Decisiones

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Debo admitir que decirle aquellas palabras me dolió profundamente. No quería que olvidara aquel beso, yo no podría hacerlo. Pero tampoco quería perderla, y eso estaba por encima de todo. Ella me miró, suspiró y me dedico una sonrisa a medias. En ese momento, dio un paso hacia mi y me rodeo con sus brazos por la cintura. Me quede un poco sorprendida por su reacción pero, rápidamente la abrace también. Era increíble como tan solo ella, con ese gesto, podía hacerme olvidar todo lo demás. Si tan solo aguantar el dolor de contener lo que sentía, servía para seguir a su lado y, al menos, tener aún esto de ella, sin duda alguna lo haría.

-Te he echado tanto de menos...-. Me susurro al oído.

Con aquellas palabras... Realmente sentí que se me estaba derritiendo el corazón y, aún así, no pude evitar sonreír como una tonta. La abracé con más fuerza.

-Y yo a ti Sam...-. Susurré.

Mis palabras eran sinceras. Ella ni se podía imaginar por lo que había pasado durante esos tres días sin ella, sin saber nada de como estaba o donde. Fue muy duro ir al instituto y no verla. Ni siquiera Sarah sabía nada de su estado, y es su mejor amiga. Casi no dormí, no podía pensar ni concentrarme en nada. Solo deseaba verla, explicarle todo. La había llamado, e incluso ido a su casa. Creo ella ni siquiera lo sabe...

Sam

Tal vez pueda parecer que estoy loca pero, cuando me dijo que lo olvidáramos todo sentí que me faltaba el aire, que algo se derrumbada dentro de mi. Había pasado el día intentando encontrar la mejor manera de decirle que hiciéramos como si no hubiera pasado nada o en como alejarme. Y ahora, que ella me lo había dicho, me dolía enormemente. Sé que esto es lo que debía pasar, que era lo más indicado, yo estaba con Erick, que ahora estaba en una situación delicada, de la que yo me culpaba. Además ¿desde cuando me sentía yo atraída por una chica?, es que jamás se me había pasado por la mente. Sin embargo, creo que aún ni lo había pensado cuando, simplemente comencé a sentirlo, aunque no quisiera aceptarlo. Y claro, cómo iba a negarlo ahora si me moría por saborear de nuevo su boca. Este lugar, y los recuerdos que me traía, tan solo servía para acrecentar dichos deseos.

Esboce la mejor sonrisa fingida que pude y la abracé. Era lo único que podía hacer. Me dolía lo que me decía, pero solo ella podría consolarme. Deseaba decirle que nos estábamos equivocando, que no me importaba lo que viniera ni tampoco no saber exactamente que nos estaba pasando, que tan solo quería quedarme así, abrazada a ella para siempre. Pero no pude decirle todo aquello porque, si que importaba. Por encima de todas las cosas, quería que fuera feliz y, tal vez mi confusión lo único que hiciera fuera, a la larga, herirla y lo mejor sería cortar con esto desde ahora. Lo que menos deseaba era perderla del todo...

Tan solo pude decir que la había extrañado. Cuando ella respondió del mismo modo, se me formó un nudo en la garganta.

Terminamos nuestro abrazo y volvimos a la habitación, sin decir nada. Estábamos bastante cansados, Sarah y Stephanie ya se iban a casa, al igual que los padres de Erick, que tan solo iban a aseares un poco para volver al hospital. Decidí quedarme, no queríamos dejar a Erick solo y nosotros teníamos que hablar. Todos se despidieron, incluida Alex, a quien la había llamado su madre que la necesitaba para algo.

Se despidió de mi con un rápido beso en la mejilla, como solía hacer antes. Por un lado fue agradable, había recuperado a mi amiga. Pero por otro, casi hubiera sido mejor esperar un poco más de tiempo para tener ese tipo de contacto. Se quedó de pie delante de mi al separarse, nos miramos un instante y se marchó, parecía algo incómoda. Aún no nos salía tan natural como hubiéramos querido. Supongo que es normal...

Me quedé a solas con Erick en la habitación y comenzamos a hablar. Había puesto cara de felicidad cuando me vio al despertar. Fue como una punzada en el corazón. Mi problema y mi culpa no era haber besado a otra persona, independientemente de su sexo, mi culpa era que moría de ganas por volver a hacerlo. Pero yo era su novia y no le iba a abandonar ahora.

-¿Cómo estas, te duele mucho?-. Él sonrió.

-No te preocupes, no me duele nada-. Sonreí yo también.

-Sam, quiero decirte que yo no...-. Le interrumpí con una caricia en el brazo.

-No digas nada. Ya esta todo aclarado no te preocupes, más bien quisiera pedirte disculpas...-. El me miró extrañado. -No debí desconfiar de ti. Ahora por mi culpa mira como estas...-. Ahora me interrumpió él.

-No Sam, esto no es culpa tuya. Yo fui el idiota de la brillante idea de conducir borracho no tú-. Me agarró la mano. -Tú solo puedes hacerme bien, nunca daño-. Terminó con una sonrisa.

Por favor, era más que evidente que de esta conversación me iba a llevar un par de estocadas más de culpabilidad. Que fuera maravilloso conmigo estaba pasando de ser una virtud que me encantaba, a ser el mayor castigo de todos.

Una vez aclarada nuestra situación, es decir que todo estaba bien entre nosotros y seguíamos juntos, continuamos hablando tranquilamente. Hasta que sentí como un escalofrío recorría de arriba a bajó mi espalda al oír como me preguntaba por Alex.

-¿Qué tal las cosas con ella, lo habéis arreglado?-. Le miré confusa.

-¿Sabías que nos conocíamos?.

-Sí, bueno, primero ella me estuvo contando todo el finde lo genial que era una chica que había conocido, en ese momento no sabía que eras tú-. Sonreí como una tonta al saber que Alex le había dicho eso de mi. -luego, cuando le conté todo el problema que teníamos ya se enteró, y me enteré yo también de que aquella chica eras tú.

-Sí, lo hemos arreglado-. Bajé la mirada.

-¿Todo va bien?-. Volvió a rozarme la mano. Volví a mirarle con una sonrisa.

-Claro, no pasa nada-. Me sentía mal. Pues me di cuenta de que habría preferido que fuera ella quien rozara mi mano.

Irresistible... tú y yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora