padre, como también sabía que podía confiar en el.

-Hoy, al salir de clase... Vi algo que no... Que no quería ver-. Dije como pude, notando como se formaba un nudo en mi garganta. Por su parte, él no dijo nada, se limitó a esperar que yo continuara. -Vi a Sam besando a Erick.

Su asombro se hizo eco rápidamente en su cara. Apartó la mirada de mi, como meditando algo. Cuando volvió a fijar sus ojos en mi su expresión había cambiado por completo. Superado el momento de sorpresa, se aclaro la garganta y me habló.

-Vamos a ver hija... me cuesta mucho creer que Samantha haya hecho algo así-. Continuó rápidamente cuando iba a replicar. -Alex no digo que te equivocaras con lo que viste-. Me quedé en silencio esperando a que terminara. -Solo digo que tal vez, hay una buena explicación para todo esto. Eres una chica lista cielo, alguien no se toma la molestia de irse a otra ciudad por otra persona si realmente no quiere estar con ella-. No dije nada, tan solo baje la mirada pensando lo que me decía. -A veces nuestros sentidos nos engañan y solo podemos saber la verdad de una manera.

Levanté la vista al ver que no proseguía. Mi padre sonrió y cogió mi mano, para luego colocarla sobre mi pecho.

-A veces, la verdad solo esta aquí...

Fue lo último que me dijo antes de levantarse e irse, dejándome en una nube de confusión aún peor que la que tenía antes.

"Gracias papá"

Sam

-Derek te lo estoy diciendo, estoy segura... ¡Nos vio, Alex nos vio! ¿cuantas veces tengo que repetírtelo?-. Era la cuarta vez que se lo decía mientras salíamos del instituto.

-Joder Sam... Es que no me puedo creer que tengas tan mala suerte-. Respondió apurando el paso, tirando de mi mano.

-Ya te dije, Erick lo hizo a propósito, él sabía que estaba allí.

-Vaya amigo ha resultado ser el muy...-. Derek se tragó sus palabras de la impotencia. -Ahora yo tengo que irme. Dime que no dejarás que pase ni un segundo más sin ir a hablar con ella.

-Tranquilo, no planeo dejarla con la duda-. Derek sonrió y acaricio mi mano con el pulgar antes de irse a paso ligero.

Caminé por la acera muy deprisa, cruzando los dedos por que Alex no pensara lo peor de mi, cosa que realmente estaba muy difícil. Y no era para menos ver a tu novia besarse con otra persona no era agradable... "¿Novia?, dije novia". Una sonrisa de idiota asomó a mi boca y me regañe por ser tan idiota, no era momento para pensar en eso. Además tampoco sabía si éramos novias y mucho menos después de lo que había pasado.

Llegué a su casa lo más rápido posible, toque el timbre un par de veces al ver que no contestaba nadie. Parecía que la casa estaba vacía, no habían luces encendidas ni tampoco estaba el coche de su madre.

No sabía que hacer ni a donde ir y para mayor suerte, sentí como empezaban a caer sobre mi cabeza pequeñas gotas. Miré al cielo y la lluvia, que ahora caía con más fuerza, mojó mis mejillas. La humedad en mi piel sirvió de excusa para que todas aquellas lágrimas que había estado guardando brotaran. "¿Dónde demonios te has metido?"

Irresistible... tú y yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora