Confesiones

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Alex

Pase todo aquel fin de semana pensando en ella. Repasando una y otra vez lo ocurrido. Que yo me muriera por besarla o que cada vez que Erick la tocara me doliera no era nada nuevo para mi. Pero que fuera ella la de las malas caras con mis acercamientos a Matt o que me hubiera besado de aquella manera, era toda una primicia.

Sentí tanto placer viéndola enfadada por lo celos, claro esta que no más que besándola, pero si me hacia sentir muy bien saber que solo me quería para ella. Aunque no me sirviera de mucho una vez que se acababa el arrebato de pasión.

Sam y yo no hablamos en todo lo que restó de finde. Intenté por todos los medios distraerme para no pensar en el mismo tema una y otra vez, así que me dio por llamar a Derek. En su compañía era prácticamente imposible pensar en nada.

Vino a mi casa a buscarme y salimos a dar una vuelta por el centro. Nos metimos en una de nuestras tiendas de música favoritas y, entre tantos discos, Derek comenzó a hablar como en tono casual.

-Oye, ¿qué tal tu amiga? Esta... no me sale el nombre-. Fingió despiste.

-¿Sam?-. Había tardado mucho en nombrarla, con lo que le gustaba. -Y que sepas que no me engañas, te conozco demasiado bien. Te acordabas de su nombre perfectamente-. Le regañé riendo y seguí mirando discos.

-No puedes culparme Lex, es preciosa-. Me dijo con una sonrisa.

-Sí, en eso ya me había fijado...-. Lo dije sin darme cuenta, distraída con los discos. Me percaté de lo que había dicho y quise, rápidamente, arreglarlo. -Bueno ya sabes, es evidente para todo el mundo y es mi amiga, tengo que admitir sus cualidades, aunque no se pueda ligar con ella al lado-. Solté una carcajada intentando rematar el tono de broma. Derek rió también.

¡Maldita sea, que torpe!. Pero bueno creo que salí airosa de la situación. Él se quedo un instante callado. Levanté la cabeza para ver su cara. No era a mi a quien miraba, sino más bien a algo que estaba detrás de mi. Parecía intrigado. Me miró con una sonrisa traviesa. Quise darme la vuelta para ver que era lo que llamaba tanto su atención. En ese momento, Derek me cogió por la nuca, haciendo que volviera la cara hacia él y, sin más, me plantó un beso en la boca. Mi sorpresa duró un segundo a penas, porque reaccioné y comencé a empujarle por el pecho para que se apartara.

-¿Es que te has vuelto loco, se te ha ido la pinza o qué?-. Conseguí decir cuando por fin le había apartado. Él simplemente se echó a reír. -¿Pero de qué te ríes idiota? No tiene gracia-. Terminé, limpiándome su beso con la manga de la camisa.

-Tranquila tía tampoco te pongas así-. Respondió intentando contener la risa. No paraba de mirar, una y otra vez, a lo que había a mis espaldas. Me di la vuelta intrigada, pero no había nada.

-¿A qué viene esto?.

-Lex no te preocupes que no te voy a confesar mi amor eterno-. Dijo entre risas aún, hasta que consiguió calmarse. -Es que necesitaba comprobar algo y, efectivamente, dio el resultado que yo esperaba. Tu amiga no paraba de mirarnos desde la cafetería de enfrente, y sé que mi atractivo es irresistible pero algo me decía que no era a mi a quien miraba...

-¿Qué amiga?-. Le interrumpí confusa.

-Samantha, llevaba un rato mirando...

-¡¿Qué?!-. Volví a interrumpir. -¿Me has besado delante de Sam, estas mal de la cabeza o qué?-. Casi le grité en medio de la tienda, creo que ya algunos clientes nos observaban pero me daba igual.

-¡Eeh eh, para el carro! ¿Qué pasa que delante de Sam no puedes besar a nadie o qué?-. Me quedé callada sin saber que decir. -¿Por qué tengo la sensación de que hay algo que no me has contado?, Alex esta reacción no es normal, ¿Qué pasa con Sam?.

Irresistible... tú y yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora